Las redes de apoyo permiten que mujeres víctimas de violencia rompan con el aislamiento que genera el maltrato

“Tenemos derecho a que todos los minutos sean de libertad, de felicidad, de amor, de vida”, es apenas una frase que empoderó a miles de feministas a nivel mundial mediante la campaña “Ni Una Menos” y la cual describe la dolorosa situación que viven muchas mujeres por culpa de la violencia.

Los casos de violencia de género en el país son cada día más frecuentes. En cada situación, el apoyo de las personas cercanas, familiares y amigos es fundamental para lograr que se preserve la vida de la víctima. A esos círculos se les conoce como “red de apoyo”.

De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de Guadalajara, México, el concepto de apoyo social se refiere a las personas con las que las víctimas de violencia de género establecen vínculos cercanos y de confianza.

Gracia Herrero en su escrito titulado “La comunidad como fuente de apoyo social” distingue dos tipos de asistencia: la formal, otorgada por instituciones gubernamentales o no gubernamentales, especialmente dirigidas a prestar servicios, y la informal, procedente de la red familiar, del conjunto de pares o el otorgado por algunos miembros de la comunidad.

A estos vínculos se le suma el apoyo emocional, que refiere el sentimiento de cuidado y preocupación compartido con las personas cercanas; la necesidad de información, centrada en la orientación dirigida a conocer el problema que aqueja a la persona, y la instrumental, que es la ayuda concreta con aporte de recursos materiales que resuelven o disminuyen la crisis generada.

En estos puntos claves también coincide la psicóloga dominicana, Lisanna Pérez, quien aseguró a elCaribe que estas redes de apoyo tienen que ser protectoras: estar disponibles para ayudar a la víctima, facilitar el traslado en caso de que quiera liberarse de su verdugo, como también proporcionar las alternativas de protección.

“En primer lugar, la red de apoyo debe favorecer que la mujer víctima se exprese sin temor y que comunique lo que le está sucediendo. A partir de esto, entonces se puede ayudar a la mujer a nombrar las formas de violencia que está sufriendo, a desnormalizar el maltrato, recordarle que ella no es la culpable y ayudarla a buscar alternativas de protección para ella y sus hijos/as”, indicó.

La también terapeuta familiar sostuvo que estas redes deben de conocer el ciclo de la violencia y sus tres fases, las cuales son aumento de tensión, explosión y “luna de miel”. En esta última fase es que el agresor aparenta estar más tranquilo, promete cambiar y pide perdón, pero sigue siendo un momento de riesgo para la víctima.

Resaltó que quienes apoyen a la afectada no deben dejarse convencer por el discurso del agresor sobre su arrepentimiento, pues esto no es más que otra forma de acercarse.

Las redes permiten que la mujer pueda romper con el aislamiento que genera el maltrato. Estas refuerzan la idea de que ella es capaz y que puede recuperarse emocionalmente del daño que genera la violencia.

Psicoterapia

La también especialista de intervención en crisis y trauma, dijo que en este proceso la psicoterapia es un factor muy importante para restablecer la estabilidad emocional de la mujer. “La psicoterapia es un factor protector para la mujer víctima de maltrato, pues es un espacio donde puede expresarse sin sentirse juzgada. También, aprende a reconocer y nombrar las diferentes formas de maltrato y el ciclo de la violencia. Este acompañamiento le permite fortalecerse emocionalmente y tomar decisiones que sean protectoras para ella y que promuevan su autonomía”.

Plan para la prevención

Actualmente República Dominicana solo cuenta con dos casas de acogida para personas víctimas de violencia. Cifra que el Ministerio de la Mujer asegura que cambiará con la creación de 12 establecimientos en dos meses. En una entrevista para el programa Despierta con CDN, Mayra Jiménez, titular de esa cartera, anunció la elaboración de un plan nacional para la prevención, atención y erradicación de la violencia para el año 2021-2025, en el cual trabajarán el Ministerio de Salud en conjunto con la Policía Nacional, la Procuraduría, además del Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (Conani).

“Nosotros no quisiéramos llevar a una mujer a una casa de acogida, queremos un país donde las mujeres y niñas puedan vivir tranquilas en sus casas”, manifestó la funcionaria durante su intervención.

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