Isaac Rudman
Isaac Rudman
Isaac Rudman es un experto coleccionista de arte, filatelia, documentos antiguos, medallas y piezas taínas

Isaac Rudman forma parte de un importante grupo de inmigrantes que se han destacado en el mundo empresarial que han hecho importantes aportes a la sociedad y la cultura dominicana.

En su natal Cuba vivió una niñez tranquila, rodeada de las atenciones de sus padres, quienes siempre se preocupaban por el bienestar de la familia. Su llegada a República Dominicana se originó en 1963, con apenas 22, luego de que la fábrica que tenía su padre en Cuba fue intervenida y expropiada después del “supuesto” triunfo de la Revolución. Sus padres y hermano se fueron a vivir a Miami.

“Agradezco el trato y la acogida que me dieron los dominicanos a mi llegada al país, agradezco el apoyo, no solo por la época que era fuerte, sino todavía la que estoy recibiendo. A la verdad que el dominicano es muy especial”, expresa Rudman, quien dijo que con el paso de los años ha cultivado muchas amistades y dijo que “aquí he tenido lo mejor que uno puede siempre aspirar”.

1. Nacimiento
Nací en la Habana, Cuba. Mis padres Raúl Rudman y Perla Rudman llegaron a Cuba procedentes de Polonia. La vida de mis padres fue siempre trabajar, para el emigrante europeo lo más importante en la vida es progresar y criar la familia. En Cuba tuve una niñez normal, realicé mis estudios primarios y secundarios, pero no pude cursar más que el primer año en la universidad, porque tuvimos que salir de Cuba, después más nunca tuve tiempo de seguir los estudios universitarios”.

2. Sus padres
Mi padre era sastre en Polonia. Cuando llegó a Cuba empezó a trabajar muy duro, con mucho trabajo y esfuerzo reunió un poco de dinero, empezó a comprar algunas máquinas y fue creciendo hasta instalar una fábrica de ropa de hombre, eso le llevó 30 años. Mi madre trabajaba con él, ella era una bella persona, era muy apegada a la familia, siempre preocupada por nosotros, todos los recuerdos de ella son buenos. Mi hermano es dos años mayor que yo. Recuerdo que a pesar de que la fábrica fue instalada después del supuesto triunfo de la Revolución fue intervenida y expropiada. A raíz de ahí mi familia emigró a Miami, fui el último en salir de Cuba, me quedé manejando la fábrica, a pesar de ser muy joven con apenas 21 años. De ahí fui a vivir a los Estados Unidos por un tiempo”.

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3. Nueva York
Duré seis meses en Nueva York, trabajando en un estudio fotográfico, los dueños esperaban que fuera vendedor de bodas y bautizos, pero mi inglés era muy malo. A los diez días de estar allá me di cuenta de que me tenían trabajando por hacerle un favor a mi padre y renuncié, entonces busqué en un periódico y encontré un trabajo en un sitio donde vendían lámparas Chavalier. Era un trabajo muy duro, muy difícil. Era un negocio pequeño, habíamos 10 empleados, el almacén era un desorden increíble, trate de organizarlo para que el que llegara pudiera encontrar las cosas, pero el encargado, un italiano-americano me dijo que él sabía donde estaba todo y que ese no era problema que uno no supiera. Un día, dos horas después de embarcar unas lámparas, me dijo que esas lámparas iban a llegar rotas a su destino, le contesté que por qué no me lo dijo, porque tenía solo dos meses trabajando ahí, entonces me contestó que yo debía saberlo, entonces fui a la oficina a pedir que me liquidaran, porque no estaba en mí ese tipo de forma. En ese momento pasó uno de los dueños y me preguntó que qué me pasaba, le dije que me iba de la empresa, le conté lo que había pasado, él me dijo que esa persona me hacía eso, porque veía en mí su posible sustituto en el puesto. Recuerdo que bajé de la oficina y le dije al tipo aquí estoy de vuelta. En la empresa duré cinco meses hasta que mis padres llegaron a Nueva York y me vieron que estaba en el esqueleto. De ahí me fui con ellos a Miami unos meses”.

4. Primer negocio
Vine Santo Domingo en 1953 a montar la fábrica que mi padre tenía en Cuba, lamentablemente nunca vino a vivir aquí, no se llegó a poner la fábrica. En ese tiempo iniciaba la era del transistor japonés, el cual permitió crear un radio y otros aparatos eléctricos que funcionaran con batería, entonces me embarqué en ese negocio. En esa época en el país mayormente lo que se usaba eran radios de tubo, aquellos grandes de madera que eran bastante costosos. Además, la gente tenía miedo de tener esos radios, porque tenía que llenar unos documentos con la firma y sellos de timbre que se le pegaba, con esto el gobierno de Trujillo se daba cuenta de quienes tenían un radio, por eso la gente lo evitaba. Ya después de muerto Trujillo llegaron esos radios al país, eran a cinco dólares, operaban con pilas de foco mayormente, fue algo nuevo para los campesinos que nunca habían oído noticia, ni música. Esos radios se empezaron a vender por inmensas cantidades. Lo que había pensado como para entretenerme, que fue mi primer negocio la venta de radio, ha sido el pan mío de cada día. Ya cumplimos 56 años en el negocio”.

5. Esposa e hijos
Mi esposa Betty y yo cumplimos 54 años de casados, tenemos tres hijas y nueve nietos. Los varones que no tuvimos, ahora lo tenemos en nietos, la mayoría de ellos se criaron y viven fuera del país. Tengo una bella familia gracias a mi señora, no a mí… Mi esposa es venezolana, nos conocimos en Miami, estaba exiliado allá y ella estaba de vacaciones, un amigo nos presentó. A partir de ahí empecé a visitarla a Venezuela, como cubano me era casi imposible conseguir visa, eran tiempos que los cubanos no eran bien vistos en Venezuela. Viajé muchas veces como tripulante de Extra Club de Dominicana de Aviación, era mi importador grande, viajaba en la tarde y volvía a Santo Domingo en la mañana en el mismo avión. Di muchos viajes, hasta que me dije que salía mejor casarme, entonces nos casamos en Venezuela. Betty es el alma de la familia, ella llama a sus hijos y a sus nietos que viven fuera hasta tres veces al día. Hay un tremendo vínculo familiar entre todos nosotros”.

6. Satisfacciones
Una de mis grandes satisfacciones es la participación que he tenido en la educación de mis hijas. Soy uno de los fundadores de Babeque Secundaria, entre 10 padres facilitamos el dinero para su construcción, eso para mí ha sido toda la vida de gran ejemplo de lo mucho que podemos lograr si hacemos las cosas sin interés de que te lo recompensen o te lo agradezcan. Muchas de las mejores cosas en la vida se logran por la comunidad, por su familia. Babeque es un orgullo, es una gran institución. Me satisface el tener amigos extraordinarios de toda la vida, amigos desde Cuba que viven en Puerto Rico y Estados, que cuando nos vemos es como si estuviéramos juntos todos los días. He tenido la suerte de tener buenos amigos y no por interés”.

7. Coleccionista de arte
Soy un coleccionista compulsivo, tengo problemas con eso, porque colecciono de todo, objetos de arqueología, pinturas de arte…, puedo decir que colecciono de todo, siento una gran pasión y podría decir que es también una válvula de escape a la presión del negocio. Uno siempre encuentra tiempo para lo que le gusta, porque el coleccionar consume muchísimo tiempo, ya hay que investigar, leer, buscar en subastas, pero es muy bueno para el espíritu. La mayoría de los artefactos en mi colección son taíno, las conseguí aquí, aunque muchas de esas piezas la he tenido que comprar en subastas fuera, pero ha sido más para recuperar el patrimonio cultural del país. También las piezas numismática y filatélica, que estaban fuera del país, entonces he pasado muchos años recuperando ese patrimonio, que está de vuelta donde siempre debió estar, que es aquí. Eso es una gran satisfacción para mí. No sé en un futuro, dónde irán a parar todos estos objetos, no tengo ni idea, pero algún museo encontraremos para donarlos. Hay algunos que acumulan sin ton, ni son, pero a mí me gusta estudiar y saber lo que tengo y por qué, eso es parte de la satisfacción que da el coleccionismo”.

8. Sociedad Numismática
Soy miembro fundador y presidente Ad Vitam de la Sociedad Numismática Dominicana. Creo que soy el único sobreviviente de la fundación de la sociedad hace 50 años. Recientemente lo celebramos con una exposición en Galería 360, por donde pasaron miles de personas, fue muy interesante, porque la mayoría del dominicano y, sobre todo la juventud ni se acuerda, ni tiene la más mínima idea de lo que ha sido nuestra historia. Además, fui coautor de los dos tomos de la historia dominicana, a través de sus billetes. Es una colección completa, la cual llevó más de 20 años formarla y conseguir los ejemplares, el libro está basado sobre eso, es muy interesante, muy histórico. El segundo tomo es el Banco Central de la República Dominicana y sus emisiones distintas hasta los periodos 1782 hasta 1912. Después vino el segundo tomo Banco Central 1947, entre otro importantes aportes.

9. Relevo generacional
Tengo la suerte de tener en la empresa a mi segunda hija Michele, quien se incorporó al negocio hace poco tiempo. Ella es la directora de Recursos Humanos, está haciendo un trabajo extraordinario; mi nieto mayor Alberto Lalo también se incorporó al negocio, es el director de Compras Internacionales , está haciendo un trabajo maravilloso. Radiocentro es un negocio grande y lleva tiempo aprenderlo, pero creo que estaremos aquí por muchos años todavía. El tiempo pasa, el dinero va y viene, de joven, cuando me quedé solo en la fábrica tenía todo lo que quería, porque me lo daba mi familia. Una de las experiencias es que el dinero va y viene, la salud va y viene, lo único que no debemos perder es el tiempo, porque ese sí que no se puede volver a recuperar, no se consigue de vuelta, hay que vivirlo y exprimirlo; es decir, ni se compra, ni se consigue, ni lo fían.

10. Anécdota
Durante la revolución de 1965 andaba con uno de los empleados para San Francisco de Macorís, cuando entramos en el pueblo nos pararon los militares y nos pidieron identificación, solo tenía un papel que decía que era cubano, entonces ellos me dijeron cubano “pal ‘cuartel”, y nos llevaron. En eso que una persona, que también iba detenida junto con nosotros nos dijo que estábamos feos, porque el comandante al cubano le arranca la cabeza, entonces mi amigo se puso nervioso. Cuando llegamos al destacamento nos tuvieron preso por horas y horas. En una le dije al comandante que nosotros éramos comerciantes reconocidos en San Pedro, le dijimos que fueran a las tiendas y le preguntaran a los dueños por nosotros, que qué era lo que nosotros hacemos aquí, entonces luego de unas cuantas horas nos dejaron ir felizmente. Eran tiempos difíciles, porque ellos encontraban sospechoso que dos cubanos estuvieran en San Francisco de Macorís en medio de la revolución, no era bueno, consideraban que no era una buena actividad. Pero ya lo olvidé, porque lo malo uno lo borra de la mente.

Historia de una marca

Radiocentro empezó en un pequeño local con un solo empleado en la Calle Las Damas, esquina Mercedes, al lado de la iglesia Capilla de los Remedios de la Zona Colonial. En esa época habían unos almacenes y tenía uno alquilado, entonces conocí al que fue mi socio por 56 años, el señor Lif. Fuimos los primeros en comercializar y distribuir a nivel nacional los radios de transistores (radios de pilas). El negocio fue saqueado durante la revolución, se recuperó muy pocas cosas, las cuales fueron trasladadas a la Iglesia Santa Bárbara. De ahí logramos recuperar un poco de la mercancía y volver a empezar. Luego nos mudamos a un almacén por la avenida Bolívar, luego nos instalamos en la 30 de Marzo, que hoy en día es parte de las Oficinas Gubernamentales.

Luego construimos el local donde estamos ahora, en el Ensanche Miraflores, hace más de 20 años, somos la sede principal. Tenemos otra oficina principal en Santiago y varios almacenes diseminados por todo el país. Hemos tenido suerte, hemos trabajado en todo el país, somos mayoristas básicamente de electrodomésticos, hemos conseguido muy buenas marcas, de hecho somos fabricantes de ciertos artículos. Hoy en día Radiocentro es mi familia, la empresa tiene quinientos empleados, 500 familias que son parte de nosotros. Aunque debería estar retirado no le puedo hacer eso a ellos, uno tiene que seguir adelante.

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