La Vega. A cuatro meses de retomar los trabajos de construcción del mercado municipal afectado por un fuego, el proceso de intervención marcha lento, mientras crece el reclamo de los 200 buhoneros desplazados que esperan por un espacio decente.
Desde que ocurrió el siniestro el 29 de mayo del 2016, el entonces gobierno de Danilo Medina prometió asumir la obra, pero apenas empezaron ,la dejaron abandonada. Ante la falta de un lugar adecuado, decidieron habilitar un espacio improvisado en la calle Antonio Guzmán, en la antigua entrada de la ciudad, hasta tanto concluyeran el espacio ubicado en pleno casco urbano. En mayo próximo, se cumplen justamente cinco años de que se registrara el fuego, pero los vendedores que han arropado el entorno ven con poco optimismo que las nuevas estructuras estén listas a mediano plazo.
José Concepción, dedicado a la venta de bicicletas, reconoce que las presentes autoridades se han empeñado en construir un local acogedor en el mismo terreno donde fue instalado en 1992, entre las calles Juana Saltitopa, Núñez de Cáceres y Duvergé.
Larga espera
A principio del mes de octubre del pasado año, tanto el alcalde vegano, Kelvin Cruz como la gobernadora provincial Luisa de la Mota, reunieron a dirigentes de la Asociación de Mercaderes para tratar el estado de la construcción del mercado público y anunciar el reinicio de los trabajos. “La información que tenemos es que el mercado estará terminado para finales de este año. Aunque con lo lento que van, puede que se tarden más tiempo”, apuntó José Peña, empleado de un establecimiento ubicado a escasos metros del mercado.
Aunque en ocasiones van algunos trabajadores para poder avanzar en el proceso de construcción, los buhoneros dicen que se requiere aumentar la inversión para poder contar con mayor personal para que se concluya.
Algunos aprovechan para tirar basura
El descuido por parte de las autoridades municipales es tal, que en la parte frontal del mercado lo han aprovechado para improvisar un vertedero donde lanzan todo tipo de desperdicios, mientras algunos desaprensivos que tienen instalados tarantines, utilizan los hierros y persianas del nuevo mercado para sostener su improvisado local.
