Desde hace décadas, los medios de comunicación (prensa, televisión y radio) y hacedores de opinión junto a los ciudadanos de las naciones del mundo, han emprendido una lucha campal y constante por la libertad de expresión y difusión del pensamiento, que sin duda alguna es el elemento esencial de la democracia y el estado de derecho de todo país que respete los derechos fundamentales y humanos.

Sin embargo, en los últimos diez años, el surgimiento y la proliferación acelerada de las redes sociales han diversificado el modo en que la opinión pública se emplea, en algunos casos sin los criterios mínimos morales, éticos y periodísticos para validarse como tal. A raíz de esto, se ha abierto un portal con individuos que opinan, insultan, señalan y viralizan informaciones, que en la mayoría de los casos son falsas, injuriosas, dañinas o dirigidas con alevosía por sectores o personas jurídicas, que no dan la cara en sus acciones, y se escudan detrás de perfiles falsos para externar su odio y resentimiento social contra quienes han labrado un camino de esfuerzo, labor y años de formación.

Este mundo digital al parecer es incontrolable por las autoridades, debido a su amplio espectro y facilidad a la que se tiene acceso. Es aquí donde la posverdad adquiere poder, que con deliberada intención se manipulan hechos, acontecimientos y datos falsos con elementos de verdad para confundir e influir en la opinión pública.

En la República Dominicana, la libertad de expresión está por la Ley 6132 de Expresión y Difusión del Pensamiento, salvo que su ejercicio atente contra la honra de las personas, el orden social o la paz pública. Por tal razón, el Gobierno debe prestar especial atención a las redes sociales y sus usuarios, sin coartar los derechos de las personas a expresarse. Además, es necesario revisarla, ya que data de 1962, y las sanciones que estipula, no le hacen justicia al daño causado por los antisociales digitales.
Asimismo, las ´´Fake News´´ o noticias falsas, término que ha popularizado el presidente de los Estados Unidos, Donald J. Trump, precisamente cuando acusa a medios digitales de publicar patrañas con el objetivo de destruir moralmente a una persona y su labor o empresa. Hoy en día las informaciones en las redes sociales se toman con pinzas, por la gran cantidad de contenido falaz que recogen.

El connotado periodista Javier Darío Restrepo (fenecido), advierte en el manual “Ética Periodística en la Era Digital”, donde aborda la posverdad, la independencia, la instantaneidad de las noticias, el sensacionalismo, el financiamiento de los medios, y el papel de la verdad en tiempos de odio, que ´´esta época de la posverdad tiene elementos que la convierten en una de las peores amenazas al periodismo profesional de estos tiempos. El hecho de preferir una verdad alternativa a la basada en hechos, no solo erosiona la debilitada credibilidad de los medios, sino que también apela a las emociones de la gente que, cada vez más prefiere solo escuchar a quienes piensan como ellos mismos dentro de las redes sociales en donde crean su propia cámara de eco´´.

El Gobierno, el Colegio Dominicano de Periodistas y abogados tienen el compromiso de aunar esfuerzos para enfrentar de forma directa y contundente a los difamadores y sus medios homicidas de la verdad y la ética profesional del buen periodismo.

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