En medio del desesperante confinamiento de fin de semana, mirando antier a mi desdichada hermana –persona especial- refugiada en la radio, como todos los domingos religiosamente desde hace años, en inmutable sintonía continua con los espacios “El merengazo del domingo”, de Claudio Gómez y “Merenguemanía”, de Luis Beltrán, con cuya alegre programación musical disipa momentáneamente la agonía de su vida monótona y triste, abrigué reverencia y agradecimiento hacia ambos locutores y los demás que como ellos hacen culto a nuestro merengue y sus intérpretes de todos los tiempos. Son misioneros de la cultura y el entretenimiento popular; pero ahora también promotores de salud mental en tiempos del coronavirus. “Vacuna” criolla especial, la sana alegría de nuestro merengue.