Según el escritor estadounidense David Joseph Schwartz, el chisme es pensamiento envenenado; quien lo usa, persona envenenada que no lo sabe y así “víctima”. “Las víctimas de pensamiento envenenado parecen encontrar una forma de alegría venenosa al hablar negativamente de los demás sin saber que para la gente afortunada este tipo de persona llega a ser desagradable y poco confiable”, dice. “Los venenos del pensamiento son sutiles pero provocan efectos descomunales. Reducen nuestra capacidad de reflexión al forzarnos a concentrar nuestro pensamiento en asuntos sin importancia”, agrega Schwartz en su libro “La magia de pensar en grande”, clásico motivacional. Califica el chisme como “hacha o granada verbal”. Hablar de la gente, sí; pero mantenernos en el lado positivo, puntualiza.

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