Introducción

Un grande y valioso resumen es este Decálogo del Papa Francisco para trabajar la paz y lograrla en este tiempo de una tercera guerra mundial, que está presente ya y es una amenaza. No tiene desperdicios. Por otra parte, es muy valiente.

Este discurso fue pronunciado en el marco del viaje apostólico de Su Santidad el Papa Francisco a Kazajistán, en la apertura de la Sesión Plenaria del VII Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales.

1- Itinerario de sanación: no al odio, a la violencia, la pobreza y el terrorismo
“Seamos conciencias proféticas y valientes, hagámonos prójimos a todos, pero especialmente a los tantos olvidados de hoy, a los marginados, a los sectores más débiles y pobres de la sociedad, a aquellos que sufren a escondidas y en silencio, lejos de los reflectores. Lo que les propongo no es sólo un camino para ser más sensibles y solidarios, sino un itinerario de sanación para nuestra sociedad. Sí, porque es precisamente la indigencia la que permite que se propaguen las epidemias y otros grandes males que prosperan en el ámbito de las necesidades y las desigualdades.

Mientras sigan haciendo estragos la desigualdad y las injusticias, no cesarán virus peores que el Covid: los del odio, la violencia y el terrorismo.”

2- Dios no es rehén de la voluntad y el poder humano
“Recordando los horrores y los errores del pasado, unamos los esfuerzos, para que nunca más el Omnipotente se vuelva rehén de la voluntad de poder humano. Hermanos, hermanas, es necesaria, para todos y para cada uno, una purificación del mal.”

3- Purifiquémonos de la presunción de sentirnos justos
“Hermanos y hermanas, purifiquémonos de la presunción de sentirnos justos y de no tener nada que aprender de los demás; liberémonos de esas concepciones reductivas y ruinosas que ofenden el nombre de Dios por medio de la rigidez, los extremismos y los fundamentalismos, y lo profanan mediante el odio, el fanatismo y el terrorismo, desfigurando también la imagen del hombre. No justifiquemos nunca la violencia.”

4- No justifiquemos nunca la violencia
“No justifiquemos nunca la violencia. No permitamos que lo sagrado sea instrumentalizado por lo que es profano. ¡Que lo sagrado no sea apoyo del poder y el poder no se apoye en la sacralidad!”.

5- Dios es paz y conduce siempre a la paz, nunca a la guerra
“Dios es paz y conduce siempre a la paz, nunca a la guerra. Comprometámonos, por tanto, aún más, a promover y reforzar la necesidad de que los conflictos se resuelvan no con las ineficaces razones de la fuerza, con las armas y las amenazas, sino con los únicos medios bendecidos por el cielo y dignos del hombre: el encuentro, el diálogo, las tratativas pacientes, que se llevan adelante pensando especialmente en los niños y en las jóvenes generaciones.”

6- La paz, compromiso educativo constante
“La paz no sea el frágil resultado de negociaciones escabrosas, sino el fruto de un compromiso educativo constante, que promueva sus sueños de desarrollo y de futuro. Les ruego que invirtamos en esto, no en los armamentos, sino en la instrucción.”

7- El camino de la compasión: enseñar a llorar por los demás
“Redescubramos el arte de la hospitalidad, de la acogida, de la compasión. Y aprendamos también a avergonzarnos; sí, a experimentar esa sana vergüenza que nace de la piedad por el hombre que sufre, de la conmoción y del asombro por su condición, por su destino, del cual nos sentimos partícipes.

El camino de la compasión es el que nos hace más humanos y más creyentes.

Depende de nosotros enseñar a llorar por los demás, porque sólo seremos verdaderamente humanos si percibimos como nuestras las fatigas de la humanidad.”

8- Nos interpela un último desafío global: el cuidado de la casa común
“Frente a los cambios climáticos es necesario protegerla, para que no sea sometida a las lógicas de las ganancias, sino preservada para las generaciones futuras, para alabanza del Creador. Escribía Abai: «¡Qué mundo maravilloso nos ha dado el Creador! Él nos dio su luz con magnanimidad y generosidad. Cuando la madre tierra nos albergó en su seno, nuestro Padre celestial se inclinó sobre nosotros con solicitud» (de la poesía “Primavera”).”

9- El Altísimo ha dispuesto con cuidado amoroso una casa común para la vida
“El Altísimo ha dispuesto con cuidado amoroso una casa común para la vida. Y nosotros, que nos profesamos suyos, ¿cómo podemos permitir que se contamine, se maltrate y se destruya? También en este desafío unamos esfuerzos. No es el último por importancia, sino que se une al primero, al de la pandemia. Virus como el Covid-19, que, aun siendo microscópicos, son capaces de erosionar las grandes ambiciones del progreso, a menudo están vinculados a un equilibrio deteriorado —en gran parte por nuestra causa— con la naturaleza que nos rodea. Pensemos por ejemplo en la deforestación, en el comercio ilegal de animales vivos, en los criaderos intensivos. Es la mentalidad de la explotación que devasta la casa que habitamos. No sólo eso; lleva a eclipsar esa visión respetuosa y religiosa del mundo querida por el Creador. Por eso es imprescindible favorecer y promover el cuidado de la vida en todas sus formas.”

10- “Artesanos de comunión”
“No busquemos falsos sincretismos conciliadores —no sirven—, sino más bien conservemos nuestras identidades abiertas a la valentía de la alteridad, al encuentro fraterno. Sólo así, por este camino, en los tiempos oscuros que vivimos, podremos irradiar la luz de nuestro Creador.”

Conclusión

CERTIFICO que estos textos son una cita literal del Papa Francisco, tomados del discurso en la apertura de la Sesión Plenaria del VII Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales, en su viaje a Kazajistán.

DOY FE en Santiago de los Caballeros a los quince (15) días del mes de septiembre del año del Señor dos mil veintidós (2022).

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