Ahora, cuando tantos temas suelen ser confiados a un dispositivo electrónico, no resultaría tan raro hacerse la idea de que algún chip haya sido el encargado de que los seres humanos entendamos sobre procesos.

Hace muy poco tiempo era muy normal que entendiéramos la necesidad de esperar para obtener algún resultado, principalmente cuando se trataba de algo muy importante.

Pero ahora se nos ha olvidado esperar. Primero se fue introduciendo el “más rápido que a la carrera”. Pero ya llegó el “diunavé”. Ahora queremos todo en el acto, como si todo lo resolviera alguna máquina en la que todo está previsto y nada nuevo es posible.

Hoy, tanto en términos individuales como colectivos, la velocidad a que queremos todo imposibilita que hagamos foco en lo esencial. Y eso, como es sencillo de entender, tira por la borda muchísimas oportunidades para avanzar y mejorar de manera sostenible.

¿Cómo y cuándo nos habrán cambiado ese chip?

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