La maestra Rosario, experta en educación especial, ha dedicado 37 años de su vida a trabajar en pro de la inclusión de personas con discapacidad

María Inés Rosario nació con el don de servir, y fue enviada a este mundo como una protectora de los derechos de las personas con discapacidad. Su misión es demostrar al país que los derechos de las personas con condiciones especiales son los mismos que los de las personas que no las tienen. Tiene una trayectoria de más de 30 años de trabajo en pro de la inclusión, de los que ha vivido 20 en la Escuela Taller de Santo Domingo de la Zona Colonial, donde fundó el Programa de Personas con Discapacidad, que combina la naturaleza de la escuela, que es restaurar los monumentos coloniales, con la creación de un espacio inclusivo para que estas personas puedan demostrar que sus condiciones no son limitantes. Por esa entrega y el amor con el que ha hecho su trabajo, fue reconocida recientemente con la Medalla al Mérito de la Mujer Dominicana 2023 y contó a elCaribe, los 10 momentos más memorables que han constituido su vida y su carrera.

  1. Muerte de mi madre
    Fue algo que me marcó, fue muy difícil. Tenía 9 años. Tuve que acompañar a mis hermanos más pequeños, tenían 8 y 3 años, y fue muy difícil. Me sacaron de la escuela para cuidar a mi hermano más pequeño porque lloraba mucho. Mi abuelo fue muy importante porque la muerte de mi mamá fue muy significativa. Yo estaba muy consciente de lo que estaba pasando y es como que se te mueve el piso. Mi mamá murió cuando faltaban 4 días para mi cumpleaños, cumplo años el 27 de febrero y ella me había hecho un vestido de papel, un disfraz. Ella cosía y me hizo un vestido, me tenía todo lo del cumpleaños preparado, un cumpleaños fabuloso con esa tela de papel de todos los colores. Lo recuerdo perfectamente. Estaba tan aturdida que llegó el día de mi cumple y pregunté ¿no me van a hacer mi cumpleaños? Fue retador pero con los años entendí que era mejor que ella muriera porque estaba enferma de asma y sufría mucho. Sé que ella dejó de sufrir.
  2. Adolescencia difícil
    Fue un tránsito difícil ser adolescente, me botaban de la escuela todas las semanas, no debería decirlo pero es verdad. Eso eran telegramas van y vienen con todas las situaciones pero uno siempre tiene algo bueno dentro. Yo era buena estudiante pero era indisciplinada, y las malas juntillas no ayudaban. Cuando el hambre y la necesidad se juntan, cualquier cosa puede pasar. Dejé la carrera que iba a estudiar, yo venía de Los Mina y de la acera donde yo vivía ninguno se había graduado y estaban vivos.
  3. Entro a la escuela
    Alguien de Puerto Plata, que trabajaba en el Instituto de Ayuda al Sordo Santa Rosa, iba a dar a luz y yo llegué a asistirla. Llegué jovencita, con todo el brío, la directora era uruguaya, siempre batallando conmigo, porque yo tenía una melena larga sin peinar, estaba muy joven y no me daba cuenta. Tuve los grupos más retadores, porque como llegué de último, los mejores estudiantes se los daban a los más viejos, y ahí empezó el tema. Siempre trabajé con muchachos que estaban en condición de calle. Para mí era más fácil, yo no era una persona en condición de calle pero había pasado por ahí. Para mí era más fácil entenderlos, yo vivía en Los Mina, nadaba en el río Ozama, era más fácil entender a la gente que estaba en dificultad y necesidad afectiva porque yo venía de ahí, no fue que a mí no me quisieron, ojo, sí tengo una familia que me quiere.
  4. Mis hijos llegan a mi vida
    Fue retador físicamente. Imagínate una gente sin experiencia previa. Yo no sabía que a los hijos había que bañarlos con agua tibia, ni que había que sacarles los gases, no sabía nada. Fue un embarazo difícil, mi primer hijo nació de 9 libras y 3 cuartas y yo pesaba solo 80 libras y a la semana me fui a una fiesta, no sabía que no se podía tomar. A mí me daba vergüenza preguntar. A quién le iba a decir ¿cómo es que se da el seno? Pero el que se va a salvar se salva, ahí está el muchacho de 28 años, y estoy muy orgullosa de él. No puedo pedirle más. Duré 5 años para tener a la chiquita, y cuando la tuve a los 3 días fui y me preparé, porque no podía volver a pasar por eso, y además sola, teniendo que trabajar. Después me separé del papá de mis hijos y me quedé sola. Eso fue un momento retador. Yo tenía 17 trabajos para poder mantener a mis hijos. Criar sin papá no es fácil, en un barrio menos y con una mamá ausente, pero lo logré, se graduaron con honores y son profesionales.
  5. Volver a la universidad
    Un momento que recuerdo muy bonito, fue volver a la universidad, ya después de haber criado a mis hijos. Ellos ya eran profesionales cuando yo volví a estudiar. Estudié con una beca en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña. Me gradué en Educación mención Educación Especial, lo que me gustaba. Me gradué y continúe trabajando.
  6. Mi mentor
    Lo que hago lo aprendí con un mentor porque aquí en ese momento que estudié esto, no había la posibilidad de ir a una universidad y estudiar, entonces tuve un mentor. Ese fue un momento especial en mi vida. Llegué a ser la asistente de esa persona. Me llevó a viajar por países donde fui la asistente de él y en otros lugares donde yo era la representante de una institución que era la más grande en ese momento, la Christopher Blinded Mission, donde nosotros trabajábamos desde el Instituto de Ayuda al Sordo. Me llevó a conocer algunas experiencias en otros países, y a trabajar directamente con otras realidades dentro del ámbito que es la discapacidad, para mí fue un momento muy importante. Jeffrey Tines. Lo que yo sé se lo agradezco a él. Venir de otra comunidad y ver que la gente con discapacidad se merecía un trato digno, decía que ellos tienen el derecho de trabajar, de competir y de exigir condiciones salariales.
  7. La inclusión en otros países
    Tuve la oportunidad de ir a dar clases a México. México es otro mundo, y cuando fui a a trabajar por esa causa, allá había una comunidad más orientada. Fuimos a USA, a Cabo Cañaveral y ver gente con discapacidad, trabajando, dando un servicio para la NASA, cuando aquí no los querían emplear ni en los supermercados, de ahí eso me marcó y cuando vine de allá creamos una red con todas las instituciones que trabajaban por y para dignificar el trabajo de las personas con discapacidad, no la inclusión escolar, porque eso se daba por sentado. La Constitución no dice que la gente con discapacidad no puede, dice que es todos, entonces si somos todos, ¿por qué excluirlos?
  8. Llegar a los más necesitados
    Cuando estábamos en pandemia y todo el mundo estaba en su casa, uno de los muchachos sordos de la escuela llamó a uno de los profesores y le dijo que no tenía comida y tenía hambre. El profesor de una vez empezó a mover gente. Cuando eso no se podía uno ni quitar la mascarilla. Yo moví a todo el mundo. Llamé a mis amigos de la escuela y les dije que no quería ni un peso, lo que quería era latas de comida y me llenaron la galería de comida. Armamos fundas. Mis hijos se levantaron en armas y colaboraron, aunque me dijeron que se me iba a pegar el covid y yo les dije que no me importa. Cogí de casa en casa de la gente con discapacidad. Ahí descubrirnos gente que vivía hacinada, una muchacha que tenía discapacidad auditiva y la mamá era ciega, ellas dos solas en Boca Chica. A esa gente le llevamos asistencia. Cuando traje las fotos de los estudiantes y mostré cómo vivían los primeros que llegaban al centro. El director de la escuela se quedó callado. Por esa razón se motivaron a participar en el premio de inclusión.
  9. Ganamos oro
    Una sorpresa en mi vida. Ganamos oro en inclusión que realiza el Ministerio de Trabajo. Fue la primera vez que participábamos y ganamos oro, le rompimos los ojos a todo el mundo, ese trabajo lo hicimos y no querían participar. Yo había traído la nominación otras veces, y no habían querido, pero les había dicho si tenemos gente con discapacidad, por qué no lo hacemos, además entendía que este premio le daba más visibilidad al tema.
  10. Medalla al mérito
    El premio no era para mí, era para la directora de la escuela. A ella la nominaron y ella me nominó a mí. Yo fui supuestamente la más votada, por la historia. Ella tenía unos cuantos días preguntándome cosas y yo decía pero y ¿ qué es lo que ella hace? Un día me dijo que me nominó. El día del premio fuimos para allá y fue el día entero y después fuimos al Palacio Nacional, ahí estuvimos con la primera dama y yo no estoy acostumbrada a ser el centro, nunca lo voy a olvidar. El presidente habló conmigo y la primera dama también. En ese momento yo no sabía la envergadura del premio, después que pasó fue que lo entendí. Es bueno que a uno lo reconozcan.

Escuela Taller de Santo Domingo

La Escuela Taller de Santo Domingo, ubicada en la Zona Colonial, inicialmente abrió sus puertas con el objetivo de restaurar monumentos coloniales. Desde hace 20 años su naturaleza se combinó con ser fuente de oportunidades e inclusión tras fundarse el Programa de Personas con Discapacidad, que ha impactado la vida de cientos de personas con condiciones especiales.

“Lo que busca la escuela, a través de un proceso largo, tedioso y difícil, es que la gente entienda que todo el mundo tiene derecho. A incluir a los chicos y equiparar oportunidades en diferentes áreas. La escuela estaba renegada a un tipo de aprendizaje, que solamente estaba fermentado en un solo grupo, pero ahora no, ahora tú tienes un grupo con diversas discapacidades, en todos los talleres. Cosas que puedan expresar, aprender y desarrollar”, es como describe las funciones su coordinadora académica Inés Rosario.

La Escuela Taller es la única actualmente que tiene este tipo de programas para personas con discapacidad y se ve amenazada por diversos retos que enfrenta como la falta de educadores capacitados para trabajar con personas que tengan algún tipo de discapacidad y el hecho de que hasta el momento, la escuela no cuenta con un espacio propio ya que el lugar que alberga sus talleres es prestado.

La escuela actualmente enseña ocho tareas distintas, entre las que están carpintería, construcción, artesanía especializada, ebanistería, electricidad, herrería, informática y fontanería, en busca de que estas personas se desarrollen, demuestren que sus discapacidades no representan limitantes para realizar diversas tareas.

Mejor persona
“Después de mi familia, el trabajo ha sido lo más importante para mí, porque he tenido días retadores, pero muchas recompensas. Sin temor a equivocarme, este trabajo me ha hecho mejor persona”

Servir
“Sigo creyendo que el cambio es posible, porque yo lo veo día a día. No quiero que la gente piense en grandes cosas, comienza por ti, por saber que desde donde estás eres capaz de servir ”

A futuro
Quiero hacer una escuela para los padres, para que se empoderen, busquen soluciones y acompañen a sus hijos en este proceso”

Crié a mis hijos sola
Criar sin papapa no es fácil, en un barrio menos y con una mamá ausente, pero lo logré, se graduaron con honores los dos y son profesionales”

Orgullo
Estoy orgullosa de ser dominicana, cada vez que he viajado decía que soy dominicana. Hoy sigo sintiéndome orgullosa”

Faltan espacios
De 52 escuelas talleres que hay en la República Dominicana, esta es la única que tiene a personas con discapacidades”

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