En una publicación en el Bowdoin Orient, de la Universidad del mismo nombre y publicado en Maine en enero de 1899 se hace una referencia al doctor Salustiano Fanduiz, quien se había graduado de médico en aquella localidad en 1892. Este articulo nos fue enviado por el doctor Allen Wells, profesor de esa universidad.

El escrito dice: “ Uno de los más interesantes y románticos personajes que se han graduado de la escuela de medicina en los últimos años es Salustiano Fanduiz, quien nació y recibió su educación básica en Santo Domingo, una isla entre Cuba y Puerto Rico. Inició hace unas semanas una práctica en su isla natal en donde intenta desarrollar algunos recursos del lugar. Hace poco el Lewiston Journal publicó un relato sobre el doctor y su esquema: El doctor Fanduiz es un hombre joven de unos treinta años, que nació en la ciudad de Santo Domingo en donde aprendió Español y luego inglés. Pronto fue capaz de leer libros en inglés y uno de los libros que llegaron a sus manos y le llamaron la atención fueron los poemas de Longfellow.Al leer la poesía de Longfellow descubrió que había nacido en Maine, y entendió que ese Estado era la cuna de sus poemas. Pronto el joven Fanduiz dedujo que Maine era un sitio maravilloso en la tierra y que sus habitantes eran gentes listas y amables.

Más adelante el joven Fanduiz se puso en contacto con Sam Purington, un marino de Topsham, quien era igualmente un lector de los poemas de Longfellow, al conocer a Fanduiz, lo encontró alguien amable y ambicioso, le relató mucho sobre la historia de Maine, de la Universidad de Brunswick y de las oportunidades que se podían presentar allí. Con muy pocos años, algo de ahorros y gran voluntad llegó el joven Fanduiz a Brunswick. Allí con la ayuda de algunos vecinos realizó diversos trabajos hasta lograr entrar a la escuela de medicina y con el paso de los años logró graduarse de médico y obtener su preciado título de medical doctor. Se estableció en aquella localidad y fue un médico exitoso en su desempeño. Pese a sentirse contento en Maine y haber descubierto las bondades de sus gentes decidió marcharse a su tierra.

El doctor nos contó que las montañas de Neiba tienen las minas de sal más ricas del mundo, y que solo necesitaban capital para explotarlas. El doctor Fanduiz consideraba esas minas como oro y estimulaba a inversores a colaborar en ese proyecto”. Decía la publicación que el doctor viajaría a Neiba para asegurar la concesión de esas minas. Continúa el artículo: “ El doctor decía que hay dos de esas montañas que tiene más de 15 millas de puros sodio y cloruro. Toneladas que esperan ser explotadas. Decía que la única mina que se asemejaba a esta era la Mina de sal mantequilla de Liverpool. Decía además el doctor que era sal de fácil extracción ya que solo tenía una capa de dos pies de arena por encima”. Relataba además el doctor Fanduiz la importancia del cercano puerto de Barahona para facilitar la explotación y transporte de la sal.

Sin embargo, no todo fue fácil para el doctor Fanduiz que por situaciones políticas no pudo llevar adelante su idea y que además fue hecho preso una temporada. Finalmente abandonó esa idea y se trasladó a ejercer en varias localidades del país como San Pedro de Macorís, en donde realizó una gran labor. A él debemos las primeras estadísticas médicas en nuestro país.

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