Consuetudinariamentecomparamos las familias con árboles frondosos, incluso, nos referimos a las cabezas de familia como los troncos, por las similitudes de fortaleza de estas dos especies.

Los hijos crecen y se emancipan, las hojas maduran y caen. Algunos hijos se van a destiempo, igual algunas hojas, aún verdes, caen.

Pasado el tiempo, los árboles continúan sus ciclos normales, en cambio, algunos miembros de las familias, estancan el proceso, se quedan pegados al tronco. Son adultos a conveniencia, saben lo que hacen y cómo manejarse cuando les conviene y nunca asumen las riendas de sus vidas.

Simple contraste entre la naturaleza y la humanidad.

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