Ulises Francisco Espaillat (1823-1878), quien fuera presidente de la República (de abril a octubre de 1876), manifestó: “La Ley y solamente la Ley está llamada a salvar esta Sociedad. Es preciso, es indispensable que la Justicia sea una verdad”. Bonitas palabras, pero lejanas en nuestra realidad.

Esa Justicia a la que se refiere Espaillat, si le preguntamos a un miembro del pueblo llano y humilde que nos hable de ella, seguro se referirá, de forma exclusiva, a la justicia penal.

Es decir, para las clases más bajas de la escala social, e incluso para núcleos de la clase media nacional, la Justicia es la justicia penal. Esto por varias razones, entre las que se encuentran, que la justicia penal es la que más les afecta, en cierta medida la justicia penal opera, en la práctica, para excluir a los pobres. Otra razón es que esta es la que podría sancionar la corrupción administrativa. También, que es la que tiene más prensa. Una transacción millonaria producto de una fusión bancaria no es noticia, un homicidio podría serlo.

Por esto en las encuestas sobre la Justicia la valoración corresponde, en el fondo, a la justicia penal y de allí se expande hacia las demás áreas.

La justicia penal es la vanguardia de la Justicia. Como ella sea percibida por la población, irá la Justicia. Y, en las encuestas, históricamente se reflejan preocupaciones sobre el estado de la misma con expresiones, normalmente, negativas.

Al respecto, la labor de los jueces penales se enfrenta a factores externos e internos que contribuyen a la percepción deficitaria que sobre ella puede tener una parte importante de la población. Entre estos factores, podemos anotar, los siguientes:

Externos: (i) la política y la presión que ejercen (ii) los “factores reales de poder”, tanto tradicionales como modernos.

Internos: (iii) el carácter del juzgador y las presiones con (iv) traslados y sometimientos disciplinarios.
Por otro lado, está la actuación del (v) Ministerio Público, la otra columna sobre la que descansa el sistema de justicia penal, que también tiene sus presiones, sus problemas económicos y técnicos y su agenda propia.

(i) La política: la política es transversal a todo y a todos, ejerce una influencia omnipresente.

Tenemos un Estado deficitario en sentido general. Todos los estamentos del mismo carecen de recursos, los cuales nunca son suficientes para el normal funcionamiento de las actividades propias del mismo. Además, la corrupción, pública y privada, se lleva entre las uñas una parte de los mismos.

También, la Justicia ha sido utilizada para enfrentar, limitar o excluir a contrarios políticos (y quizás hasta comerciales). Entonces, con a) corrupción administrativa y b) persecución de contrarios; evidentemente quien o quienes detentan el poder, siempre han querido controlar la Justicia, esencialmente la penal. El otro punto sería c) la protección propia al salir del poder.

Este control político sobre el Judicial opera de varias formas, el directo es colocando en la presidencia del mismo a un conmilitón, generalmente con condiciones jurídicas y académicas, pero otras veces sin estas. En todo caso, para las alturas políticas, lo principal es la filiación y dependencia para que este, desde el Olimpo judicial, opere en favor de las causas partidarias.
Hasta ahora ha sido así.

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