La estimulación temprana ayuda al desarrollo integral del niño

Los estudios neurológicos demuestran que los primeros años de vida desempeñan un papel clave en el desarrollo del cerebro del niño. Las primeras experiencias del pequeño, los vínculos que forman con sus padres y sus primeras experiencias educativas, influyen profundamente en su desarrollo físico, cognitivo, emocional y social en el futuro.

El desarrollo emocional, social y físico de un niño pequeño tiene un impacto directo en su desempeño general, y en el adulto en el que se convertirá

Los estudios neurológicos demuestran que los primeros años de vida desempeñan un papel clave en el desarrollo del cerebro del niño. Las primeras experiencias del pequeño, los vínculos que forman con sus padres y sus primeras experiencias educativas, influyen profundamente en su desarrollo físico, cognitivo, emocional y social en el futuro.

En este sentido, la estimulación temprana juega un papel fundamental, la cual se define como el conjunto de medios, técnicas y actividades que se emplean en niños desde su nacimiento hasta los seis años, con el objetivo de desarrollar al máximo sus capacidades cognitivas, físicas y psíquicas. Actualmente se reconocen 12 tipos de inteligencia, y el ser humano es capaz de contar con varias de éstas. Para que surjan y se desarrollen, la estimulación temprana es de vital importancia.

Entre las inteligencias reconocidas se encuentra la lingüística, lógico–matemática, espacial, musical, corporal y cinestésica, intrapersonal, interpersonal, emocional, naturalista, existencial, creativa y colaborativa. De acuerdo a la o las inteligencias que posea el niño, se destacarán su facilidad e inclinación hacia ciertas áreas. Contar con un espacio adecuado para que esto surja y evolucione, es importante.

De acuerdo con Laura Contreras, psicóloga, experta en atención e intervención temprana, y propietaria del Centro de Desarrollo Infantil e Intervención temprana “Towm For Kids”, que abrió recientemente, la estimulación temprana en los bebés es importante, ya que aprovecha la capacidad y plasticidad del cerebro en su beneficio, para el desarrollo óptimo de las distintas áreas. “Todo esto se logra proporcionando una serie de estímulos repetitivos, mediante actividades lúdicas, de manera que se potencien aquellas funciones cerebrales que a la larga resultan de mayor interés”, dice.

El bebé precisa recibir estos estímulos a diario, desde el momento de su nacimiento. Si recibe estímulos pobres, de una forma irregular o en cantidad insuficiente, el cerebro no desarrolla adecuadamente sus capacidades al ritmo y con la calidad que cabría esperar. Por otro lado, una estimulación temprana, abundante, periódica y de buena calidad garantizará un ritmo adecuado en el proceso de adquisición de distintas funciones cerebrales.

“La estimulación temprana une la adaptabilidad del cerebro a la capacidad de aprendizaje, y consigue que los bebés sanos maduren y sean capaces de adaptarse mucho mejor a su entorno y a las diferentes situaciones. No se trata de una terapia ni de un método de enseñanza formal. Es una forma de orientación del potencial y de las capacidades de los más pequeños. Cuando se estimula a un bebé, le estaremos abriendo un abanico de oportunidades y de experiencias que le harán explorar, adquirir destrezas y habilidades de una forma más natural, y entender lo que ocurre a su alrededor”, sostiene Contreras.

La psicóloga explica que el refuerzo de las actividades destinadas a apoyar el desarrollo integral de los niños y niñas, deben orientarse fundamentalmente a fortalecer en sus roles a la familia y la comunidad, para que éstas sean capaces, dentro de un ambiente afectivo y protector, de apoyar a los niños y niñas, les den las oportunidades para promover el aprendizaje cognitivo y las habilidades sociales, previniendo de esta manera los trastorno provocados por la falta de estímulos adecuados para su edad.

“Durante los dos primeros años, el niño debe tener oportunidades de explorar e interactuar de forma activa con su medio, exponiéndolo a nuevos retos y ambientes”, explicó Contreras.

“Por ejemplo en “Towm For Kids”, los niños y niñas tienen la oportunidad de disfrutar de un espacio adecuado en el que se les acompaña en su desarrollo a través de diversos programas, que estimulan y potencian sus áreas cognitivas, el lenguaje y comunicación, así como la parte conductual, su motricidad fina, gruesa y socioemocional, habilidades que enseñarán a los pequeños a desenvolverse, y a adquirir destrezas que podrán utilizar en su día a día en sus entornos y con sus iguales”, comentó la especialista.

¿Cuándo empezar a estimular al bebé?

De acuerdo con los expertos cuanto antes se comience con la estimulación temprana, mejor, porque la flexibilidad del cerebro va disminuyendo con la edad. Desde el nacimiento hasta los 3 años de edad, el desarrollo neuronal de los bebés alcanza su nivel máximo. A partir de los tres años, empezará a decrecer hasta los 6 años de edad, cuando ya estarán formadas las interconexiones neuronales del cerebro del bebé, haciendo que sus mecanismos de aprendizaje sean parecidos a los de una persona adulta.

Laura Contreras, psicóloga, experta en atención e intervención temprana.

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