Zenaida Mejía Méndez fue reconocida con la Medalla al Mérito de la Mujer Dominicana 2022
Zenaida Mejía Méndez fue reconocida con la Medalla al Mérito de la Mujer Dominicana 2022

La activista Zenaida Mejía es directora de Manhattan Neighborhood Network

Los reconocimientos al liderazgo de Zenaida Mejía pueblan su currículum, pues todos hablan de su merecimiento como tenaz defensora de los derechos sociales de los y las inmigrantes y de su lucha contra el racismo, el sexismo, la xenofobia y las múltiples formas de discriminación.

Con 14 años, partió junto a sus padres a los Estados Unidos, y dejó atrás un país con su represión política y carencia de libertades, pero el que la acogió estaba estremecido por fuertes movimientos sociales.

A partir de su llegada a suelo americano, Mejía absorbió el significado de las luchas ciudadanas y sin dejar de sentirse inmigrante dominicana, comenzó a ver el mundo con otros ojos. Poco más de una década de llegar a Nueva York, era activista comunitaria, cuyo liderazgo comenzó a trascender. En la actualidad, está activa en la Coalición Organizaciones Dominicanas en el Exterior para defender a los dominicanos que allí residen.

1. Nacimiento

Nací en Santo Domingo, pero cuando tenía dos años mis padres se mudaron a Andrés, Boca Chica. A los dos años de llegar allá, mi papá Delfilio Mejía consiguió trabajo en el ingenio, él era mecanógrafo y contable, se encargaba de los listeros que les pagaban a los que cortaban la caña. Mi madre, Marina Reyes, fue directora de la escuela primaria de Andrés.

Tengo dos hermanas, Ángela y Carmen. Papi jugaba gallos casi todos los domingos en el cruce de Boca Chica donde había una gallera muy famosa.

Cuando estaba interna en el Colegio San Benito, a veces pasaba primero por la gallera antes de ir a visitarme, me llevaba malta morena, leche condensada, caramelos y gofio… Mi infancia fue muy bonita en Andrés, nadaba casi todos los días en la playa, a los 5 años ya sabía nadar”.

2. Sus estudios

Hice el primer y segundo grado con mi mamá en la escuela primaria donde era la directora. El tercer, cuarto y quinto en el internado del Colegio San Benito Abad en San Pedro de Macorís.

En eso estalló la Revolución del 65 y me sacaron del colegio, entonces cursé el sexto en la escuela de Andrés con el profesor Teófilo Rijo, muy conocido por su dedicación.

El séptimo lo hice con la gran profesora Francisca Rogers. Mis padres eran muy populares y respetados por todo alrededor del municipio, recuerdo que las maestras hacían cursillos de capacitación durante las vacaciones y mis ellos eran los anfitriones.

Como mi madre siempre trabajó dos turnos, en mi casa teníamos ayuda doméstica, nos obstante nosotras teníamos que arreglar  nuestras camas y de vez en cuando fregáramos los platos. Casi todos los fines de semanas teníamos visitas de la capital, como mi papá tenía 8 hermanas y un hermano, siempre nos visitaban”.

3. Casa frente a la playa

Para nuestra familia era una gran cosa vivir frente a la playa de Andrés Boca Chica, quedaba frente a la casa de playa de Ramfis Trujillo, lo que es hoy el Club Náutico de Boca Chica. Podíamos dormir con las puertas y ventanas abiertas, había mucha seguridad. Lo curioso es que en mi casa nunca hubo una foto de Trujillo que exigían ponerla en la sala.

A mi papá le gustaba escuchar por la radio a Tres Patines y la Tremenda Corte, creo que por eso tengo muy buen sentido del humor. Una vez papi viajó a Caracas y a la Habana, pero antes de irse paseamos casi por todo el país, decía que no sabía cuándo iba a regresar.

Papi tenía una guagüita rosada, se la vendió mi tía Ana, en ella nos fuimos a La Vega, recuerdo un día bajando una loma se le fueron los frenos, entonces mi hermana Ángela que siempre estaba atenta cuando él o mi tía Fina manejaban haló el freno de emergencia. Tremendo susto que pasamos”.

4. Llegada a los Estados Unidos

Cuando tenía 14 años nos fuimos a vivir a los Estados Unidos. En 1969, el entonces presidente Joaquín Balaguer mandó a liquidar a mi papá del ingenio y no pudo encontrar trabajo en ninguna provincia.

En ese entonces, él era constitucionalista y todos en Boca Chica lo sabían, pertenecía al PRD y era muy admirador de Juan Boch y Peña Gómez. A mi padre le dieron su dinero de liquidación por sus 10 años de trabajo, y con dolor de su alma se vio obligado a irse del país, además temía por su vida y la de nosotras.

Aunque mi madre era la directora de una escuela, su sueldo no era suficiente para darnos una buena educación, entre otras cosas.

En julio de ese año viajamos a Puerto Rico a casa de mi tía Ana y mi prima Ada, a la semana volamos por Pan América a New York, nuestra llegada fue todo escándalo, pues 4 de los 8 hermanos de mi padre vivían en Nueva York City.

A la semana, mi padre empezó a trabajar en la compañía de taxis donde laboraba el esposo de una de mis tías. Mis padres decidieron radicarnos en Corona Queens, mi tía Casilda tenía una casa de varias familias y nos ofreció un apartamento. También mi tía Negrita nos ofreció una de sus casas en Brooklyn, pero a ellos les agradó más Corona Queens”.

5. Esposo e hijos

Me casé a los 18 años, meses después de graduarme de la secundaria con John Méndez, puertorriqueño, veterano de Vietnam. A los 22 años ya tenía mis dos primeras hijas Dora y Clarissa.

Los sábados cogía clases de inglés en Columbia University los sábados. Un día llegó al aula el doctor Diego Colón, director del  Discovery/Bilingual Program de la Universidad Kingsborough Community College y nos informó que tenían becas para los estudiantes del programa de inglés en Columbia University que calificaran por sus notas, aplique y califiqué. Al año, me transferí al John Jay College of Criminal Justice.

Cuando terminé, para graduarme tenía que hacer una pasantía de un semestre en una institución, entonces la hice en Housing Conservation Coordinators (HCC), una organización que defiende a los inquilinos y aboga por sus derechos de los residentes en la comunidad.

Cuando la terminé, me ofrecieron trabajo como organizadora de inquilinos y los pequeños negocios, ya que durante la pasantía me gané la confianza de los residentes y me habían nombrado voluntaria en la Junta Comunal del área. Acepté el trabajo y así empezó mi activismo por la justicia social”. por la justicia social”.

6. Activista comunitaria

En los 80, viviendo en Nueva York, en Hell’s Kitchen, un barrio de Manhattan, en esa vecindad habían muchos edificios ocupados por personas del sindicato, trabajadores en teatros, muelles… El entonces alcalde, Cash quería desalojar a los cientos de familias de esos edificios para venderlos a un urbanista para derribarlos y hacer edificios de lujo.

Esas personas no tenían a donde ir, además no iban a poder regresar porque esos alquileres iban a ser muy altos. Ahí me quedé con ellos 4 años, formamos una cooperativa de alimentos, teníamos un periódico de la comunidad, en Manhattan se extendió mi liderazgo y me convertí en la presidenta de uno de los comités más importantes de esa vecindad y fui presidenta de la Asociación de Inquilinos del Clinton Towel por 10 años”.

7. Seria decisión

En 1986, David Dinkins ganó la presidencia del Condado de Manhattan, se convirtió en el segundo afroamericano en obtener ese cargo, entonces me llamaron para ofrecerme trabajo, ya que conocía bien la vecindad.

Fue en realidad una decisión muy seria, porque nunca pensé trabajar para un oficial electo. Era el enlace a la comunidad donde vivo, la junta comunal número 4, ahí fue el enlace por dos años, luego me hice enlace de la junta comunal número 12 que es el alto Manhattan, donde está la mayor comunidad de dominicanos, en Washington Heights, la junta comunal número 11, el barrio Puertorriqueño, entre otros”.

8. Voluntaria

Cuando Dinkins decidió ser alcalde de nuevo, además de seguir trabajando con él, comencé a trabajar en su campaña electoral. Participaba de voluntaria cuando salía del trabajo y los fines de semana junto con la comunidad latina y en particular la dominicana.

Hicimos un trabajo excepcional, siempre digo que 1989 fue cuando la comunidad dominicana se empezó a relacionar con las situaciones políticas de Nueva York.

Ahí conocí a personas como María Luna, que era la líder del distrito del Alto Manhattan, Guillermo Linares, Geovanny Puello, entre otros activistas dominicanos que se fueron incorporando a la campaña. Desafortunadamente Dinkins no ganó la reelección, entonces volví a mi activismo comunal”.

9. Caucus de Mujeres

En 1991 fundé el Caucus de Mujeres Dominicanas en Nueva York junto a Ana Victoria Lamarche y Yaneris Urbáez, activistas por los derechos de la mujer.

Fue un activismos muy importante, porque buscábamos que la mujer dominicana se involucrara en la política de Nueva York, necesitábamos más mujeres que se postularan para los puestos de la alcaldía, senadoras, concejal, asambleístas, además queríamos más mujeres comisionadas, porque la mujer dominicana estaba muy envuelta con la política de la República Dominicana, seguían de cerca lo que pasaba allá.

Entonces queríamos que entendieran que estábamos en Nueva York y que tenían que involucrarse en sus cosas. Gracias a Dios lo logramos, pudimos hacer miles de mujeres ciudadanas americanas para que pudieran votar, celebramos el Día Internacional de la Mujer, eso era una cosa increíble en sus celebraciones, todos los políticos querían venir a nuestras celebraciones.

Teníamos programas para las jóvenes, de ahí salió Julissa Reynoso, Yulissa Ferreras y muchísimas jóvenes que son ahora activistas, profesionales que pudieron ir a buenas universidades”.

10. Magaly Pineda

Trabajé cinco años con el congresista Charles Rangel, lo ayudé mucho a que la comunidad dominicana lo conociera y viceversa. Asistía a las actividades siempre de noche, me activé en la comunidad porque me encanta saber lo que estamos haciendo, siempre con la mira de los Estados Unidos.

Debido a eso conocí a Magaly Pineda. Soy miembro de la Tertulia Feminista Magaly Pineda, que reúne a más de 300 mujeres dominicanas residentes en el país y en el exterior.

Mi militancia tiene anclaje nacional en Boca Chica, donde despliego tareas organizativas y de orientación. Además funjo como asesora internacional de la Asociación de Mujeres Progresistas”. l

Rama feminista

En 2002 me fui a California con mi hija más pequeña Rocío, que la acogieron en una escuela allá. Allí trabajé con una organización de mujeres afroamericanas. Fui a Suráfrica con Ányela Davis y una delegación de 27 mujeres afroamericanas, latinas e indígenas a la Conferencia Mundial Contra el Racismo, Xenofobia, Homofobia.

También a nivel nacional hice un trabajo de justicia medioambiental, una segunda cumbre con todo lo que tenía que ver con contaminación en los barrios latinos, afroamericanos, indígenas y asiáticos.

Fue un trabajo increíble el que pudimos hacer ahí. Luego, me fui a vivir a Washington, donde fui una de las organizadoras en 2004 de la marcha por los derechos reproductivos de la mujer en los Estados Unidos, donde participó más de un millón de personas en esa marcha en Washington D. C.

Como coordinadora de Diversidad e Inclusión de National Organization for Women (NOW) (Organización Nacional para las Mujeres (NOW), la más antigua feminista de los Estados Unidos fundada en 1966, trabajé varios años hasta que regresé a Nueva York otra vez en 2006.

Llegué a ser su presidenta en el período 2012-2014, siendo este cargo ocupado por primera vez por una mujer negra inmigrante. Desde 2006 soy directora del Manhattan Neighborhood Network El Barrio Firehouse Community Media Center, seguimos en nuestro activismo, a través de los medios de comunicación con el fin de dar oportunidades a esas personas que jamás pensaron tener un programa de televisión”.

Zenaida Mejía Méndez recibe su reconocimiento de manos del presidente Luis Abinader, Mayra Jiménez y Samuel Pereyra, administrador del Banco de Reservas

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