Profesor Investigador del Centro de Estudios Caribeños. Universidad Pontificia Católica Madre y Maestra
En los dos artículos previos, publicados en el suplemento cultural del Caribe de los sábados, analizamos el surgimiento del campesinado en la República Dominicana y Haití y debatimos algunas tesis adelantadas por Sídney Mintz, al igual que, señalamos las diferencias entre el caso dominicano y el haitiano.

En la segunda entrega, analizamos las propuestas de plantación y contra plantación en el contexto histórico haitiano y la lucha entre ambas perspectivas en relación a las clases dominadas y las clases dominantes emergentes, que veían la plantación como la solución para la problemática haitiana. Las clases subalternas rechazaban la plantación y preferían la pequeña producción que proveía alimentación para la familia, les proveía la posibilidad de acceso a los mercados, y no implicaba trabajo coercitivo.
En este número del suplemento, vamos a abordar la relación entre plantación, producción agrícola – mercado-, y las posteriores repercusiones en la transición de esclavos a campesinos.

En las islas Vírgenes danesas, San John, San Thomas, y Santa Cruz, al igual que en Martinica y Haití, encontramos el desarrollo de la producción agrícola como parte consustancial del proceso esclavista en la plantación. Los elevados costos de producción, la constante demanda de alimentos importados, ropas y medicamentos para mantener alimentada a la fuerza de trabajo esclava llevó a los dueños de plantaciones a asumir la modalidad de proveer a los esclavos con tiempo libre y tierras, semillas e instrumento de producción para incrementar la producción agrícola para el consumo del propio esclavo y la familia. En el fondo, esta política tenía varios objetivos claros, evitar el cimarronaje, los boicots a la producción y proveer al esclavo con ciertos incentivos que lo ataran más a la plantación. Además, libraba a la plantación de la responsabilidad de proveer la ración de comida a los esclavos. La práctica amplió las posibilidades del esclavo, pues algunas plantaciones proveyeron los sábados libres para el trabajo agrícola, y luego con la influencia de las religiones luterana, metodista, Católica Romana, etc. Se fortaleció la práctica de usar los domingos para el día de culto. (Verene Shepherd, Hillary McD.Beckles, Caribbean Slavery in the Atlantic War, A Student Reader. Marcus Wiener Publisher, 2000. P. 723)
La declaración del día libre para los esclavos (sábado) en 1843, introdujo también este como el día para el mercado. Durante el siglo XVIII, los mercados estaban muy bien establecidos en las diferentes colonias danesas. Las mercancías que se vendían, eran repollos, tomates, maíz, huevos, casabes, melones, pescados, leñas, calabazas, etc. Los mercados estaban abiertos hasta las 8:00. p.m., para la 7.00 p.m. éstos eran alumbrados con velas.

El gobierno colonial intento reglamentar los mercados en el reglamento de esclavos de 1775. Se asignaron dos supervisores blancos, se prohibió la venta de mercancía para exportación, como azúcar, ron y algodón. Algunas mercancías tenían una gran demanda como es el caso de las leñas y yerbas. La venta de las mercancías y su distribución era un monopolio femenino, los hombres se dedicaban al trabajo de siembra y cultivo de la mercancía en la tierra cedida por la plantación.

En el caso de Martinica, encontramos prácticas similares, los esclavos recibían sus parcelas de tierra y su día libre para la siembra, cultivo y cosecha de la producción agrícola. El origen de esta práctica-de acuerdo con Dale W. Tomich-proviene de los refugiados holandeses, que vinieron a Martinica de Pernambuco, introduciendo la producción de azúcar en la primera mitad del siglo XVII. Esta costumbre brasileña fue rápidamente adoptada por las plantaciones, pues beneficiaba a los plantadores en más de un sentido (P.745).

Sin embargo, las autoridades coloniales resistieron estas prácticas, la proclamación del Código Negro de 1685, estableció una “ración standart”para los esclavos de todas las colonias francesas, al igual que enfatizó la responsabilidad de los plantadores para proveer vivienda, comida y ropa a los esclavos.
Pero con el tiempo los dueños de plantaciones se inclinaron más a favor de proveer tierras para los esclavos, y el sábado libre a cambio de ir disminuyendo los costos que implicaba proveerles la ración a los esclavos.

Para el siglo XIX, la producción agrícola de subsistencia se hizo una realidad, sólidamente establecida en las colonias francesas. La abundante producción agrícola de los esclavos encontró un mercado en las propias plantaciones que adquirían la producción para proveer la ración alimenticia a los esclavos. Pero la oferta alimentaria creada por los esclavos fue tan significativa que los llevó a suplir ciudades como Lamentin, François, Trinite y Robert, mercado más amplio que el de la plantación.

El último caso que vamos a discutir es el Haití. La colonia francesa en la parte occidental de la isla española, que se convirtió en la más rica colonia de plantación durante los siglos XVII y XVIII, y con una población esclava que ascendía a más de medio millón de esclavos.

Usando los análisis de Sídney Mintz y Gerald Murray, (Gerald F. Murray, Evolution of Haitian Peasant, Land Tenure; Agrarian Adaptation to Population Growth) 2 Vols, PhD. Columbia University, 1977), quienes estudiaron las sociedades caribeñas y el origen Del campesinado. Ambos enfatizaron el desarrollo de la producción agrícola de subsistencia en tierras marginales trabajadas por los esclavos en su tiempo libre, su relación con mercados que se desarrollaron en la ciudades más importantes de la colonias de Saint Domingue. La producción envolvió a miles de esclavos y las propias plantaciones llegaron a depender de esta producción para proveer a los esclavos de su ración alimenticia.
Moreau de St Mery, señalo, “que los esclavos producen sus propios alimentos y suplen la población libre a través del sistema de mercados públicos, más de 15, 000 esclavos se reúnen cada fin de semana en el famoso mercado Clugney, de Cabo Francés. Allí venden sus mercancías y la intercambian por otras.” (Sidney Mintz, the Rise of the Pesantries, Historical Reflections. Vol.6, no.1, summer, 1979).

Del análisis somero de estos tres casos se infiere, que el concepto de “proto-campesino”acuñado por Sídney Mintz, para señalar como de la propia plantación se fue gestando una práctica campesina que le permitió a los dueños de la misma reducir los costos, y proveer la ración básica a los esclavos con alimentos producidos en la propia colonia. Así las plantaciones devinieron en un mercado cautivo para la producción de los propios esclavos.
Las dinámicas en el caribe sin plantación eran totalmente diferentes, y requiere un análisis tan minucioso como el caribe de las plantaciones, que ha sido exhaustivamente estudiado.

Haciendo unas reflexiones finales, es más que evidente que la producción agrícola en la plantación no estaba reducida a los productos de exportación, que se dio una producción de subsistencia que suplió las plantaciones y a los propios mercados locales. Un sistema de producción agrícola de subsistencia de cierta autonomía, emergió de la propia dinámica de la plantación, los productores fueron los propios esclavos que cortaban la caña, la transportaban y la molían para su exportación a Europa. Y además mercadearon su producción en mercados locales y en la plantación como hemos señalados. También resistieron la legislación que pretendió impedir el uso del tiempo libre de los esclavos para sus actividades productivas. Y sobre todo preparó a los esclavos para la dificultosa transición al campesinado y a “la vida libre” que trajeron los procesos abolicionistas.

Posted in CulturaEtiquetas

Más de gente

Más leídas de gente

Las Más leídas