El juicio del caso Odebrecht quedó paralizado hasta tanto se decida sobre una recusación que le hizo ayer el Ministerio Público a dos de las juezas que conocen el proceso.
El órgano acusador alegó que en las últimas decisiones emitidas por las magistradas Tania Yunes y Jissel Naranjo, integrantes del Primer Tribunal Colegiado del Distrito Nacional, ha habido un giro sorprendente que “huele a impunidad”, por lo que piden que se aparten del proceso y en su lugar se designen otros jueces.

La presidenta del tribunal, Esmirna Giselle Méndez, no fue recusada.

La recusación se da, luego de que, por mayoría de votos (los de Yunes y Naranjo y con el disidente de Méndez), se dictó un fallo que no le favoreció al Ministerio Público.

El titular de la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa (Pepca), Wilson Camacho, dijo en audiencia que en las decisiones que han dado Yunes y Naranjo, han tenido un “giro extraño que envuelven impunidad”.

El fallo que generó la recusación consistió en la excluclusión del juicio del testimonio de Julián Rojas, quien realizó los informes a las declaraciones juradas de Víctor Díaz Rúa, Andrés Bautista, Tommy Galán y Roberto Rodríguez, cuyos documentos también fueron excluidos del juicio en la audiencia pasada y con los cuales el Ministerio Público creía probar su teoría de que los imputados incurrieron en enriquecimiento ilícito.

Las juezas que no aceptaron la recusación e indicaron tajantemente que no hay ningún supuesto para ser apartadas del proceso.

Yunes manifestó que las decisiones que dice Camacho “huelen a impunidad”, han sido tomadas en su mayoría a unanimidad y aplicando la ley de forma correcta.

Dijo que no es tarea de los jueces enfrentar la impunidad, sino que están para evaluar las pruebas.

Ahora la Corte de Apelación del Distrito Nacional debe decidir sobre la recusación.

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