Hecho fortuito, el acribillamiento de la joven pareja de evangélicos en Villa Altagracia por policías; no el acto per se, pues fue modus operandi de nuestra Policía, nada raro. Así, ese incalificable suceso no debe reducirse solamente a que los responsables directos reciban sanción judicial ejemplar, sino que, como dijo el director ejecutivo de Finjus, Servio Tulio Castaños Guzmán, hay que acabar la cultura policial de primero matar. Debe acelerarse la verdadera profesionalización y tecnificación del cuerpo, según promete el presidente Luis Abinader, pero también inducirnos como sociedad a abandonar el doble rasero de consentir brutalidad policial si es con delincuentes, lo que fomentó tradicional impunidad en ordinarios abusos a ciudadanos y de las ejecuciones extrajudiciales.

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