El gobierno se rindió frente al poder de las iglesias y cedió terreno para que celebren sus cultos. No soportó a los influyentes obispos católicos que ya venían con el foco crítico hacia el poder por el discurso del presidente de Luis Abinader de aprobación del aborto con las tres causales. En esas condiciones no tenía más alternativa que modificar el decreto sobre la emergencia. El riesgo de que lo condenaran al infierno era alto. Ya pueden celebrar misas presenciales hasta tres veces a la semana. Si eso se puede, tiene sentido el reclamo de que abran los parques a los caminantes, donde perfectamente se puede guardar la distancia. Son espacios más que abiertos.

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