Amén de que el año en curso es impar, sería de buen grado que alejemos cualquier prejuicio y así dejarnos guiar por todo lo bueno que puede traer consigo cada día.

Y es que la vida en sí es una gran aventura, los obstáculos siempre van a estar presentes. Nunca como ahora me habría sido tan imperioso recordar las orientaciones del profesor Oscar Morriña. El gran maestro invitaba a sus alumnos a ponerse frente a una obra de arte y, una vez ahí, ejercitar los sentidos, sobre todo la visión, pues en un abrir y cerrar de ojos, cada vez más encontrábamos mayor cantidad de detalles en las piezas.

Queridos lectores, les invito a ver la vida como una gran obra de arte, cada individuo tiene la capacidad de crear su propia pieza artística, enfocarse en cada detalle y estimular así nuestra capacidad productiva.

Necesitamos mayor acción, cuidado y energía. Cada instante es una oportunidad para ser y estar. Si nos detenemos un momento a reflexionar y empezamos a distribuir mejor el tiempo y nuestros esfuerzos es mucho lo que podemos lograr.

Empecemos a practicar más las tareas que nos generan satisfacción y bienestar. Cada día debemos ser más selectivos en todo y eso también incide en el arte que nos rodea.

Visitemos más los centros culturales, los museos, los espacios que nos identifiquen y nos permitan conectar con nuestro lar nativo y que a su vez preservan la memoria histórica.

Es momento de consultar el oráculo de nuestro ser y empezar a descubrir lo que nos llena y fortalece la esperanza.

La naturaleza humana precisa de balances y también de actitud resiliente. Las rosas son hermosas, pero a su vez vienen cargadas de espinas. Así es la vida, el proceso puede ser tortuoso, difícil, espinoso, pero la victoria es sublime, delicada, fragante.

Conservemos el ánimo de que el 2021 será un año de mayores conquistas, paz y bienestar.

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