Señor director. La llegada del telecable dio un giro evolutivo a la televisión, había un spot publicitario que decía: “No hay vida sin telecable”… Eso quedó atrás, pues la llegada del internet y sobre todo cuando su uso se hizo asequible a nivel popular, cambiaron muchas cosas en la telecomunicación, a estas alturas, ese spot bien podría aplicarse al internet, y sí se cumpliría literalmente el “No hay vida sin internet”.

Desde que los primeros inventos ayudaron al desarrollo y desenvolvimiento de la vida del hombre de manera drástica, proporcionándole el cambio de una vida nómada a la sedentaria, estableciéndose fijamente en lugares específicos, y más tarde la revolución industrial hizo su aparición, definitivamente todo cambió, y esa apertura nos ha llevado a una velocidad increíblemente alta, a generar cambios en la manera de pensar, actuar y relacionarnos, y nos ha puesto a ver el mundo con ojos nuevos, con mayor amplitud de posibilidades.

La revolución tecnológica le ha puesto la tapa al pomo, y ahora, cosas que antes eran impensables e imposibles, son insignificancias de rápida solución. La comunicación a través de las redes, gracias al internet, ha dado un giro drástico al manejo de las bases de la sociedad, en pocos lugares del planeta el uso del internet es desconocido o inaccesible, y hoy día es una herramienta vital e imprescindible para el funcionamiento de la sociedad mundial en casi todos los ámbitos que conforman la plataforma social del colectivo humano.

Actualmente a nivel global vivimos días de escasa armonía y de momentos inciertos, donde el caos y la incertidumbre imperan, pero pese a todo pronóstico, el cambio es para mejor, y abrirá el camino hacia un mundo de respeto y amor incondicional y total, eterno…, que acabe por fin con los bajos sentimientos que durante tanto tiempo han prevalecido en la humanidad.

Sin importar el lugar donde vivamos, el país al que pertenezcamos, la raza o cultura que profesemos…, sin reparar en las condiciones actuales de convivencia o en el nivel social y económico en el que nos estemos desenvolviendo, hay un conocimiento colectivo que se está desbordando y provocando un cambio de consciencia empoderando al ser humano, haciéndolo consciente de su sabiduría intrínseca y su poder natural y divino para lograr el cese de las divisiones y negatividades que han arropado la mente del hombre, como son: el egoísmo, la ambición desmedida, la supremacía de las razas y clases sociales, la discriminación, la esclavitud individual y colectiva, el irrespeto por la vida, sea cual fuere, y el desamor en todo su alcance…
Si nos abrimos a ese conocimiento colectivo y nos empoderamos, para que cada cual pueda ser un ente de cambio evolutivo trascendental, basado en el respeto, la consideración y el amor, logrando alcanzar su máxima felicidad como individuo, pero uniéndonos como colectivo humano a consolidar y divulgar ese conocimiento de amor universal, no hay forma de fracasar.

Sin unión, no hay cambio. Sin cambio, no hay evolución. Sin evolución, no hay transformación… Juntos, construiremos un mundo mejor, colaboremos todos
para poder lograrlo.
Idalia Harolina Payano Tolentino
Colaboradora

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