Desde hace décadas, y en la mayoría de los escenarios políticos de Latinoamérica, predominan las palabras consenso, término medio, centro… Resulta más elegante y menos conflictivo decir: estoy en el centro…y así no se queda ni como comunista, ni como ultraderechista, ni como fanático, ni como radical.
El problema es que son términos que disfrazan la cobardía de los que no quieren asumir con firmeza ninguna posición. Y de centro en centro, de consenso en consenso… nos hemos ido quedando con una tibieza inservible.

Podemos respetar a Aristóteles cuando nos invita al “justo medio”, en lo que respecta a nuestra vida personal. A ser moderados entre temerarios y cobardes, por ejemplo. Pero en política, el tema es distinto. Porque no son extremos igualmente reprobables el comunismo y el capitalismo, ni traen las mismas consecuencias para un país.

Los votantes merecemos saber qué tipo de gobierno tenemos. Porque no existe forma de desarrollar un proyecto de nación desde la tibieza de un término medio que complace a todos y sigue la moda. No puedes tener un gobierno socialista disfrazado de conservador ni viceversa.

El Gobierno de ahora en República Dominicana, ¿qué es finalmente?

¿Es un gobierno socialista, partidario de incrementar gasto público, deuda, impuestos, y el tamaño del Estado? Hasta ahora, que se sepa, sigue siendo miembro del Foro de Sao Paulo, que entiende que la dictadura venezolana es lo que hay que imitar…
¿O es un gobierno pro libre mercado que quiere incentivar la creación de riqueza de la única manera que existe: facilitándole la tarea a los emprendedores, reduciendo cargas e impuestos y eliminando el desperdicio de recursos en botellas e instituciones burocráticas?

Sería bueno que lo definiesen. No vaya a ser que a fuerza de evitar enfrentamientos enérgicos, y de no ser “ni fríos ni calientes”… terminen como Macri. Devolviéndole el poder a los firmes. Y hundiendo de nuevo a Argentina en su nefasto pasado.

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