Señalamos los factores en que se apoya la idea de personas sanas tomar suplementos nutricionales. Entretanto, los que rechazan eso y aprueban la utilización clínica, resaltan el riesgo de exceder la ingesta de determinados componentes. En lo particular a vitaminas como la A y la D, liposolubles, tenemos que su acumulación en el sistema, superior a los niveles adecuados, fomenta daños a hígado y articulaciones, respectivamente. Otro punto relevante es el de la interacción de los suplementos con medicamentos; puede haber contrarreacciones. Bueno, si tras incorporar suplementos vitamínicos a nuestra dieta notamos síntomas que no teníamos: cansancio, insomnio, nerviosismo, gripe u otros, detener el consumo. Si desaparecen, no hay que decir qué los ha causado.

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