El balón gástrico es un método que la medicina utiliza desde hace tiempo para tratar a las personas con determinados niveles de obesidad, ya que contribuye al descenso de peso.

La Sociedad Argentina de Cirugía de la Obesidad y Enfermedad Metabólica (SACO) avala el procedimiento como una “opción mínimamente invasiva para el tratamiento de la obesidad” para algunas “ocasiones, siempre y cuando no existan contraindicaciones médicas para su uso”.

Esa organización científica explicó que los balones gástricos “son una opción mínimamente invasiva para el tratamiento de la obesidad.

Basa su mecanismo de acción en la ocupación parcial de la luz del estómago disminuyendo el volumen de ingesta, requerido para conseguir saciedad”. Son dispositivos con un “perfil de seguridad alto y frecuente buenos resultados en la pérdida de peso a corto plazo”, puntualizó.

El último avance científico en este método es un balón gástrico ingerible intragástrico que se coloca de forma ambulatoria, sin cirugía, ni endoscopía o anestesia, durante una breve consulta médica y está siendo respaldado por los especialistas en gastroenterología.

El método se está implementando ya en el país en el marco de un programa integral que permite adelgazar entre el 10 y el 15% del peso corporal, en sólo 6 meses.

En el mundo se han colocado más de 70 mil balones, más de mil de los cuales se utilizaron en Argentina, sin necesidad de pasar por un quirófano. El dispositivo se coloca en el estómago del paciente en una simple visita de 20 minutos al médico. Produce sensación de saciedad y es el inicio para quienes deseen un cambio en su vida sostenido en el tiempo.

“Más de 2 billones de personas en el mundo padecen sobrepeso u obesidad y se estima que para el 2030 el 50% de la población mundial también estará excedida de peso o con algún grado de obesidad. En Argentina, actualmente, alrededor del 60% de la población tiene problemas de sobrepeso y obesidad. Hoy el cambio de hábitos se impone y los nuevos tratamientos no invasivos como el balón gástrico ingerible se convirtieron en grandes aliados a la hora de tratar las problemáticas en forma efectiva y con resultados a largo plazo”, subrayó el doctor Diego Awruch (MN 83022), miembro de la Federación Internacional de Cirugía de la Obesidad (IFSO, por sus siglas en inglés) y codirector del centro de cirugía bariátrica y metabólica del Sanatorio Británico de Rosario.

Por su parte, el doctor Julio Argonz (MN 60892), gastroenterólogo jefe de la unidad de endoscopia del Hospital de Gastroenterología Doctor Carlos Bonorino Udaondo explicó que “se trata de un programa que comienza en el consultorio del especialista, sin necesidad de someterse a una cirugía y de manera ambulatoria, el balón intragástrico ingerible es una gran solución para las personas con sobrepeso que deseen mejorar su salud y cambiar su estilo de vida. En menos de media hora, el paciente puede volver a su casa y continuar con sus actividades”.

Argonz destacó que el paciente ideal de este programa integral es la persona con un índice de masa corporal igual o superior a 27 —el requisito más importante—, que necesitan bajar entre 8 y 20 kilos. También aquellas personas que por razones puntuales tuvieron una suba repentina de peso y que previamente tenían hábitos saludables que fueron interrumpidos.

Esto es, por ejemplo, lo que pasó en la pandemia, o pasa en el embarazo, o por alguna lesión traumatológica que impide continuar una actividad física. También son muy buenos candidatos, aquellos pacientes que, para realizarse alguna cirugía, su médico le pide una baja de peso previa de 10 al 15% de peso para disminuir riesgos o mejorar resultados funcionales donde el peso juega un rol importante”.

Awruch precisó que, “a diferencia de los balones que se colocan por medio de una endoscopía con anestesia general y requieren hospitalización, esta nueva generación de balones permiten al paciente ingerirlo con una vaso de agua, como si fuera una pastilla, bajo supervisión médica y control radiológico, que luego se insufla para que ocupe un buen porcentaje del estómago, generando sensación de saciedad y comenzando, así, el proceso de adelgazamiento”.

“El balón es un empuje para que el paciente pueda cambiar hábitos a largo plazo, es ideal para esos pacientes que no hayan tenido éxito con dietas convencionales”, remarcó el doctor Mariano Palermo (MN 105733) especialista en cirugía gastroenterológica y bariátrica miembro de la SACO.

“Hoy el sobrepeso y la obesidad deben ser abordadas desde una forma global, para lograr abarcar este problema en toda su complejidad. Es importante destacar que el balón ocupa gran parte de la luz del estómago con el objetivo de brindar saciedad para reducir el apetito mientras el paciente se reeduca y adquiere nuevos hábitos de alimentación saludable y de estilo de vida incorporando la actividad física como parte de dicho tratamiento.

El paciente recibe también, una serie de herramientas digitales de seguimiento que incluye: una balanza inteligente y un reloj health tracker que estarán conectados a la app del programa para su seguimiento por el equipo multidisciplinario motivando al paciente a modificar su estilo de vida”, describió Palermo.

Respecto de su colocación, el doctor Argonz detalló que se trata de aplicar el llamado “Programa Allurion” que “es un plan integral que va más allá de la implantación del balón. Se trata de un programa multidisciplinario que busca enseñar a comer al paciente y que este adquiera hábitos saludables a largo plazo. Por eso, recibe asistencia médica y nutricional a lo largo de todo el programa y cuenta con la última tecnología que lo acompaña en sus avances”.

Por último el doctor Hugo Daniel Ruiz (MN 83022) jefe de Cirugía bariátrica y metabólica del Hospital Posadas, destacó la característica del “balón ingerible intragástrico”, ya que “se coloca sin cirugía, sin endoscopía ni anestesia. Con ayuda de un profesional el paciente deglute la cápsula que llega al estómago y, luego de control por medio de una radiografía, recién ahí se insufla con solución fisiológica. Esto hace que el paciente en 20 minutos se pueda ir a su casa sin ningún tipo de inconveniente”.

Ruiz aclaró que “la clave está en trabajar en forma integral, porque se apoya en un equipo multidisciplinario que trabaja acompañando al paciente para que cambie sus hábitos alimentarios y se sostengan en el tiempo”. Respecto de los posibles efectos secundarios, el especialista aseguró que la posibilidad de que aparezcan es “muy baja”.

Los pacientes podrían presentar náuseas o vómitos especialmente los 2 días después de la colocación, pero se trata de síntomas que se controlan con medicación específica. “Tiene muy bajas complicaciones y es un tratamiento seguro. Este programa tiene estudios científicos que lo avalan además de más de 70.000 balones colocados en todo el mundo con muy buenos resultados”, agregó.

La SACO, por su parte, sentó su postura respecto del uso de este método para el descenso de peso. Los balones gástricos en general “son una opción mínimamente invasiva para el tratamiento de la obesidad. Basa su mecanismo de acción en la ocupación parcial de la luz del estomago disminuyendo el volumen de ingesta, requerido para conseguir saciedad. Este dispositivo ha ido ganando popularidad debido a su perfil de seguridad alto y frecuente buenos resultados en la pérdida de peso a corto plazo”, precisó.

Además, recordó que “existen diferentes modelos de BI, llenos de líquido o de aire, ajustables o no, de colocación endoscópica o ingerible, sin diferencias significativas en la pérdida de peso entre ellos, siendo todos temporales. Muchos estudios han demostrado la eficacia de estos dispositivos en la pérdida de peso a corto plazo, con mejoras en las comorbilidades relacionadas con la obesidad. No obstante ello, no es comparable con los resultados obtenidos por la cirugía, avalado por numerosa bibliografía que compara ambos métodos”.

La SACO expresó que el BI debe ser considerado en las siguientes ocasiones, siempre y cuando no existan contraindicaciones médicas para su uso:

-Obesidad grados I-II sin comorbilidades (IMC 30-39 kg/m²)

-Superobesidad (grado IV con IMC > 50 kg/m²) previo a la cirugía bariátrica para facilitar la misma

-Obesidades mórbidas cuando se desestima la cirugía

-Como preparación para cirugías no bariátricas, en las que se requiere pérdida de peso para lograr mejores resultados, y para el control comorbilidades

La SACO recordó que los balones gástricos “bajo ningún punto de vista son una alternativa a la Cirugía Bariátrica y Metabólica cuando el paciente cumple criterios para ella, en todo caso estarían indicados, como se dijo, en aquellos pacientes superobesos, para mejorar las condiciones del mismo antes del procedimiento quirúrgico”.

Además, advirtió sobre la conducta a adoptar tras quitarse ese dispositivo provisorio, ya que, “si bien el balón intragástrico ayuda al descenso de peso durante su permanencia, luego de retirarlo no garantiza el sostenimiento de dicha disminución si el paciente no modifica sus hábitos, haciendo que su colocación no haya tenido sentido”.

Por lo tanto, “la implantación de un Balón Intragástrico por un cirujano o gastroenterólogo es un procedimiento bariátrico más para el tratamiento de la obesidad. Es por ello, que sea cual fuera su indicación, requiere de la evaluación previa y del seguimiento por parte de un equipo multidisciplinario acreditado y con experiencia en el manejo de estos pacientes”.

Por: Infobae

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