Introducción

La celebración de 60 años está de moda. Todo empezó con la desaparición del régimen de Trujillo. 1961 es su muerte y 1962 marca el renacer de un país que se siente libre. En esa fecha empezaron muchas obras, que aún permanecen. Revise la historia. Déjeme recordar ahora estas, en Santiago, relacionadas con la Iglesia: Seminario Menor San Pío X, Orfeón de Santiago y la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM). Ahora me centraré en la PUCMM y mi relación con ella.

1-Mi relación con la PUCMM

Mi relación con la Madre y Maestra empieza en al año 1970, cuando menos lo esperaba. Un servidor estaba en La Romana de Vicario Cooperador y de Asesor de la Pastoral Juvenil. Mons. Agripino le pide a la Conferencia del Episcopado Dominicano, de quien depende la Madre y Maestra, que quiere un sacerdote para la pastoral universitaria. Se solicita a Mons. Pepén que me envíe. Él accede, pero pone como condición que, dado que hay pocos sacerdotes en la Diócesis de La Altagracia, en mi lugar envíen otro sacerdote. Me comunica la decisión y me dice: Ve a la PUCMM, ponte a disposición de Mons. Agripino para la pastoral y para dar algunas clases también.

Vine. Me encontré con Monseñor Agripino. Él me envía al vice-rector académico. En ese momento era el profesor Ricardo Miniño. Hablamos. Acordamos que yo daría clase de filosofía y psicología. Regreso donde Mons. Pepén y él me dice: Sigue en La Romana hasta que me envíen un sacerdote. Éste no llegó. Ahí se quedó todo.

Treinta y tres años después, el Papa me nombra Arzobispo de Santiago. Entonces llego a la PUCMM como Gran Canciller y Presidente de la Junta de Directores. Veo ahí un signo del Señor: Él quería que yo estuviera más unido a esta universidad.

Pero antes de este servicio actual, mi relación con la PUCMM fue muy estrecha y muy singular.
De presbítero, participé, en 1976, en un estudio, un seminario, sobre la niñez dominicana, cuya coordinación fue confiada al Lic. Víctor Brens. Él me invitó. Tuve una charla sobre la catequesis y la vida religiosa de los niños. Me había especializado en el tema en París. Fue mi primera investigación para la Madre y Maestra.

Luego las relaciones se vuelven más estrechas en Santo Domingo, como Obispo Auxiliar. Así, tanto en el Recinto de Santo Domingo como en el de Santiago, tuve charlas, discursos en las graduaciones e invocaciones.

Otro momento interesante: la Conferencia del Episcopado Dominicano me pidió que acompañara a Mons. Agripino en diferentes diálogos nacionales. Uno de ellos fue para buscar al presidente de la Junta Central Electoral. Se puso los ojos en el Dr. César Estrella Sadhalá. Él aceptó después de muchas conversaciones. Resultó una experiencia muy enriquecedora.

Vale la pena recordar también que, al llegar Mons. Polanco Brito a Higüey en 1975, un servidor era el coordinador y presidente del Concurso Literario de Navidad del Obispado. Propuse que el jurado de ese concurso literario estuviera conformado por los profesores de literatura de la Madre y Maestra. Ahí empezó una nueva relación. Cada año nosotros le enviábamos los trabajos a la Madre y Maestra a los literatos. Después de su veredicto ellos venían a Higüey. Fue una etapa muy bonita. Duró hasta el año 1983, cuando fui enviado a Bogotá al CELAM.

No quiero dejar pasar por alto otra relación muy fecunda con la PUCMM: siendo sacerdote podía presentar a la universidad estudiantes del Este, sobre todo de Higüey, a finales de los 70 y comienzo de los 80. Fueron aceptados todos, resultando muy brillantes. Muchos se quedaron y los he encontrado aquí ya casados. Hay un grupo de residentes higüeyanos en Santiago, que datan de esa época.

2-Publicaciones

Con relación a mis obras literarias, me ha publicado, y le agradezco muchísimo, primero, Ética y Política (1990); después “La Ciencia del Bien y del Mal”. “Fundamentos de la Ética y la Moral” con prólogo de Mons. Agripino (2002); y finalmente “Ética y Valores” (2012), con ocasión del 50º. aniversario de la Fundación de la PUCMM.

3-En materia intelectual

En materia intelectual, creo que mi acercamiento, está ligado, sobre todo, a la ética. A mí me llama la atención –y quiero valorar- cómo la Madre y Maestra siempre ha tenido mucho interés en la ética y los valores. Un servidor ha sido invitado muchas veces a tocar esa temática en conferencias, seminarios, conversatorios y graduaciones. Entre ellos puedo citar:

-Ética y política.
-Graduación.
-Juramento.
-Homilía de los 50 años y en otras ocasiones.
-Trabajo de catequesis sobre los niños.
-Fundamentos de la ética y la moral.
-Entrevista sobre mi relación con la Madre y Maestra.

4-Aportes

Muchísimos han sido los aportes de la Madre y Maestra al país y las familias. Notemos ahora sólo dos de ellos: ha mantenido la “Excelencia Académica” y su propósito de que todo joven que quiera estudiar en la Madre y Maestra lo pueda hacer, no importando su condición económica. Por eso ha creado el “Crédito Educativo a la Excelencia”.

Consiste en que cualquier joven, con sólo sus buenas notas del bachillerato, pueda acceder a ese crédito. Sus buenas notas son su aval. Toda universidad es muy costosa. Lo que ha hecho la Madre y Maestra es buscar ayudas aquí y allá para crear dicho fondo.

5-Junta de directores

Siempre la valoré mucho. Cuando fui presidente de la misma, como Gran Canciller, aprecié aún más el trabajo que realiza. La Conferencia del Episcopado Dominicano confía la misión de la Dirección de la PUCMM a un grupo de laicos. Ahí participábamos también tres obispos: El Arzobispo de Santiago como también un obispo de cada Provincia Eclesiástica.

La Junta de Directores es un grupo de laicos excelentes, que dan un apoyo incondicional a la Madre y Maestra. Ese ha sido un factor muy importante para el desarrollo y éxito de la Madre y Maestra. Aportan sus ideas, su tiempo y su economía.

6-Doctorado honoris causa

Tanto la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), como la Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA), me concedieron cada una un Doctorado Honoris Causa. Hay una afirmación de Mons. Agripino que hago mía: “Las distinciones que no se buscan uno debe aceptarlas humildemente”. Te confieso que, de todas maneras, me cuesta aceptarlas. Hay otra expresión que he aprendido en la vida: “Si te hacen un reconocimiento, tú tienes que aceptarlo, por respeto a los otorgantes”.

A veces no sabes por qué. Debo decir que en esta distinción he pensado tanto en mi madre. De papá yo aprendí la responsabilidad y el trabajo, pero mamá apreciaba lo universitario, los estudios y nos motivaba para ello. Esta distinción, que me hace la Madre y Maestra, si mamá viviera, le diera a ella el diploma para que lo colgara en su casa, porque ella es la fuente de la misma.

Conclusión

CERTIFICO que los hechos citados aquí acontecieron tal y como dije. Los textos para referirme a ellos los tomé de una entrevista que me hizo el comunicador, periodista, Apolinar Ramos, en el año 2013.

DOY FE DOY FE en Santiago de los Caballeros a los ocho (8) días del mes de septiembre del año del Señor dos mil veintidós (2022)

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