Definitivamente había que extenderlo. A ojo de buen cubero se veía que el plazo fijado inicialmente para el censo de población y viviendas no iba a ser suficiente porque en los informes que suministra a diario la ONE se refleja a leguas que las cosas no marchan bien, con avances solo, según las cifras oficiales, en seis provincias y retrasos significativos en las más grandes, incluidas Santo Domingo, Santiago, La Altagracia… Sus organizadores, por el evidente atolladero, no deben sentir vergüenza ni apuro, pues ya lo que importa es salir bien, Dios mediante. Y sí, hay que invocar al Altísimo, porque esta es la altura del juego en que se informa de que un número importante de empadronadores están desertando y que hay miles de ellos que aún ni cobran.

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