La temporada ciclónica 2020 pasará a la historia como la más activa en los últimos 40 años.
Agencias internacionales de meteorología pronosticaron la formación de 20 a 25 tormentas tropicales, pero las predicciones se quedaron cortas, tanto que el abecedario no fue suficiente para nombrar a los nuevos fenómenos, y hubo que recurrir al alfabeto griego, tal como pasó en el 2005, cuando se formaron 28 ciclones con vientos superiores a los 63 kilómetros por hora.

Hasta la fecha se han formado 30 tormentas tropicales, convirtiéndose esta en las más hiperactiva de las últimas cuatro décadas, de acuerdo con la directora de la Oficina Nacional de Meteorología (Onamet).

“Esta temporada ha sido anormal”, dice Gloria Ceballos al referirse a Arthur, primer ciclón tropical en este período crucial, formado el 16 de mayo, 15 días antes del inicio de la temporada ciclónica, que tiene lugar desde el 1 de junio al 30 de noviembre. De estas 30 tormentas, dos impactaron a la República Dominicana: Isaías y Laura, las cuales activaron las alertas en todo el territorio nacional.

Las aguas de Isaías azotaron al país, con mayor fuerza en el Este, el 30 y 31 de julio, dejando en su paso una persona muerta, más de cinco mil evacuados, inundaciones, desbordamiento de ríos, cañadas, daños considerables a la agricultura y a 1,168 viviendas.

No bien se recuperaban algunas comunidades, cuando Laura tocaba suelo dominicano el 23 de agosto, como resultado 3,375 personas fueron evacuadas de sus casas y unas 755 viviendas quedaron afectadas, según reportes del Centro de Operaciones de Emergencias (COE). Distribuidoras de energía reportaron 1 millón 100 mil viviendas y comercios sin servicio eléctrico, en el Sur y Este del país.

A consecuencia de las lluvias, una mujer de 44 años y su hijo de 7, identificados como Yilenia y Darwin Frías, perdieron la vida tras derrumbarse su vivienda en el sector Los Palmeros, en el kilómetro 14 de la autopista Duarte. También se reportó la muerte de un hombre, producto de la caída de un árbol sobre su casa, en La Guáyiga, localidad ubicada a 22 kilómetros de Santo Domingo.

¿Por qué tantas tormentas?

La titular del Onamet atribuye el comportamiento de esta temporada a dos factores favorables y determinantes en la formación de ciclones tropicales: el enfriamiento del océano Pacifico que se manifiesta en el calentamiento de las aguas del Atlántico, fenómeno conocido como La Niña; y a la incidencia de los vientos débiles en las altas atmósferas.

“Vimos como en mayo-abril las temperaturas de las aguas del Atlántico, sobre todo aquí en El Caribe Occidental estaban dos y tres grados por encima de lo normal. Para que se formen las tormentas, las temperaturas de las aguas del océano tienen que estar por encima de 26.5 grados centígrados, pero ya la temperatura estaba en 29, muy por encima de la mínima que se necesita para que se forme un ciclón tropical”, precisó.

No deja de mencionar los efectos del cambio climático que, según dijo, trae como consecuencia temporadas más activas y huracanes más intensos, tendencia exhibida en los últimos años.

Ceballos se estrenó como directora de Onamet en 2005, cuando se produjo una de las temporadas más activa que los satélites meteorológicos hayan registrado, solo superada por la de este año.

No obstante, destaca que aunque en el 2020 se formaron más ciclones, los huracanes del 2005 golpearon más fuerte, porque la energía ciclónica acumulada de ese año fue superior que ahora.

A la temporada ciclónica solo le faltan cinco días para culminar. Sin embargo, el fenómeno climático La Niña provocará que tengamos lluvias por encima de lo normal para los próximos tres meses, explica Ceballos.

No obstante, el geólogo Osiris de León advierte que el país deberá prepararse para seis meses más de lluvias. “Ahora tienes exceso de vapor de agua, que es lo que está generando todas estas lluvias, que prácticamente no paran y que no van a parar ahora. Hay que considerar lo que resta del mes de noviembre, diciembre, enero, febrero, marzo, abril y mayo del año que viene, y a partir de ahí va a empezar a disminuir”, dice.

Agrega que la temporada ciclónica al estar acompañada por el fenómeno La Niña ha recibido cada centro de baja presión más vapor de agua, que actúa como el combustible que fortalece, motoriza, empuja y amplía el tamaño de los fenómenos meteorológicos. En ese sentido, recomienda a instituciones del sector agrícola ir planificando cómo mitigar el impacto de las lluvias en los diferentes cultivos.“Así como la sequía nos daña la agricultura por falta de agua, el exceso de agua también la daña”, expresó.

Insta a las alcaldías y al Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones a tomar las previsiones de lugar, por los daños que causan las constantes lluvias al drenaje pluvial, calles, puentes y carreteras, que dejan muchas comunidades aisladas. De León alerta a las entidades responsables de almacenar, tratar y distribuir agua potable para que protejan las tuberías soterradas en los causes de los ríos que captan el preciado líquido servido a la población.

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