Cynthia Vigil, una descripción de los horrores en la «Cámara de los Juguetes»

Cynthia no puede moverse. Sus manos y pies están atados con grilletes de acero y se encuentra desnuda sobre un colchón sin sábana en una habitación sin puertas ni ventanas.  Ella está aturdida, le duele la cabeza y no recuerda como pudo haber terminado en aquella habitación en blanco, esa que no tiene ni cuadros […]

Cynthia no puede moverse. Sus manos y pies están atados con grilletes de acero y se encuentra desnuda sobre un colchón sin sábana en una habitación sin puertas ni ventanas. 

Ella está aturdida, le duele la cabeza y no recuerda como pudo haber terminado en aquella habitación en blanco, esa que no tiene ni cuadros ni espejos. Tampoco sabe donde dejó su ropa ni porqué sus mejillas están tan adormecidas, como si siete mares de lágrimas se hubieran desplazado sobre su rostro sin que se percatara del motivo de tanto sufrimiento.

Las paredes están pintadas de rojo y negro, y la ventilación fluye por unos orificios que hay en el techo, justamente donde hay una especie de rendija que solo puede ser abierta desde afuera; o sea, desde la planta superior. 

La «Cámara de los Juguetes»

Al menos Cynthia ya se ha dado cuenta que está en un sótano lleno de humedad, aislada del exterior e impuesta a un cruel cautiverio que parece no tener explicación. 

Frente a ella hay un televisor y en las esquinas hay cámaras instaladas que enfocan su silueta de forma directa. La angustia e incertidumbre se apoderan de sus sentidos. Está totalmente confundida y desorientada. 

¿Cómo pudo haber terminado en ese lugar y bajo qué motivos? Se pregunta así misma en repetidas ocasiones sin parar de sollozar. 

De repente el televisor se enciende y muestra imágenes de mujeres con cadenas de perros en el cuello, en posiciones humillantes, siendo golpeadas con látigos y mazmorras, sometidas a choques eléctricos y finalmente destrozadas a puñetazos en la cara que les propinan un hombre y una mujer.

Cuando concluyen las fotografías, la pantalla se torna azul y la voz sarcástica de un hombre se empieza a producir desde la televisión. 

«Hola, p*. ¿Estás cómoda? Lo dudo. Con las muñecas y los tobillos encadenados. Amordazada. Probablemente con los ojos tapados. Me imagino que también estarás desorientada y asustada. Es normal, teniendo en cuenta las circunstancias. Pero, por lo menos durante un ratito, vas a tener que tranquilizarte y escuchar esta cinta…». 

Cynthia no podía contenerse al escuchar esa macabra voz de aquel sujeto que aumentaba la crueldad cada vez más en su tono. 

«Probablemente pienses que te van a violar, y estás en lo cierto. Nuestro interés principal es aquello que tienes entre las piernas. Te violaremos completa y repetidamente, por todos los agujeros que tienes. Porque, básicamente, has sido cazada y traída aquí para que te entrenemos y usemos como nuestra esclava sexual».

Cynthia se paraliza por el horror, mientras la grabación continúa…

«Para mí no eres más que un bonito trozo de carne al que podré usar y explotar. No me importa una pu.. mie… ni tu cerebro ni cómo te sientes sobre esta situación. Puede que estés casada, que tengas uno o dos hijos, un novio, una novia, un trabajo, un coche, facturas que pagar. Que les jod*. No me importa una pu.. mier… nada de eso, y no quiero escuchar nada sobre el tema… «. 

Ante un sepulcral silencio, el audio continúa. 

«No intentes iniciar una conversación. No digas nada. Se te castigará. Si eres fumadora, ahora es el momento perfecto para dejarlo. No voy a comprarte cigarrillos y, si me los pides, lo único que conseguirás serán marcas de latigazos. Recuerda que, cuando se te haga una pregunta, tú dirás ‘sí, amo’ o ‘no, amo’. Si tienes que ir al servicio dirás ‘amo o ama, ¿puedo por favor ir al servicio? Si se te da una orden siempre la acatarás verbalmente; ‘sí, amo’, y entonces la obedecerás… «. 

Al concluir las cintas que duraron alrededor de media hora, David Parker Ray y su esposa, Cindy Hendy, iniciaron el macabro juego sexual con su víctima, Cynthia Vigil. 

David, de casi 70 años; y Hendy, de 40, eran dos depredadores que se dedicaban a cazar mujeres y convertirlas durante meses en esclavas sexuales para finalmente asesinarlas cuando ya estuvieran aburridos. 

Se presume que asesinó a más de 60 mujeres a lo largo de 40 años, y se cree que en su última década criminal, Hendy se le unió a ese diabólico plan, lo que provocó que la «cámara de los juguetes» albergara hasta dos víctimas al mismo tiempo. 

La «cámara de juguetes» era una habitación paralela al sótano donde en principio eran confinadas sus víctimas, a quienes él tildaba de «paquetes». 

Aquel calabozo tenía un altar con calaveras y velones, así como herramientas sadomasoquistas y de tortura. También había una silla eléctrica y un sillón de ginecología donde colocaba a las mujeres desnudas y las mantenía la mayor parte del tiempo con las piernas abiertas. 

Una auténtica cámara de tortura

A pesar de la situación, Cynthia se propuso a sobrevivir y vencer el mal. 

Durante los primeros tres días fue vejada por todos los métodos retrógradas y cavernarios que ser humano alguno puede imaginar, pero cada vez que la trasladaban desde el sótano hacia la «cámara de los juguetes» para atormentarla, ella observaba todo los detalles del lugar. 

Cynthia calculó el horario de la ausencia de David Parker en la casa y planificó dar el golpe de gracia a Cindy cuando esta menos se lo esperara para así poder escapar. 

Y efectivamente, un descuido de Cindy, quien dejó las llaves de la residencia ante la vista de Cynthia, selló su destino y el de su esposo. 

Cuando Cindy se durmió en la sala del rancho, Cynthia aprovechó para echarle mano a las llaves que estaban cerca del sillón de ginecología, quitarse los grilletes de los pies y manos, y abrir la puerta principal que daba hacia la calle. 

Cynthia Vigil, superviviente.

El ruido del collar de perro que tenía Cynthia en su cuello hizo que Cindy se despertara y tratara de detener a su víctima, quien al correr despavorida, arrastraba aquel metal por las pedregosas calles del lugar. 

Un transeúnte vio aquella mujer desnuda y con una cadena de perro en el cuello huyendo de Cindy, quien al darse cuenta que ya todo se derrumbaríap, decidió huir para que no la pudieran capturar. 

Ya estando a salvo, Cynthia contó con lujos y detalles sobre su calvario, y en principio no le creyeron. Sin embargo, cuando las autoridades allanaron el rancho de David Parker Ray, encontraron miles de pruebas que evidenciaban una verdadera casa de los horrores. 

La pareja criminal fue arrestada ese mismo día y sometida a un juicio controversial y mediático. 

David fue condenado a 223 años pero duró menos de cinco en prisión, ya que murió de un paro cardíaco. Mientras que Hensy fue condenada a 36 y actualmente purga condena en Estados Unidos

Cynthia fue condecorada como una heroína por las autoridades de Nuevo México al sobrevivir a tal situación y evitar que el reinado de terror de David Parker Ray y Cindy Hendy continuara cobrando más víctimas inocentes. 

Durante el juicio se supo que para secuestrar a las mujeres, los asesinos utilizaban sedantes y químicos para aturdir a sus víctimas y dejarlas en estado de limbo para que no pudieran recordar nada.

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