A la cineasta dominicana Yudelka Heyer siempre le gustó el séptimo arte. Le encantaba la idea de poder contar sus historias a una audiencia mayor y además ver cómo iba evolucionando como artista. Ella fue dando pequeños pasos, iniciando en el microteatro, dirigiendo obras de 10 minutos, pero fue escalando hasta alcanzar a dirigir obras completas. “Con el tiempo fui creciendo hasta fundar mi propia compañía de cine y teatro, con la cual he podido realizar musicales y dirigir obras teatrales de Broadway”, indicó Heyer, y añadió que “nunca me enfoqué en lo difícil de las circunstancias, ellas hablaban por sí solas. En ocasiones eran horas largas de trabajo y ensayos hasta tarde de la madrugada, pocas horas de sueño, escasos recursos”, pero mi pasión por lo que hacía siempre me impulsó a perseverar. Todo el trabajo duro ayuda a cosechar los frutos”.

¿Dónde te formaste como productora, directora y actriz?
Soy petromacorisana, resido desde hace más de 23 años en los Estados Unidos, emigré a Miami, Florida, donde estudié en el Miami Dade Community College. Tuve el privilegio de ser de las últimas alumnas de la legendaria profesora cubana Teresa María Rojas, fundadora del Teatro Prometeo. Luego, hice el crossover para el New World School of the Arts, allí empecé a estudiar actuación en inglés, pero años más tarde me mudé a Nueva York, fui admitida en el American Academy of Dramatic Arts, la escuela de habla inglesa más antigua del mundo. Actualmente resido en New York City.

¿Cómo ves el cine en RD y qué le falta en la actualidad?
Me parece que está evolucionado. Hoy día se están llevando a cabo muchas producciones y poco a poco se ha empezado un cine más universal, en donde los dominicanos de la diáspora podemos disfrutar de algunas producciones dominicanas. Me da gusto leer que compañías internacionales están grabando en nuestro país, ya que eso nos internacionaliza y nos ayuda a trascender en la industria. Siento que nos faltan mejores guiones de historias más universales, autonomía narrativa y más películas de autores de arte y marca país. También distribuir el dinero de la Ley de Cine en películas independientes.

¿Cómo ves el aporte de las mujeres en la industria del cine en RD?
Me parece que estamos avanzando, pero todavía existe una gran minoría en la industria. No todas las que están realizando cine son resaltadas, como es el caso de las directoras que están realizando cortometrajes. Hay muchas ocultas dentro de las producciones ocupando otros cargos y muchas de las producciones saben su nivel académico y no les brindan la oportunidad de realizar sus proyectos propios. Creo que somos más de lo que se resalta en la actualidad. Solo estamos resaltando el trabajo de las que están haciendo largometrajes, las cuales aplaudo por su inspiración y la zapata que dejan a la nueva generación de cineastas, pero me gustaría ver más directoras, productoras, guionistas y directoras de fotografía. Por eso aplaudo la iniciativa del Festival Internacional de Santo Domingo Mujeres en Corto (FEMUJER) encabezada por Abel Rodríguez y Ana M. Perera, que resalta el trabajo de las cineastas dominicanas alrededor del mundo. Esperemos que algún día las tomen en cuenta en la industria y les brinden la experiencia en un papel con más retos, ya que están suficientemente capacitadas.

¿Qué criterios sigues al hacer cine?
Es fundamental una buena historia. Siempre busco provocar una conversación y concientizar al espectador desde mi perspectiva, entrando mi audiencia al universo de la historia. Me gusta que el espectador salga de la sala de cine cuestionando o reflexionando sobre cualquier tema. Creo que un buen casting, en donde los actores están bien preparados y les dan vida de una forma orgánica a los personajes desarrollados en el guión ayudan mucho a lograr esa magia.

¿Qué tanto ha cambiado tu forma de hacer cine con el pasar de los años?
Mi discurso ha cambiado muchísimo. En principio, contaba historias para contarlas y realizar los proyectos, entendí que si iba hacer cine, contar historias necesitaba trascender y provocar una conversación, abriendo un diálogo de aprendizaje a través de la historia acerca de aquellos temas que me inquietan, que nos aquejan y que muchas veces desfavorecen a la mujer o cualquier grupo en minoría. El cambio fue de vacío y simple entretenimiento a hacer un cine con propósito trascendental y social.

¿Qué me puedes decir de tu faceta de actriz y productora
Son facetas muy interesantes, van de la mano, una alimenta a la otra. He tenido que hacer las paces con la actriz para cederle muchas veces el espacio a la productora. Temprano en mi carrera cuando me gradúe me di cuenta de lo cruel que podía ser el mercado y como era fácil encasillarse en ciertos roles, los cuales nunca estuve de acuerdo. Era una actriz latina inmigrante con un acento al hablar inglés. No lucía la típica latina estereotipo de Hollywood, tenía pelo rizo, no encontraban dónde ponerme y siempre se me preguntaban si mi pelo podía ser lacio. En principio trabajé en una compañía de teatro como directora artística, me di cuenta que necesitaba producir mis propios proyectos y colaborar con otros artistas para crear mis propias oportunidades, entonces me surgió la idea de fundar mi propia compañía de teatro y de cine. Produciendo mis propios proyectos he podido hablar de temas que realmente me interesan.

¿Cuál ha sido tu mayor satisfacción en estos roles?
Uno de los más grandes beneficios es poder alzar mi voz y hacer lo que me apasiona. El presupuesto es una de las más grandes limitaciones. Ser cineasta independiente en Estados Unidos conlleva mucho sacrificio, nos toca trabajar duro y dividir los gastos entre las facturas y nuestra pasión. El logro de ver que la gente se siente identificada con mis historias. Satisfacción de que mi trabajo sea resaltado como ha sido mi cortometraje “Dtrain”, ganador de múltiples premios. También mi mediometraje “Honey Cycle”, que trata el tema del post trauma de la violencia doméstica, que está actualmente en el circuito de festivales con una buena acogida y múltiples galardones alrededor del mundo en países como la India, London, Europa y Estados Unidos. Uno de mis más grandes desafíos ha sido actuar, escribir y rodar el largometraje “Suddenly” junto al director Víctor Díaz. Uno de mis mayores retos ha sido hasta ahora realizar una película entre dos personas durante la pandemia.

Opinión
Siento que nos faltan mejores guiones de historias más universales, autonomía narrativa y más películas de autores de arte y marca país”.

Orgullo
Tuve el privilegio de ser de las últimas alumnas de la legendaria profesora cubana Teresa María Rojas, fundadora del Teatro Prometeo en Miami.”

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