El escenario fue similar al del pasado miércoles, pero en 2015: el Almuerzo de Acción de Gracias de la Cámara Americana de Comercio.

En esa ocasión el embajador de EE.UU, James W. Brewster, reivindicó su derecho a hablar, y hasta criticar, asuntos internos de nuestro país.

“Las fuertes inversiones y las relaciones cercanas que unen a Estados Unidos con República Dominicana me dan ese derecho”, dijo. Y remató: Quienes no estén de acuerdo y critican eso, “que vayan a la embajada y nos devuelvan la visa”.

Una insolencia, pero que se recuerde nadie devolvió su visa. Ahora, ante otro irrespeto a nuestra soberanía, la cúpula empresarial le hizo “el fo” al enviado estadounidense, y no hubo temor de que le cancelaran sus visas. Pero antes, como ahora, desde la Embajada hubo insolencia.

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