El artista de Santiago promueve el disco “Todo un universo por vivir”, con colaboraciones de Sabrina Estepan, Patricia Pereyra, Janio Lora y Addy Núñez

Brettón es uno de esos artistas valientes que navegan contra viento y marea en estos tiempos de reggaetón y pandemia. Todo un universo por vivir, título del primer álbum que ha entregado al público en estos días, muestra a un cantante comprometido musicalmente y abrazado a un pop alternativo lleno de sentimientos.

El intérprete, nacido en Santiago de los Caballeros, destaca que este disco es un cúmulo de emociones que venía reservando desde hace mucho tiempo; incluso, tiene material para otros proyectos en los que ya está trabajando.

¿Por qué esperaste este momento para lanzar tu primer álbum, a pesar de que tienes un buen tiempo en la industria discográfica?
Fíjate que es un asunto de trayectoria personal, porque al principio yo no confiaba tanto en mis canciones ni en mi voz. Desde el 2001 estoy escribiendo canciones, pero siempre era en un grupo musical, siempre era compañero de alguien, siempre estaba en medio de una banda… No tenía esa confianza, hasta que en el 2017 un amigo me sentó y me dijo: -oye, tú tienes que dedicarte a ganarle a tu música, tienes material para eso-. Y así empezamos. Apareció el productor de mi disco que se llama Jose Luis Freitas, quien dirige la fundación Revolución Sonora, que organiza los premios Indie Dominicano. Y entonces, él empezó a grabarme una canción, después fue un EP. Al final, me llama y me dice: -maestro usted tiene demasiadas canciones, vamos a ver si le hacemos un disco de verdad-. Entonces, iba a ser un disco de 10 canciones y hoy en día terminó siendo de trece.

¿Cuándo te inicias en la música?
Soy músico por herencia, porque mi papá es músico y a mi mamá le encantaba, también tiene buen gusto por la balada. Empecé a tocar piano a los seis años en mi fiesta de cumpleaños (…) Más adelante me inscribieron en una escuela de música en Santiago, y a los 16 años empecé a tocar guitarra. Viví en un lugar donde había un piano y siempre le preguntaba a todo el mundo: cómo hago tal canción, cómo hago tal cosa. Embromé, embromé y embromé hasta que aprendí.

Tu entrada profesional a la música, ¿cómo fue y en qué grupo??
Comencé a tocar en la iglesia. Fui seminarista en los 90 y ahí, más o menos, me fui fogueando. En 1998 entré a Utesa (Universidad Tecnológica de Santiago), donde formé parte del grupo músico vocal, pero no fue hasta el 2001 que entré al grupo Red Acústica, que era una banda que tenían unos amigos; ahí empecé a ver composiciones originales y tenía la oportunidad de componer para el grupo, de compartir con muchachos (…) El 13 de noviembre (de 2011) hice mi primer concierto en Santiago, que fue publicado como uno de los mejores conciertos de la ciudad de ese año por una revista alternativa que había en ese entonces.

Fue muy bonito encontrarme con esa oportunidad, porque me brindó el momento de ver que yo podía servir para esto y soñar para esto.

¿A qué apuestas en Todo un universo por vivir, título de tu disco de debut?
Una de las causales por la que el disco se llama Todo un universo por vivir, es por su variedad. Ahí te encuentras con blues, con rock and roll, hay balada pop, etc… Más que nada, un pop alternativo; siempre me gusta mezclar el pop con varias cosas que me encantan. Por ejemplo, ‘A contraluz’, un tema que grabé con Sabrina Estepan, es un bossa-nova que hice en 2011, pero con mucho rasgo de pop. Me gustó muchísimo, porque le daba esa sensualidad del bossa, pero también la fuerza de una balada pop que puede llegar, y también la historia que es bien sensual.

Y dentro de este universo de sonoridades, ¿cuál género te define?
Vamos a decirte que siempre he pensado que la balada es mi fuerte, porque es también mi gusto.

¿Qué tan difícil, sobre todo en estos tiempos, es conquistar un espacio en la industria discográfica?
Hay algo que siempre voy a tener en cuenta, no recuerdo qué artista fue que lo mencionó, pero la música romántica, que es parte de lo que yo hago, siempre tendrá su espacio en cualquier público, porque a la gente cuando está brava no le dedican un reggaetón, le dedican una balada; cuando quieren reconciliación ahí hay una balada, o cuando están tristes. Por eso, entiendo que hay oportunidad de atraer al público, sobre todo cuando es muy bueno lo que haces en la música. Por ejemplo, ‘Aquí nuestro amor’, que es un tema que habla sobre una pareja que perdió la esperanza, sé que puede conectar muchísimo. Me arraigo al gusto de la gente, pero, sobre todo, intento componer para que cada quien lo vea desde su propio espejo.

¿Cuál ha sido el tema con el que más has conectado con la gente?
‘Mala suerte’. Este es un tema de despecho, como decir: -óyeme, me fue mal contigo, pero me voy a liberar de ti, te devuelvo toda la mala suerte que tú me dejaste-.

Corazón abierto
Producir un disco es costoso, pero también es mucho esfuerzo sentimental, porque, primero, el artista, sea quien sea, expone lo que siente”.

Un largo proceso
Hacer el disco ‘Todo un universo por vivir’ fue un proceso de cuatro años y el resultado a mí me satisface lo suficiente”.

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