Hace algo más de un año publicamos un trabajo sobre los patronatos, y consideramos oportuno refrescar algunos conceptos. A lo largo de la historia de nuestra medicina los patronatos o las sociedades benéficas han hecho mucho por las labores de los centros de salud. A principios del siglo XX diversas instituciones ayudaban a los centros de salud. En la ciudad de Santo Domingo, había iniciado sus operaciones el Hospital Padre Billini, con el auspicio de la junta de beneficencia. En Santiago la Sociedad La Caridad, había iniciado desde finales del siglo XIX aprestos para construir un Hospital que sería el San Rafael, precursor de lo que hoy es el Hospital José María Cabral y Báez.

Una comunicación del comandante Hayden: “Estamos en extremo ansiosos para los intereses en general de Santiago de poner ese hospital en su debido orden tan pronto sea posible y para este fin deseamos proporcionar toda la ayuda financiera que podamos”. Es un ejemplo de alianzas gubernamentales con sectores de la sociedad civil. Naturalmente esa ayuda estaba sujeta a una seria de condiciones o requerimientos que garantizarían la operación del hospital bajo las normas del gobierno militar. La estructura sugerida era que la organización benéfica como el caso de la Sociedad La Caridad, que manejaba una lotería para generar fondos para el hospital, seguiría actuando como Junta de Directores, que sería un cuerpo consejero para el hospital. Pero esa junta no tendría potestad administrativa, ya que el Hospital sería manejado por un Director Médico y un administrador, ambos designados por el Secretario de Sanidad. Además se estipulaba que las acciones del hospital estarían sujetas a los reglamentos y regulaciones que la ley estipulaba. En fecha 9 de julio se dirigió una comunicación al presbítero Lamarche, quien era presidente de la Sociedad La Humanitaria de la ciudad de La Vega. La comunicación tenía rasgos similares a la antes mencionada e incluía a la Sociedad Amigos de los Pobres como parte de las entidades que podrían contribuir a la construcción y puesta en funcionamiento del centro. Siguiendo las comunicaciones, en fecha 12 de julio, se dirigió Hayden al presidente de la Junta de Ornato y Beneficencia de San Francisco de Macorís y al presidente de la Logia Perseverancia #13, de la ciudad de Moca. Este es un magnífico ejemplo de las posibilidades que la asociación público privada pueden ser efectivas en beneficio de la salud de los dominicanos.

En 1997 cuando se desarrolló la ciudad Sanitaria Luis Eduardo Aybar, se creó un patronato que incluía a figuras relevantes de la salud y la sociedad dominicanas. Esa iniciativa del entonces presidente Leonel Fernández no produjo impacto y no alcanzó los objetivos deseados. Recientemente hemos visto las controversias sobre patronatos y el rechazo del Colegio Médico Dominicano. Considero que se pueden unificar esfuerzos y que el gobierno proponga junto a la sociedad civil y el propio colegio a los posibles integrantes de esos patronatos. Deben dividirse entre personas que tengan la capacidad de generar recursos para aportar al funcionamiento de los centros, personas que puedan ayudar a las autoridades del centro en el manejo diario y vecinos interesados en cuidar el centro para beneficio de su hospital y su sector. Ese enfoque de los dolientes de cada centro ayudará a los directores de hospitales a desarrollar una gestión más exitosa. Los patronatos tienen un rol importante en la salud y deben ser incluídos en los planes sanitarios. Al examinar nuestra historia vemos que la experiencia de esas organizaciones ha sido un gran aporte. Como ejemplos, el Patronato de Lucha Contra la Diabetes, el Instituto Dermatológico o el Instituto de Cardiología. Además muchas fundaciones desarrollan labores en áreas específicas de la salud que podrían perfectamente formar parte de la red nacional de Salud.

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