El galeno no aceptó cargos públicos para no comprometer su independencia, excepto regidor, cuando era honorífico

El doctor Robinson Abreu Blondet ha dedicado casi toda su vida al servicio de la medicina, llevando tranquilidad a miles de familias que le confían la salud de sus hijos. El retiro no está contemplado para este pediatra que a sus 87 años reinició las consultas tras la pausa obligada por la pandemia, y aunque una cirugía de vesícula hace unas semanas lo alejó del consultorio nueva vez, recibe hasta diez llamadas al día de padres para hacerle preguntas. El primer pediatra nombrado Maestro de la Medicina Dominicana, tiene entre sus méritos haber sido propulsor de la escuela de Medicina de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, la Escuela de Educación Especial, filial Santiago y otras iniciativas de impacto social.

1. Educación temprana
Mi familia vivía aquí en Santiago, mi papá era militar y mi mamá ama de casa pero con mucha cultura, tenía una buena educación. Mis padres se mudaron a la capital porque a mi papá lo trasladaban mucho, y por esos desplazamientos mamá nos daba clases en casa, comenzó desde que tenía 3 años a alfabetizarme, a los seis me llevaron a la escuela Paraguay a evaluarme, y me pusieron en el tercer curso. En las vacaciones, cuando pasé a cuarto, frente a casa vivía un señor que me veía leyendo y ofreció darme clases, cuando volví a la escuela me pasaron a sexto. A los diez años llegué a la escuela México en Santiago, duré dos años y llegué al bachillerato a los 12 años.

2. Contacto con la medicina
Estando en segundo de bachillerato, en las vacaciones, mi papá me llevó al hospital José María Cabral y Báez para que me pusieran de practicante, pero varios de los practicantes se tuvieron que ir a la capital a la universidad, habían pocos y nosotros éramos que hacíamos los servicios, entonces me inscribí en la Escuela Normal nocturna, y me nombraron practicante, hacíamos curetaje, anestesias, tomábamos la presión, había seis médicos residentes pero nosotros los asistíamos en el servicio. Desde pequeño papá me decía qué yo iba a ser médico, era una fijación por ese sendero.

3. Peripecias
Recuerdo que al terminar mi carrera en la Universidad de Santo Domingo, como en los últimos años mi familia tuvo problemas con el trujillato, asesinaron mi primo Roberto Blondet y cancelaron a mi hermano que era oficial del Ejército, yo tenía dificultad para conseguir empleo, y un amigo de mi mamá averiguó que el entonces hospital pediátrico Radhamés necesitaba practicante, y en vez de ponerme Robinson me pusieron Francisco, mi tercer nombre, y ahí llegué a Santiago al hospital que quedaba en la calle Duvergé, más abajo del consultorio del doctor José Tallaj, quien fue muy importante en mi vida, ya que el doctor había estado preso y agredido de una manera sanguinaria por la tiranía, y en consecuencia yo la acompañaba cuando salía a hacer visitas, y le cubría cuando lo detenían. Cuando inauguran el hospital, en eso matan a Trujillo y en vez de ponerle Radhamés le pusieron Arturo Grullón.

4. Especialidad
Hice mi especialidad en el hospital de pediatría del Instituto Mexicano del Seguro Social del 1964 al 1967. Al gobierno de Juan Bosch le ofrecieron una beca en el Hospital 20 de Noviembre en México, la cual cedió a la Sociedad de Pediatría, hicieron un concurso a nivel nacional donde participamos más de 50 médicos, gané el concurso, y cuando voy al ministerio a buscar los documentos me dicen: ah pero esa beca se la dimos a otro doctor de San Francisco de Macorís, es decir que me dejaron abanicando. Meses después la Sociedad de Pediatría tenía un congreso y los invitados eran de México, entre esos invitados estaba el doctor Federico Gómez, el director del recién inaugurado hospital de pediatría, yo era vicepresidente de la sociedad a nivel nacional, cuando le hago la anécdota me dice el que estaba con el doctor qué bueno que pasó eso, porque usted va para un hospital con otro nivel, y me gestionó la residencia allá. Me fui a México, al terminar la residencia me pidieron que me quedara un año más.

5. Familia
Cuando me fui a México mi esposa Lolin estaba embarazada, yo era de escasos recursos, pero de buenas a primeras el doctor Bonilla me dijo tu esposa va a dar a luz aquí y no va a pagar un centavo, el doctor Herrera se ofreció hacerle el parto. Estaba en México cuándo nació mi hijo mayor y fue una experiencia muy fascinante, mi esposa me llama por teléfono, yo estaba pasando visita y cuando le informo al doctor que nació el primogénito interrumpieron las consultas, fuimos a tomar café para celebrar. Mi esposa lo dejó el niño con sus hermanos y el abuelo que vivían en Mao hasta que tuviera un poco más de edad, volvió a buscarlo y regresamos juntos cuando terminé mi estadía en México. Luego llegaron los otros tres hijos, junto a mi esposa, que falleció el año pasado, formamos una familia hermosa, muy unida, y la relación con mis hijos sigue muy buena.

6. Ejercicio
A mi regreso al país comencé la práctica privada en la clínica de Gustavo Vincent, era una etapa en que yo tenía un crecimiento vertiginoso de clientela privada, allá fue el doctor Andrés Peralta a invitarme a que me integrara a la Clínica Corominas cuando se planificaba la construcción del gran edificio, yo dije que entraba si los otros pediatras estaban de acuerdo, hablé con dos de ellos y me dijeron que no tenían inconvenientes, pero el Consejo de Administración reúne a los tres y el vocero dijo que si yo entraba ellos se iban, entonces el Consejo de Administración le dijo que estaba bien, que se fueran, y me quedé solo, pero salí a buscar colegas para que se integraran.

7. Docencia
Me invitaron a dar clases en la Pucmm, en la universidad lo que existía era la Escuela de Enfermería, fui a dar clases de anatomía, fisiología, biología y lo hice de una manera gratuita, aún no había escuela de medicina; yo estaba emparentado con monseñor Hugo Eduardo Polanco Brito porque su hermano estaba casado con mi hermana, hablamos de crear la escuela y en el Club 20-30 celebramos un tele maratón para recaudar fondos para formar la escuela, ahí se sembró la primera semilla. Luego realizamos una reunión con todos los médicos de Santiago para que cada uno donara 1000 pesos para la escuela, dando $100 mensual, y ahí comenzó la idea. Busqué los profesores para pediatría y dábamos las clases en el hospital de niños porque no había cupos suficientes en la universidad. Los profesores que habían eran médicos allegados, pero con poca formación, entonces el doctor Batlle y otro más nos reunimos con monseñor Polanco Brito y Agripino en la casa de mi hermana, y les recomendamos los médicos que habían llegado de fuera, como Rafael Fernández Lazala.

8. Altruismo
La señora Mary Pérez de Marranzini quería poner aquí una filial de la Asociación Dominicana de Rehabilitación, y me dice la directora de la escuela de enfermería que le ayude con esa idea; ellos tenían una lista de los pacientes con ciertas condiciones que iban a la capital, los visité casa por casa y le promoví la idea de poner una escuela para ellos aquí. Llevé la idea al Club Activo 2030, del que era socio fundador, y me respaldaron, comenzamos la escuela con una profesora, dando clases en la iglesia San José, pero estaba vacío el segundo piso de la Junta Central Electoral, yo tenía amistad en el Ayuntamiento, llevé la propuesta y aprobaron cedernos ese espacio y ahí adquirió otra característica, se aumentó la población que asistía a clases, aparecieron más profesoras, y siguió creciendo. Luego conseguimos unos terrenos dónde está la actual escuela en la avenida Estrella Sadhalá y se construyó el edificio.

9. En la política
Era dirigente del Partido Revolucionario Dominicano, muy cercano a Don Antonio Guzmán, quien me designó director del Seguro Social en su gobierno pero decliné porque tenía un trabajo que me satisfacía como era el ejercicio de la medicina, veía cerca de 40 pacientes diario, yo era mi jefe, y le di las gracias; cuando renunció de la gobernación el doctor Corominas me designa gobernador y tuve que ir a Montecristi a renunciarle porque conocía las peripecias que sufría la esposa de él, todos los días por la mañana la gente buscando empleos, dádivas, y yo que veía tantos niños y conocía tanta gente, y además perdía mi independencia. Luego en otro gobierno me nombran embajador adscrito a la Cancillería que era honorífico, y fui regidor tres veces, para entonces era honorífico.

10. Viajes
He visitado más de 60 países. Junto a mi familia acostumbro a viajar todos los años, una vez hicimos un viaje dándole la vuelta a Estados Unidos, duramos cerca de un mes andando en autobuses; y una vez al año viajábamos con “Los viajeros de la paz y del amor”, un grupo que iniciamos tres parejas, y llegamos a ser más de 25 parejas, hicimos cruceros, fuimos a Madrid a una actividad rotaria y por tierra viajamos hasta llegamos a Marruecos. De esos viajes hay cosas que son impactantes, por ejemplo en Nepal fuimos a ver la cremación de cadáveres, el ritual de la familia. En Alemania coincidió que estaban tumbando el muro de Berlín en la misma fecha que nosotros estamos allá, trajimos pedacitos del muro.

La privada crece más rápido que la estatal

Para el doctor Abreu Blondet la medicina, desde sus inicios a la actualidad, ha cambiado notablemente, ha tenido una evolución positiva, muy trascendental, progresiva y beneficiosa, sobre todo aquí en el país y aquí en Santiago.

“Lamentablemente el crecimiento de la medicina privada va demasiado acelerado con relación a la medicina del estado, aunque ahora se está mejorando notablemente en este gobierno”.

Considera que durante muchos años la medicina estuvo descuidada por el Estado, se tenía un Estado con una formación dónde lo político y la idea de perpetuarse en el poder era lo fundamental, y la inversión en medicina no queda, no se puede promover porque se sanan o mueren, pero no se puede exhibir ni dar tanta oportunidad a la corrupción.

“La corrupción entendía que había que invertir en cosas y cuando invertía en medicina era para quedarse con la mayor parte, es decir que si se iba a comprar un equipo lo sobrevaluaban”, afirma el doctor.

Activo
No estoy retirado de la práctica médica, me aparté durante la pandemia y retorné después que me vacuné, luego me operaron de la vesícula y tuve que parar de nuevo.

Gratitud
Cuando fui exaltado Maestro de la Medicina, antes de ir al acto fui con mis hijos al cementerio a ofrendarle eso a la tumba de mis padres.

Papel protagónico
Cuando ganó Antonio Guzmán salieron los militares con banderas coloradas, a las calles e hicimos un comunicado que los frenó”

Satisfacción
La mayoría de los males de los niños está en la mente de los padres, cuando uno descubre la realidad y minimiza sus crisis, es muy gratificante”

Amigos
Me dice mi hijo mayor que todos sus amigos fueron pacientes mío, esa es la ventaja de un pediatra, que dejan de ser pacientes y pasan a ser amigos”

Frutos
Una de las vivencias más gratificantes que uno tiene con los pacientes, es que ve el fruto de los esfuerzos cuando son profesionales”

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