Avanzar en la cuestión, ilegal, de los fondos públicos autoasignados por el Senado para “asistencia social” (barrilito), será cosa de que la población de cada provincia demande su eliminación, incluyendo aquellas más pobres. Nunca, mientras dependa de voluntad o disposición individual de algunos senadores; una o dos golondrinas no hacen verano. Por desgracia, nuestro rezago socioeconómico desalienta esa clase de empoderamiento o madurez sociopolítica. Preferimos soluciones y favoritismos individuales. En este caso, un senador, cuyo rol de nada sirve para la provincia, por lo que lo reemplaza y justifica mediante activismo comunitario pagado por el Estado. Resuelve su vida para siempre y la de unos cuantos a veces, con dinero que debe ser para desarrollo colectivo. Culpable: la Constitución.

Posted in Buen Oficio

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas