El azar quiso que la pandemia del coronavirus nos llegara en coyuntura electoral y nos obligara a considerar la posibilidad de posponer las elecciones presidenciales, pautadas para el 17 de mayo. No hay que decir que no hay condiciones para hacer los comicios bajo el actual estado de excepción, que inclusive ha sido prolongado. La Junta Central Electoral no se había referido a eso y seguía con el montaje de las elecciones, pero finalmente solicitó a todos los partidos políticos reconocidos expresar su opinión en un plazo de cinco días sobre la posibilidad de celebrar las elecciones en fecha posterior. Finalmente la posposición es un hecho y el problema se reduce ahora a ponerse los partidos de acuerdo y oficializarla.

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