Es muy de moda diseñar mentiras a la medida, argumentos para toda ocasión, y mientras cubrimos con excelencia las apariencias, habita semidesnuda y harapienta la conciencia. La mentira aunque nos lleva donde queremos, incluso a la misma puerta del placer, tarde o temprano nos hará chocar contra la pared, sin embargo, la verdad nos pone justo a donde necesitamos ir. Consecuentemente descubro que la ofensa es la gran discapacidad, la verdad ofende, y no hay universidad que nos prepare para sostenerla, por eso nos derrumbamos con cualquier tropiezo. Nadie quiere saber lo que pasa realmente con su carácter, con su personalidad, con sus desviaciones, siempre son culpa de otro aunque las consecuencias dejen todo al descubierto. La verdad no acusa, evidencia. Quien la abraza en lo secreto resplandecerá en público.

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