Bailarina dominicana

Mariam se formó desde los 4 años en BalleTeatro Dominicano (BTD) cuando la academia operaba en Casa de Teatro. Allí ha tenido la oportunidad de aprender de todos sus profesores, entre ellos las maestras Ximena Quintana, directora de la academia y de Carla Fauchard. Sus objetivos dentro de su carrera son mejorar, aprender y tener un espacio para manifestar arte, ya que busca avanzar y dar lo mejor de sí en cada clase, taller o ensayo que realiza. Además de dedicarse al baile, Mariam Álvarez es estudiante de medio término de la carrera de Arquitectura, por lo que ha tenido que dividir “muy bien mi tiempo” y tener en cuenta que tiene responsabilidades. “Encontrar un balance entre mis estudios y mis entrenamientos ha sido difícil, pues ambas cosas requieren bastante tiempo, empeño y dedicación, pero se trata de buscar la forma de responder a los deberes”, precisó Álvarez.

¿Qué fue lo primero que te hizo pensar que querías seguir una carrera como bailarína?
Cuando empecé en los niveles más serios, que me enseñaron teoría e historia, comencé a entender de dónde y cómo surge el significado que tiene como arte… Ahí entendí que quería ser parte de eso. Además de que se hace por vocación cuando le tenemos amor a lo que hacemos, y lo valoramos y admiramos no se necesitan más motivos.

¿Cuál ha sido el mayor desafío durante tu carrera?
Mi mayor desafío ha sido el tiempo. Soy estudiante de medio término de Arquitectura y he tenido que saber dividir muy bien mi tiempo, teniendo en cuenta que tengo responsabilidades. Encontrar un balance entre mis estudios y mis entrenamientos han sido difíciles, pues ambas cosas requieren bastante tiempo, empeño y dedicación, pero se trata de buscar la forma de responder a los deberes. Puedo decir que directamente con el baile tuve problemas con la flexibilidad, ya que no la tenía natural, entonces he tenido que trabajar mucho para conseguir la que tengo. También se me dificultaba el equilibrio, porque de pequeña tuve que usar botas para los pies y el ballet me ayudó mucho con esa parte.

Mariam se formó desde los 4 años en BalleTeatro Dominicano (BTD)



¿Qué trabajo te ha marcado profesional y emocionalmente?
Me marcó bastante la competencia internacional The Dance Worlds a la que asistimos, ese viaje nos hizo aprender de disciplina, puntualidad, dedicación y determinación. El proceso de preparación para la competencia fue muy arduo, ensayamos durante meses, a veces hasta tarde de la noche para poder perfeccionar la técnica y los movimientos, lo que nos llevó a quedar entre las mejores puntuaciones de manera internacional. Otro trabajo muy importante para mí fue la primera vez que tuvimos la oportunidad de presentarnos en la competencia realizada en una de las ferias del libro hace ya muchos años, pues fue un chance increíble de la mano de la profesora Vanessa Sepúlveda, quien confió en un grupo de niñas para representarla como coreógrafa.

¿Por qué te gusta el bellet?
Me gusta por la fluidez de los movimientos, se puede expresar cualquier sentimiento de una forma armoniosa. Cada vez que aprendo algo nuevo me emociono, la satisfacción que se siente cuando se logra entender y hacer algo bien no tiene precio, o cuando algo no me termina de salir bien y me empeño en practicarlo hasta que me salga.

¿Cuáles son los beneficios del baile que practicas?
Mejora la postura, porte, balance, fuerza y definición en la musculatura.

¿Qué consideras importante para llegar a ser profesional?
Hay que ser dedicado y aplicado, saber aprender de los errores y no trancarse cuando algo salga mal. Hay que ser muy receptivo con las correcciones y disciplinado para poder mejorar cada vez más. Suelo estresarme un poco cuando algo no me sale bien. Entonces centrarme y respirar es lo que hace que se pueda superar y perfeccionar. Es importante tener amor por lo que hacemos.

Mariam expresa que «me gusta la libertad de expresarme sin decir una palabra


¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?
Me gusta la libertad de expresarme sin decir una palabra y sentirme segura y a gusto mientras lo hago. Además de compartir con mis compañeras, acumular experiencias, enseñar e ir creando mi propia esencia.

¿Cuáles son los motivos que te impulsan a seguir con tu carrera?
Seguir haciendo lo que me gusta me hace sentir libre, incluso si es solo por hobby en algún momento. Me gusta aprender y enseñar, esa es mi base. Mientras se enseña vamos aprendiendo y eso me ha ayudado a trabajar en mí.

¿Cuál son los mayores prejuicios que tiene la sociedad hacia el baile?
El no creer en esto, es no creer en el talento y lo que puede transmitir un cuerpo mediante el movimiento y la música. El mayor prejuicio es decir que no es una profesión o algo a lo que no valga la pena dedicar la vida.

¿Se puede vivir del baile?
Depende. Si es una persona que se sabe mover en el medio artístico y tiene buenos contactos, pues sí. Personalmente no vivo del baile, pero me gustaría que las personas que sí lo hacen puedan encontrar oportunidades para que no tengan que recurrir a trabajos que no les gusten solo por lo monetario.

¿Cuáles personas te inspiran?
Mi inspiran mis propios compañeros, las maestras y las niñas a las que les he dado clases. Ver a cada una de estas personas enamoradas de lo que hacen me encanta. Aprendo de mis compañeros la dedicación, de la maestra el empeño y de las niñas la emoción.

¿Cuando te integraste al BalleTeatro y cuál ha sido tu experiencia?
Mi mamá tomó la decisión de inscribirme, era muy pequeña para pensar por mí, incluso decía que no me gustaba, hasta que lo tomé en serio y me fui enamorando de lo que aprendía y hacía. Después de eso, sigo intentando lo posible para tener baile en mi vida. He llegado a darme tiempos sin bailar por cuestiones de estudios, pero siempre siento que algo me falta. Si no bailo no me siento completa, hago lo posible para regresar lo más pronto posible, no me quedo tranquila. Cuando tengo esas situaciones entreno en la casa, me hace sentir activa y con energía siempre. En BTD siempre me he sentido en familia, se fue creando un lazo de amor y respeto a ese espacio con cada año cursado. Estoy muy agradecida de pertenecer a la academia y considerarla como mi segunda casa.

Orgullo
Cada vez que aprendo algo nuevo me emociono, la satisfacción que se siente cuando se logra entender y hacer algo bien no tiene precio”.

Propósito
Siempre he tenido como objetivo mejorar, aprender y tener un espacio para manifestar arte. Se busca avanzar y dar lo mejor de sí en cada clase, taller o ensayo”.

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