¿Cuál sería la riqueza nacional si tuviéramos buenos servicios públicos? ¿Cuánto encarecen la economía los deficientes suministros de electricidad, agua potable, transportación? ¿Cómo castra esto la esperanza de progreso individual? Historia no contada pero entendida. Cada Gobierno promete que solucionará; al paso del tiempo los resultados son decepcionantes. No hay suficiente producción de agua potable por tradicional baja inversión gubernamental. Hay Metro, pero la transportación pública general es desastrosa. Los apagones han mejorado desde que el presidente Luis Abinader juró, pero el servicio es inestable y caro. Ni decir de educación y salud. No puede hablarse de “prosperidad” en nuestro país cuando servicios básicos aceptables, cuestión decimonónica, es un pendiente. Ojalá esta nueva Administración arreglare siquiera uno.

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