Vincent Van Gogh es quizás el pintor sobre quien más leyendas y mitos se han creado lo que evidentemente se traduce en aumento de valor a su obra

En una edición de la Editorial Grasset de 1949, leí con avidez “Lettres de Vincent Van Gogh à son frère Théo”, un libro que me resolvía una enorme cantidad de incógnitas alrededor del famosísimo pintor holandés Vicent Van Gogh. Lo leí en el idioma original, francés, que era la segunda lengua de Vincent y que dominaba a la perfección. Con ese libro se derrumbaron todos los mitos que yo suponía eran falsos y fabricados maliciosamente en perjuicio de la memoria del artista. Y así fue. Me llamó la atención en estos días el anuncio en pública subasta de “la pistola que usó el pintor holandés para suicidarse” en Francia en 1890.

Vincent Van Gogh es quizás el pintor sobre quien más leyendas y mitos se han creado lo que evidentemente se traduce en aumento de valor a su obra. En la Ley del Mercado una obra es más valiosa mientras más es conocida independientemente de otros aspectos.
Es por esa razón que los coleccionistas compran casi siempre las obras que han sido publicadas acompañando algún artículo o las que ilustran los catálogos, invitaciones, y otro tipo de publicidad.

Algunos profesionales, tanto en el área de la medicina como en psiquiatría, han desmontado esos mitos y cuentos chinos, aunque claro no con la misma capacidad de difusión con que los primeros invadieron el mundo cultural. Y fue muy fácil porque Vincent escribía todos los días y sobre sus males describía perfectamente lo que sentía lo que facilitó el trabajo médico y los diagnósticos a la luz de la medicina de hoy.

Según esos mitos, Van Gogh era:

  • Loco
  • Homosexual por sus relaciones de amistad con Gauguin.
  • Un pobre diablo por sus “pocas
    ventas”.
  • Un “parásito” que dependía de su hermano Theo económicamente.
  • Van Gogh se suicidó.
  • Solamente bastaría a cualquier persona racional y mínimamente inteligente leer las cartas que regularmente escribió a su hermano, a su hermana Will y a su madre para entender que no solamente no era loco, sino que fue un genio en términos literarios por sus análisis de la vida, sus reflexiones y la forma de su escritura. ¿Qué loco puede escribir con esa coherencia y profundidad de pensamiento?
    Es innegable que su adolescencia fue un martirio ante la decisión de seguir con su padre, el pastor Theodorus y convertirse en un fanático predicador o rebelarse y asumir su propia vida y abrazar el arte.
  • El segundo aspecto, sobre la homosexualidad, proviene del morbo y de la ignorancia del propio contenido de sus cartas. Estuvo enamorado de una prima viuda, Kee Vos-Stricker, pero su familia le impidió acercarse más a ella. La prima terminó absorbiendo los chismes familiares y rechazándolo. Se enamoró de una tal Margot Begemann y de otra Agostina Segatori que le sirvió de modelo. Luego Marguerite, la hija del inepto y mediocre Dr. Gachet, sin contar su “matrimonio” con Clasina Hoornik (Sien) de quien se hizo cargo con su hija y que terminó alejándose ante los chantajes y rechazos familiares. Todo esto sin contar sus visitas a los prostíbulos de mujeres que ejercían la prostitución.
  • El parasitismo se le atribuye por esa manía norteamericana de describir como un “pintor de éxito” aquel que vende sus cuadros y si caros, mejor. El éxito acompañó a Van Gogh siempre porque a pesar de su inconformidad y sus críticas sociales fue un pintor que dedicó, ocupó la mayor parte de su tiempo útil haciendo lo que más le gustaba: pintar. Él había llegado a un acuerdo con su hermano Theo como bien lo dicen sus cartas, de entregarle una cantidad de telas al mes y que Theo, que era Marchand d’art, le pagaría 150 francos mensuales. Si se entiende esto es obvio que no solamente vendió todo lo que produjo, sino que lo disfrutó al máximo. Hay que entender el momento de la Historia del Arte y la revolución que provocó Cezanne y los impresionistas ahí, en ese París bohemio. Theo no quiso vender ni pinturas de Gauguin, ni de Monet, ni muchos de los nuevos pintores porque el sabía que no era el momento, que un poco más luego los precios serian altísimo cuando la gente aceptara los cambios en el arte, como ocurrió.
  • El suicidio es el peor de los mitos porque es lo que lo ha marcado con mayor acento como pintor maldito.
    Van Gogh tenía un carácter fuerte, difícil, lo que impidió que otros artistas se acercaran y lo que alejó a Gauguin. El corte de la oreja se da por eso y por sus ataques de epilepsia. Pero fue un hombre sumamente amable, un amante de la vida, un solitario. No había obstáculos para continuar con su producción lo que era el eje central de su vida.

Dos investigadores han demostrado que Van Gogh fue herido por un jovencito mientras pintaba en el campo y que privaba en vaquero; andaba con unos amiguitos tirando a la ciega. René Secrétan sentía muchísimo celo de su hermano mayor Gaston porque este era artista y admiraba a Van Gogh. El hermano menor, en esa relación que se da con complejo de inferioridad, al toparse con el pintor le disparó. Van Gogh no quiso denunciarlo sabiendo lo rígida que eran las leyes y que eso le podía significar la pena de muerte al necio jovencito. Prefirió no decir nada lo que se tradujo en un suicidio.

Sobre el joven René Secrétan los historiadores Steven Naifeh y Gregory White Smith dicen “… Muchos eran veraneantes de colegios de Paris. Los hijos de la burguesía de vacaciones. El cabecilla de los veraneantes era René Secrétan, el hijo de dieciséis años de un rico farmacéutico de Paris…”.

El joven Secrétan, o Búfalo Bill, como le decían, por su disfraz de vaquero portaba un revolver 38 que le había comprado al dueño del hotel donde Vincent se alojaba.

El domingo 27 de julio Van Gogh regresó al hostal cojeando y agarrándose el vientre. “No acusen a nadie”, decía, “he intentado matarme”.

A partir de sus escritos se puede saber su filosofía con respecto al suicidio. Era algo “siniestro” y “terrible”, un acto de “cobardía moral” y un crimen contra la belleza de la vida. A lo largo de sus escritos se aprecia esa intensidad, con sus altas y sus bajas, pero sin dejar de pintar. El dr. Gachet que “lo atendió” podía perfectamente saber si esa herida fue causada a quemarropa o a distancia, ¿y quién se suicida tirándose un balazo en el estómago? Aunque Van Gogh lo dijera, era obvio que no fue él quien se disparó. Ya para ese entonces los crímenes eran resueltos muy fácilmente por la incursión en la policía de agentes criminólogos como Alfonse Bertillon y Edmond Locard quienes inspiraron a Arthur Conan Doyle en sus escritos sobre Sherlock Holmes y, obviamente, después de haber leído la “muerte en la calle Morgue” de Allan Poe. Dos días duró Van Gogh en la habitacionsucha del hostal desangrándose ante los ojos de su hermano y del acomplejao Dr. Gachet. Hubo tiempo para trasladarlo a Paris lo que le hubiese salvado la vida, y resuelto el enigma del falso suicidio.

Testigos como Madame Liberge y el propio Secrétan cuando llegó a los 80 años quien hizo sus declaraciones sobre su participación en el “accidente” luego de que viera la película sobre Van Gogh de 1956 con Kirk Douglas y Anthony Quinn.

Otros teóricos dicen que como quiera, él se hubiese suicidado, pero eso es una hipótesis que aleja el análisis de un hecho que sí ocurrió que hoy se demuestra ocurrió de una manera diferente a la que se contó basada en elementos de prueba.

Van Gogh no tenía, no tuvo nunca un revolver ni sabía absolutamente nada de armas. El disparo que le hizo René Secrétan le causó la muerte, una muerte lenta porque el inepto y farsante del Dr. Gachet no lo llevó a Paris ni hizo nada por salvarle la vida. Y lo hizo porque lo odiaba. Porque se enamoró de su hija, y porque era buen pintor, cosa que él no pudo hacer por más que falsificara. De hecho, hay hoy día dos retratos del Gachet que se le atribuyen a Van Gogh y que el periodista Benoit Landais demuestra en su libro “l’affaire Gachet” que uno es original y el otro falso del propio Gachet. El mismo Landais, ahondando en el tema hace otro libro en “la folie Gachet” donde presenta más cuadros falsificados por el doctor.

Un fotógrafo italiano, el arquitecto Tadao Cern, con toda la tecnología en sus manos ha convertido el antiguo proceso al revés, el hace fotografías a partir de las pinturas. Hay un magnífico trabajo a partir de uno de los autorretratos del artista, así como de su habitación en el Hostal Ravoux.

Conclusión, tanto el suicidio como la locura contribuyeron a afamar al pobre pintor para que sus cuadros se elevaran a cifras millonarias. De manera que ese revolver, que se quiere vender por millones, no fue el arma que usó Van Gogh para suicidarse porque no se suicidó. L.C.D.D.

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