Fidel Soto
Fidel Soto

Antes de iniciar, dedico estas palabras a Napier Díaz González, Santiago Pérez e Ignacio Rodríguez Chiapini, tres compañeros que considero representan el valor, la integridad y la constancia de todos los camaradas de la Línea Roja del 1J4.

El movimiento Revolucionario Clandestino 14 de Junio se formó en honor y con la plataforma política de los expedicionarios de Constanza, Maimón y Estero Hondo.

Es muy posible que cuando esos combatientes eran torturados por la fuerza represiva del régimen trujillista no pensaran que, seis meses después, cientos de jóvenes patriotas encabezados por Manuel Aurelio Tavarez Justo, Minerva Mirabal, Manuel Tejada Florentino y Pipe Faxas entre otros, tomarían la decisión de crear un instrumento político que desempeñó un papel extraordinario en la lucha revolucionaria de nuestro país. Movimiento que, al ser descubierto por el régimen trujillista, sufriría al igual que los héroes de junio, crueles torturas de una Gestapo caribeña.

Tampoco pensaron que, una vez eliminado el tirano, dicha agrupación tendría la potencia de impactar en la conciencia del pueblo, llegando a expandirse por todo el territorio nacional, bajo la guía de su líder Manolo, con el programa mínimo de los héroes de junio del 59, con un periódico impetuoso, un vibrante programa radial y una aguerrida militancia dispuesta a generar los cambios sociales que necesitaba la nación dominicana.

Celebradas las primeras elecciones libres, en 1962, obteniendo la victoria el Profesor Juan Bosch, la oligarquía nacional dirigida por el Departamento de Estado Norteamericano conspiran y derrocan al gobierno constitucional. Ante este panorama, el 1J4 se lanza a la lucha, creando 6 focos insurreccionales, que fracasan por falta de experiencia y preparación.

Esta acción heroica dejó la organización debilitada y en la misma perdieron la vida 29 dirigentes nacionales, entre ellos el líder máximo Manolo Tavarez, más el apresamiento y deportación de decenas de dirigentes y cuadros importantes de la organización.

Aun cuando quedó debilitado y envuelto en debates evaluativos, el proceso de lucha contra el gobierno de facto lleva a que el 14 de Junio se levante de nuevo y resurja con fuerza en la Revolución Constitucionalista, jugando un rol de primer orden, donde se destacan la mayoría de dirigentes y militantes en los combates y en la creación de los gloriosos comandos.

Terminada la guerra de abril e impuestos los acuerdos de paz, violados por la oligarquía y los Estados Unidos, se establecen en el país más de 500 agentes de la contrainsurgencia con el propósito de destruir a las organizaciones de izquierda y detener el proceso revolucionario.

El papel de la contrainsurgencia, unida al infantilismo y la inmadurez del movimiento provocaron la atomización y división de la fuerza revolucionaria.

Es entonces cuando el movimiento revolucionario 14 de Junio trata de iniciar una lucha guerrillera sin las condiciones ni preparación necesarias, recibiendo golpes contundentes en el año 1967, con la caída de Orlando Mazara en las montañas de Ocoa, Luis Parrish y Reyes Saldaña en los campos de Nagua, Rafael García, Ernesto Johan y José Perdomo en la loma Los Quemados de Bonao, y Carlos Castillo en la ciudad capital; así como el apresamiento de una veintena de cuadros y dirigentes y la exposición pública de documentos comprometedores relacionados con la lucha guerrillera, que nos obligan a replegar los planes de guerra de guerrillas hasta estar mejor preparados.

La caída de Ernesto Guevara en Bolivia obligó a un replanteamiento crítico de la lucha guerrillera en toda América Latina. Tanto por esto como por la situación del movimiento a nivel nacional, es que se decide enviar al exterior a un gran número de dirigentes y militantes a entrenarse y a estudiar la experiencia de China, Cuba y otros países del bloque socialista.

Todo esto, mientras surgían y se extinguían múltiples focos guerrilleros en todo el continente inspirados por el triunfo en Sierra Maestra del 26 de julio en Cuba, y atizado con fervor por la gloriosa resistencia del heroico Vietnam, al tiempo que se agudizaban las contradicciones ideológicas en el campo nacional e internacional.

En 1968, llegan del exterior los grupos enviados por el 1J4, y dependiendo del país donde fueron entrenados, trajeron valoraciones y líneas diferentes sobre el camino de la revolución. Tales contradicciones hicieron que un gran instrumento revolucionario, como el 14 de Junio, se resquebrajara llegando en ese momento al peligro de una extinción total.

Es, entonces, cuando un grupo de dirigentes medios y de base, actuando con responsabilidad histórica, se rebelan contra la dirección del catorce de junio y deciden salvar la organización, armados con las ideas marxistas – leninistas y el pensamiento de Mao Tse Tung, mantienen y rescatan el instrumento revolucionario que 8 años antes formara Manolo Tavarez y Minerva Mirabal.

El conjunto de hombres y mujeres que forman la Línea Roja del 1J4 mantienen viva, más que cualquiera de los otros agrupamientos en que se divide la organización, la tradición histórica y política de ese gran partido.

Es con razón que no prescinde de su nombre (1J4) ni de la egregia figura de Manolo Tavarez y sin renunciar al verde y negro ni al himno del 1J4, añade el color rojo, característico de los ideales de la revolución y partidos comunistas en todo el mundo, y la efigie de Mao Tse-Tung,

¿Sobre cuáles bases y características se crea la L R?

La característica fundamental que adopta la organización es la de luchar en defensa de los intereses de la clase obrera y el pueblo trabajador, con la divisa de servir al pueblo, adoptando como programa la lucha por un gobierno de Nueva Democracia que le asegure al pueblo el pan, la tierra, el trabajo y la libertad, plasmado en su documento constitutivo conocido como Criterios Básicos para la Unidad de los Marxistas Leninistas y la construcción del Partido Proletario con vista a crear las bases de apoyo en el campo para la necesaria y correcta lucha armada en ese momento histórico.

La situación imperante al momento de surgir la Línea Roja era del dominio de una concepción equivocada sobre los métodos a ser aplicados en el proceso de la lucha revolucionaria.

La Línea Roja, privilegiando la organización y las acciones de las masas, adopta una posición de rechazo al foquismo, rechazo a los golpes de mano, rechazo al ultra izquierdismo infantil y al terrorismo individual que tanto daño hacía al proceso en ese momento con la política de Tierra Arrasada y Golpe de Estado Revolucionario, así como el rechazo a los choques intergrupales que cobraron las vidas de varios revolucionarios y hombres del pueblo.

Postulamos una política de sostenimiento basada en la necesidad de apoyarnos en nuestros propios esfuerzos sin depender del sostenimiento económico internacional de ningún partido ni gobierno aliado.

Se adoptó una política nacional constructiva y de masas; y para esto aplicamos el método certero de la Integración a la Producción, como una manera eficaz de fundirnos con el pueblo y poder realizar aquella idea de Lenin de que el partido no es más que la fusión del socialismo científico con el movimiento obrero espontáneo de la clase obrera. Y si bien es cierto que cuadros y dirigentes quedaron con las manos encallecidas por el trabajo y la piel quemada por el sol en los campos, también es cierto que les germinó la conciencia revolucionaria de servir y luchar por la liberación de nuestro pueblo.

En la línea política internacional, afianzamos nuestro apoyo y solidaridad hacia todos los pueblos en lucha contra el imperialismo, en especial con el heroico y resistente pueblo vietnamita.

Para la formación y el afianzamiento ideológico y político de dirigentes y militantes adoptamos un programa de educación basado en la crítica y la autocrítica y el constante estudio de los llamados tres artículos permanentes de Mao Tse-Tung, con los cuales aprendimos a valorar la importancia de despojarnos del individualismo y todos los vicios propios de nuestra procedencia social luchando siempre por estar al servicio de los mejores intereses de la clase obrera y el pueblo trabajador. Estos artículos son: El Viejo tonto que removió la montaña, En Memoria de Norman Bethune y Servir al Pueblo.

Con estas armas como guía y el arrojo de una decidida militancia nos lanzamos al ruedo de la historia superando el camino que veníamos transitando desde hacía años como catorcistas, llegando la Línea Roja a destacarse y adquirir un gran prestigio en el pueblo aplicando siempre la consigna de luchar con razón, con ventajas, y sin sobrepasarnos.

Fue tal la influencia lograda, que nos insertamos en las fábricas, sindicatos y centrales obreras, tales como los Sindicatos Azucareros, Portuarios, de Metaldom, de la Tabacalera de Santiago, de M González, de la Tenería Bermúdez, de las Empresas de Corde, de teléfonos, de la CDE, de choferes como UNACHOSIN, y creando la Central Provincial de Trabajadores de Santiago (CTP). Asimismo, incidimos en la formación de agrupaciones de maestros como la ADP, nos insertamos en los comités de amas de casas, sectores profesionales y grupos estudiantiles como FRAGUA, UER y la FED, llegando incluso a crear en la misma Universidad Madre y Maestra la Alianza Revolucionaria de Estudiantes de Santiago (ARES).

Enfocando al campo como el centro de gravedad de nuestro trabajo para el inicio de la guerra revolucionaria, le dimos un poderoso impulso a la lucha campesina, en acciones como la toma de tierras en el Pino y otras regiones, principalmente en el Cibao, y el fortalecimiento de la Asociación de Cosecheros de Tabaco de Villa González.

Creamos y mantuvimos influencia sobre asociaciones clubísticas, como el Mauricio Báez en Villa Juana y Los Cachorros de Cristo Rey, el Héctor J. Díaz etc. en fin, la presencia de la Línea Roja fue muy relevante y hasta cierto punto determinante como fueron los casos de la huelga general pacifica en Tamboril y San Francisco de Macorís (en esta última, se presionó de manera contundente la salida del represivo Coronel balaguerista Inirio Pérez Naut) que señalaron el camino de lo correcto que era la lucha de las masas bien dirigidas, unificadas y combativas.

Hoy al conmemorar la creación de la Línea Roja-1J4, queremos valorar más que nunca el espíritu de servir al pueblo. Y ¿Qué es servir al pueblo? Servir al pueblo es luchar por sus derechos e intereses, por la verdadera democracia y no una “caricatura tras la cual se esconden las injusticias y los privilegios”. Servir al pueblo es mantener en alto los ideales de Duarte y Los Trinitarios, Los Restauradores, Los Expedicionarios de Luperón, de Constanza, de Maimón y Estero Hondo, Los Insurrectos del 63 con Manolo a la cabeza y los principios de aquella Gloriosa Revolución, no concluida todavía, de abril del 65 de los coroneles Fernández Domínguez y Caamaño Deñó.

Como dijo un gran maestro: “A la patria no se le usa, se le sirve”. En tal sentido, servir al pueblo es luchar contra la corrupción y el crimen, contra el enriquecimiento ilícito y contra todo tipo de males que dificultan alcanzar el progreso de la nación, el bienestar del pueblo, un régimen de auténtica democracia y una Patria digna en el ámbito de las naciones y pueblos del mundo.

Fidel Soto es uno de los fundadores de la Línea Roja del 14 de Junio que posteriormente se convirtió en Partido de los Trabajadores Dominicanos (PTD). El sábado 18 de julio varios de los miembros de esa agrupación se reunieron para reflexionar sobre sus experiencias.

Por: Fidel Soto

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