A lo largo de la historia del arte se suscitan varios portales que nos permiten comprender las acciones del hombre en sociedad. Los artistas se mantienen en una búsqueda incesante. Desde finales del siglo XIX, más que periodos, se desarrollaron movimientos, estilos y tendencias que coexistieron casi a la par. En este recorrido exploratorio de completa rebelión contra los temas clásicos, se abrazó la modernidad, se dio mayor importancia a los estudios de la luz, y a cómo su incidencia podía determinar un momento en el tiempo.

El escenario que deparó el siglo XX, es completamente revolucionario, de ruptura y transición. En esta etapa se crearon las bases del llamado arte de vanguardia. Se cuestionaron los modelos que reproducen la realidad, influidos por varias teorías como la subjetividad en el tiempo aportada por Henri Bergson, la relatividad planteada por Albert Einstein y la cuántica de Max Planck. Asimismo influyó la teoría sobre el psicoanálisis de Sigmund Freud.

Se presentó una concatenación de estilos como el fauvismo que se destacó por la experimentación en la aplicación del color, concebido de un modo más subjetivo y referencial con valor emotivo en franco distanciamiento del natural. A esto le sigue el expresionismo que vino a hacerle oposición al impresionismo, destacado por reflejar un arte más intimista relacionado con la visión interior del artista sobre lo representado. Mientras el expresionismo buscó en el interior, el cubismo llegó para deformar la realidad. La perspectiva luce completamente distorsionada, genera circuitos más espaciales y geométricos. Se registró el collage como elemento extra pictórico y le siguieron otros modos de creación como el orfismo, tendencia colorista y abstracta del cubismo.

Por su parte, el rayonismo tuvo su centro en Rusia, se basó en la observación de los rayos del sol y su incidencia sobre una superficie. Por medio de esta modalidad surgieron las inflexiones y reflexiones luminosas que se interceptan coincidiendo con el hallazgo científico de la radiactividad y los rayos ultravioletas. Líneas oblicuas de ejecución rápida y simultánea de la luz acompañaron la composición, otorgando protagonismo al color en la obra.

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