El universo de Iván Tovar es un manantial de referencias que traza puentes infinitos por medio de los cuales podemos viajar en diferentes direcciones. Al consultar a Mercer Kobena en el libro “Annotating Art’s Histories, Cosmopolitan Modernisms” (2005), damos mérito a la afirmación de la maestra Ada Balcácer que ha situado el panteón surrealista de América en el Caribe.

Y es que desde la primera visita de André Bretón a la República Dominicana (1941), quedó la semilla viva de uno de los movimientos artísticos más significativos del siglo XX, el cual encuentra en Iván Tovar, uno de sus máximos exponentes.

Kobena expone que “es en el Caribe donde el surrealismo ha hecho una de sus intervenciones significativas, algo que he investigado en su generalidad en otros lugares. Ciertamente, es como un proceso de vasos comunicantes que debe entenderse la relación entre el surrealismo y el Caribe; no se trata ni del surrealismo en el Caribe ni del surrealismo caribeño, sino de lo que sucedió cuando el surrealismo y el Caribe se interrelacionaron. Es, pues, la historia de un encuentro que forjó una dinámica en la que el surrealismo y el Caribe se dinamizaron recíprocamente para aquellos artistas del Caribe atraídos por él, el surrealismo ciertamente no ofreció una plantilla cerrada de la cual inspirarse, sino que proporcionó un punto de convergencia e interacción, dentro del cual podían alcanzar y extender su libertad de expresión”.

Asimismo, comenta el especialista que “… aparte de Lam, los artistas que vinieron del Caribe al surrealismo han sido poco estudiados y, recorriendo brevemente su obra, espero poder concretar el problema existente entre patrimonio cultural y pertenencia para sacar a la luz más claramente la crítica de la diversidad cultural que parece estar implícita en el surrealismo (y que se hace explícita en la crítica criolla de Le Brun). Estos cuatro artistas -Agustín Cárdenas, Jorge Camacho, Iván Tovar y Hervé Télémaque- comparten que, más allá de su vinculación con el surrealismo y de que todos nacieron en el Caribe, han sido exiliados voluntarios, habiendo vivido todos la mayor parte de sus vidas en Francia”. (La traducción de los textos es nuestra).

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