El 90 % de los casos de cáncer de cérvix son causados por el virus del papiloma humano (VPH), pero hay un 10% cuyo origen no se asocia a la infección que provoca este virus

Sólo el 10 % de los casos de cáncer de cérvix son ajenos al virus del papiloma humano. Así lo demuestra un estudio del Instituto Salud Global (ISGlobal), el Hospital Clínic y la Universidad de Barcelona que analizó a 214 mujeres ingresadas en el citado centro hospitalario a causa de este infrecuente cáncer de cérvix y a las que se hizo seguimiento durante 5 años. Mediante una prueba de amplificación molecular altamente sensible, encontraron que las mujeres con tumores negativos al ADN del VPH eran diagnosticadas en estados más avanzados de la enfermedad, tenían metástasis ganglionares y de promedio sobrevivían la mitad del tiempo que aquellas con tumores VPH positivos.

Otra de las aportaciones refieren a los tipos de este cáncer poco prevalente:

•Carcinomas escamosos: en el epitelio escamoso de la pared del útero.

•Adenocarcinomas, que afecta a las glándulas, en la parte interna del cérvix, en el epitelio glandular.

“Lo que se sabía es que casi todos los carcinomas escamosos estaban causados por el papiloma humano, mientras que un pequeño porcentaje de los adenocarcinomas no tenía relación con este virus, como el caso del subtipo de células claras, muy poco frecuente”, explica a EFEsalud el investigador principal del estudio, Jaume Ordi. “Ahora, lo que nuestro trabajo viene a demostrar es que hay algunos tipos de carcinomas escamosos que también son negativos al VPH”, indica el especialista del ISGlobal.

Según el también patólogo del Hospital Clínic de Barcelona, “existe muy poca evidencia científica, de hecho todavía hoy en día algunos investigadores consideran que el cien por cien de los carcinomas de cérvix están causados por el virus del papiloma humano”.

Un infrecuente cáncer de cérvix que no da la cara

Los cánceres ajenos al papilomavirus se diagnosticaron prácticamente en todas las mujeres estudiadas cuando ya presentaban manifestaciones clínicas, especialmente sangrados, y eso se considera una fase más avanzada de la enfermedad. “O no se había hecho citología o la citología anterior no había sido capaz de detectarlo, por lo que el cáncer se diagnosticó cuando ya se presentaron las manifestaciones clínicas”, señala Jaume Ordi.

Por el contrario, en el caso del virus del papiloma, la citología cervical y otras pruebas de detección molecular suelen revelar la presencia del virus y sus lesiones premalignas pudiendo actuar antes de que el cáncer muestre manifestaciones clínicas. “Nuestro trabajo también pone de manifiesto que tenemos que buscar estrategias para detectar precozmente estos cánceres negativos al VPH, aunque el bajo número de mujeres afectadas hace que sea muy difícil justificar esa estrategia desde el punto de vista coste-efectividad”, subraya el investigador.

“Es cierto -añade- que quizá no podamos hacer grandes estrategias de cribado, pero sí buscar diagnóstico, tratamiento y solución para las pocas mujeres que llegan a la consulta. La investigación está justificada aunque sea una enfermedad poco frecuente”.

Las alteraciones genéticas

Uno de los retos es analizar la biología de esos tumores para conocer su genética y las posibles alteraciones moleculares. “Tenemos que conocer si existe alguna alteración genética común a los distintos tipos para que se puedan tratar con las terapias que tenemos en la actualidad o con las que se puedan desarrollar en un futuro”, asegura el catedrático de Anatomía Patológica de la Universidad de Barcelona.

La estrategia terapéutica se centra ahora en la cirugía extirpadora del aparato reproductor (cérvix, útero, ovarios…). “Pero tendremos que buscar otras terapias puesto que la experiencia demuestra que, a pesar de la cirugía, una parte de las mujeres sufren recaídas”.

Atención al tabaco

El origen de este tipo de cáncer de cérvix infrecuente se desconoce, como ocurre en la gran mayoría de tumores que son provocados por una suma de factores de riesgo. Uno de ellos es el tabaco. “Muchos estudios epidemiológicos demuestran que el tabaco está implicado en el sentido de que el cáncer es más frecuente en mujeres fumadoras que no fumadoras”.

En el caso del papiloma humano, un virus de transmisión sexual, “el tabaco contribuye a que el virus progrese o que persista en el tejido y esto contribuye a desarrollar el cáncer”. “Pero en el caso de los cánceres de cérvix no atribuibles al VPH puede que el tabaco también juegue un papel, pero todavía no lo sabemos”, concluye Jaume Ordi. Por tanto, el estudio del ISGlobal confirma que, aunque se requieren estudios adicionales, existe un bajo porcentaje de infrecuente cáncer de cérvix que surge a través de una vía independiente del VPH, que es necesario investigar y buscar tratamientos a pesar de ser poco frecuente.

Reto
Uno de los retos de los investigadores es analizar la biología de esos tumores para conocer su genética.

Importante
En el caso del papiloma humano, un virus de transmisión sexual, el tabaco contribuye a que el virus progrese o que persista en el tejido y esto contribuye a desarrollar el cáncer.

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