Luis Ros es un joven talento nacido en Miami, que despunta en el arte dominicano con la muestra “Soul”, actualmente en exhibición en el Museo de las Casas Reales. Las obras fueron creadas en la casa de la finca materna del artista, en la Piñita de Salvaleón de Higüey, espacio que se ha convertido en el laboratorio donde ha podido reflexionar, bosquejar, experimentar y verter pintura, hasta completar cada obra. Expresó que la idea de presentar la muestra, surgió una tarde cuando conversaba con su suegra Sonia Alfonso, quien al ver sus trabajos quedó impactada con los detalles en las piezas y la carga emocional que había en ellas, al tiempo de iniciar la coordinación, a través del galerista Francisco Nader para que su producción pudiera exhibirse en dicho museo.

¿Háblanos un poco de ti, quién es Luis Ros?
Bueno, qué decir, … soy un amante del arte, de la vida y de mi familia; hijo de Carlos Ros y Mari Carmen Jiménez Gronau. Tengo tres hermanos: Carlos Eduardo Ros Jiménez, Daniel Enríquez Ros Jiménez y Alma Estela Ros. Nací en Miami, pero me siento muy dominicano. Estudié en el Carol Morgan y luego me matriculo en la American Academy of Personal Training de Nueva York. También estudié Artes Culinarias en Chef Academy en Santo Domingo.

¿Cómo te vínculas con el arte?
Empecé a pintar a muy temprana edad. Cuando tenía 5 años dibujaba rostros sobre las publicaciones en las revistas que llegaban a mis manos. Y, en mis fiestas de cumpleaños mis padres me obsequiaban siempre lápices de colores y “sketch books”, esto me encantaba. De hecho, las clases de arte resultaron ser mis favoritas en el colegio, recuerdo que siempre dibujaba casas y manzanas.

¿Cómo es que te interesas por la música?
Yo diría que mi sensibilidad ha ido en aumento. Con tan solo 15 años empecé a tocar guitarra de forma autodidacta. Mi papá dice que no le sorprende, pues mi tatarabuelo fue músico, José Ros Ros, hijo de catalanes que emigraron a Cuba, fundador del Instituto de Música de Manzanillo, Provincia de Granma, Cuba. Y mi abuelo paterno, aunque empezó estudiando Arquitectura en Cuba y tuvo que aprovechar la oportunidad para estudiar Finanzas en Canadá, fue muy bueno siempre como animador de fiestas. Le encantaba bailar y tocaba la armónica, el piano, la guitarra, así como varios instrumentos de percusión. De hecho, me cuentan que mi abuelo solía reproducir sonidos melódicos a un serrucho con el arco del violín.

¿Sientes que tu destino era ser artista?
A pesar de que dibujaba con frecuencia, no tenía claro si quería ser artista, hasta que participé en una clase de Arte Terapia en un centro. Como ejercicio final, me correspondió crear una obra y explicar su significado delante de 30 personas. La idea era detallar los elementos que integraban la pieza, la cual había intitulado: “Una vida sin propósito”. Desde aquel momento tuve claro que el arte es lo mío, así que seguí pintando para ejercitar mi técnica. De igual modo, empecé a buscar referencias en Internet, adquirir libros y materiales diversos que me permitieran avanzar en mi proceso formativo.

¿Cómo surge la idea de presentar tu primera exposición?
Una tarde, conversando con mi suegra la jazzista Sonia Alfonso me anima a mostrarle los trabajos que había hecho. Al apreciarlos quedó impactada, identificándose con todos los detalles en las piezas y la carga emocional que había en ellas. Sonia Alfonso es de las primeras personas en valorar mis obras, apostando a mi éxito como artista, al tiempo de iniciar la coordinación necesaria a través del galerista Francisco Nader para que mi producción visual pudiera exhibirse al público en el Museo de las Casas Reales. Muy agradecido de su directora, la doctora Elizabth Hazim por la oportunidad, así como de Cándido Gerón que escribió las palabras al catálogo y Lilian Carrasco que se encargó de la curaduría de la muestra. Han sido días de mucho trabajo, pero también de gran satisfacción. Agradecido de Dios por esta oportunidad y de mi novia Alma Álvarez que siempre me compaña y a quien dedico esta primera muestra. Igual el apoyo de toda mi familia, en especial de mis padres, así como todo el equipo que se ha involucrado en hacer realidad la presentación de mis obras al público.

¿Cómo te sientes al ver tus trabajos exhibidos en una de las principales salas de exhibición de tu país?
Es indescriptible lo que siento. Hay en mí una carga de emociones, espero poder seguir adelante pintando lo que siento para ver a la gente feliz con el color que despliego en mis obras. Ha sido una alta distinción haber contado en la apertura con la ministra de Cultura Milagros Germán y de Gamal Michelén, que además de viceministro de Cultura, es crítico de arte y se refirió de forma positiva sobre mis trabajos.

¿Tu arte se ha influenciado por las obras de otros creadores?
Sí, desde luego, en mi arte es notoria la influencia de Jackson Pollock, Jean Michael Basquiat y Willem de Kooning. El estudio sistemático de la labor artística de estas grandes figuras me han trazado el camino para afianzar mis pasos en el mundo del arte.

¿Qué sientes cuando pintas?
Mientras pinto, ya no existe nada más, la pintura me hace sentir pleno. Es como si pintar fuera la forma más sublime para confirmar la existencia”.

¿Cuál crees que sea tu aporte a la sociedad a través de tu arte?
Creo que mi aporte sería poder transmitir el amor y la alegría con la que pinto cada una de mis obras.

Estímulo
Mi suegra, la jazzista Sonia Alfonso me animó a mostrarle mis trabajos, siendo de las primeras personas en valorar mis obras, apostando a mi éxito como artista”.

Bienestar
Mientras pinto, no existe nada más, me hace sentir pleno, es como si pintar fuera la forma más sublime para confirmar la existencia”.

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