La salud sexual en pandemia: de qué manera el COVID-19 impactó en la intimidad de las personas
La salud sexual en pandemia: de qué manera el COVID-19 impactó en la intimidad de las personas

Mucho se especula con la “nueva normalidad” y cómo será el mundo cuando finalmente la pandemia que causó el COVID-19 sea controlada.

Según pronosticó esta semana el médico y científico social estadounidense Nicholas Christakis, profesor de la Universidad de Yale y codirector del Yale Institute for Network Science, tras el fin de la pandemia, y una vez superado el impacto psicológico y social que causó el SARS-CoV-2, “se esperan años de más libertad sexual y mayor consumo”.

En el Día Mundial de la Salud Sexual, Infobae quiso ahondar con especialistas al respecto y analizar de qué manera la pandemia impactó en la sexualidad de las personas.

Para el médico psiquiatra y sexólogo Walter Ghedin (MN 74.794) “teniendo en cuenta la experiencia de otros sucesos traumáticos como las guerras y las dictaduras es posible pensar que la post pandemia podría provocar una liberación de conductas ahora reprimidas o limitadas por el miedo y las medidas restrictivas”. “Sin embargo, estos comportamientos de recuperación de las libertades tienen un tiempo de despliegue, de entusiasmo inicial, para luego volver a la organización social anterior -evaluó-. Son muy fuertes las normativas sociales y culturales como para que las conductas se modifiquen sólo por la pandemia; se trata de cuestiones que requieren de tiempo y de una toma de conciencia para que sean incorporadas como nuevas pautas sociales”, dijo en referencia a la posibilidad de “sentir menos miedo, más libertad sexual, placer y disfrute como prioridad y hacerlo extensivo a otras cuestiones igual de importantes como es el trabajo, más autonomía personal y objetivos de desarrollo menos ambiciosos que los actuales”.

En consideración de la médica sexóloga y ginecóloga Beatriz Literat (MN 50.294), “existe una diversidad tan amplia en el planeta que es poco probable que personas de diferentes culturas, costumbres, edades, niveles económicos y valores éticos vayan a comportarse sexualmente de una forma similar”. “Creo que vaticinar que el planeta entero va a caer en un ‘desenfreno sexual’ es una opinión rara, viniendo de un sociólogo, si se entiende realmente lo que la sexualidad significa y cómo logran expresarla las diferentes personas que pueblan el mundo”, opinó la especialista del Departamento Medicina Sexual de Halitus Instituto Médico.

Y tras asegurar que “el miedo sigue presente”, Ghedin resaltó que “el deseo y la necesidad de socializar, incita a las personas a encontrarse”. “Existió una etapa durante 2020 con más restricciones para los encuentros, ocupando un lugar significativo el sexo virtual, sin embargo, en este año hay más ánimo para concretar citas, tanto en personas jóvenes como en adultos vacunados, que se animan a no dejar más tiempo de restricciones”, analizó.

¿Cómo cree que la pandemia afectó la sexualidad de las personas?

-Ghedin: La pandemia aumentó la ansiedad, con ella se intensificó el miedo al contagio. La distancia social, el aislamiento y las medidas de prevención provocaron un alejamiento entre los cuerpos y el erotismo.

Cuando las personas están en estado de alerta, de alarma, sobre todo cuando hay una amenaza tan cercana e invisible, toda actividad que no contribuya a mantenernos despiertos, atentos, es desplazada del campo de la conciencia. La constante es estar vigilantes y preparados frente al peligro. El cuerpo se dispone a atacar o huir, no se puede focalizar en el placer. Por tal motivo el tan esperado “baby boom” post pandemia no apareció como se suponía, por el contrario, los nacimientos bajaron en más de un 20%.

Para las parejas convivientes, el home office, la preocupación por los hijos, la incertidumbre laboral, la pérdida del atractivo por la convivencia 24 x 7, todos estos factores, en lugar de aumentar el deseo, lo bajó notoriamente.

Aumentaron las consultas por problemas de pareja, y por problemas sexuales. Los roles familiares más o menos organizados antes de la pandemia quedaron trastocados. Se generaron más discusiones por la cercanía y la poca flexibilidad para repartirse las tareas del hogar. Todas estas causas provocaron baja del deseo y relaciones sexuales pocos satisfactorios.

No obstante, en muchos casos, las expectativas por tener buenas performances sexuales se mantuvieron altas, como si se negara el contexto general que se estaba viviendo bajo un “estamos juntos aprovechemos para tener sexo”, con las decepciones consiguientes por sentir que no habían estado a la altura de lo que suponían.

Literat: Una vez más reconozcamos la diversidad. Hubo parejas que tuvieron hijos, otras que no los tuvieron, otras que se separaron y otras que consultaron por disfunciones sexuales, sin distinción de edades.

En cuanto a las personas que no estaban en pareja, hubo encuentros virtuales, personales, se formaron parejas, se recurrió a la autosatisfacción y muchas otras situaciones.

Muchas personas aprovecharon la circunstancia del confinamiento para iniciar un tratamiento sexológico esperando poder solucionar su problema y retornar a la actividad sexual cuando ya no hubiera tanto riesgo.

Y dado que antes de la pandemia, los especialistas alertaban por el aumento de enfermedades de transmisión sexual (ETS), consultado acerca de cuál cree que es la situación en este momento, Ghedin señaló que “las ETS habían aumentado antes la pandemia y se mantienen altas, fundamentalmente porque el distanciamiento y las medidas de prevención en general no impidieron los contactos, sobre en las personas más jóvenes”. “Además, el atraso en los controles médicos impidió hacer un diagnóstico más rápido de las ETS con más tiempo para la propagación de los agentes patógenos, como el VIH, sífilis, gonorrea, clamidia, HPV, etc”, resaltó.

En la misma línea, para Literat, “el temor a concurrir a centros de salud provocó ciertamente un déficit de los controles y de la atención médica aunque con la vacunación, lentamente se está volviendo a recuperar este aspecto de la medicina preventiva”.

¿Cuáles son las claves del cuidado de la salud sexual?

Ghedin: La sexualidad no es sólo placer genital, nos compromete a ser personas que deseamos, a desarrollar la capacidad para proyectarnos sexual y románticamente.

Sexualidad es libertad, cuidado personal, empatía, respeto por el otro. La educación sexual, por sobre todas las cosas ayuda a conocernos, a preservarnos, a respetar y hacer respetar nuestras decisiones sobre el cuerpo, los sentimientos y capacidades intrínsecas.

Literat: La salud sexual requiere del cuidado de la salud general, ya que la una depende de la otra. Descanso, nutrición adecuada, actividad física regular, manejo adecuado del estrés y controles médicos periódicos. Fundamentalmente, la posibilidad de mantener una vida sexual relacionada con un vínculo que nutra a la persona y le permita expresarse sexualmente uniendo los aspectos físicos y emocionales.

Que la actividad sexual no sea un simple impulso físico que hay que satisfacer sino aprender a integrarla como un verdadero modulador y sincronizador de procesos biológicos, emocionales y espirituales.

Finalmente, sobre si trajo el COVID-19 nuevos cuidados para tener en cuenta en la sexualidad, la especialista sostuvo que “antes de la vacunación la situación era más complicada”.

“Ahora ya sabemos más cómo cuidarnos y quiero creer que la mayoría de la gente tiene los métodos de prevención más internalizados y puede extender esa comprensión y la actitud solidaria hacia la seguridad del otro cuando piensa en un encuentro sexual y en las infecciones que se pueden transmitir”, destacó..

“Los cuidados no están apareciendo porque aún falta tomar conciencia de los mismos y de la importancia de la responsabilidad que esto implica”, ahondó por su parte Ghedin. Para él, “si bien hay una falta de campañas de concientización en las ETS, control de la natalidad, educación sexual, falta la cuota de responsabilidad individual”.

 

En ese sentido, el especialista observó que ése es uno de los temas más relevantes que deja la pandemia: la importancia de esta responsabilidad individual más allá de las políticas de estado. “Somos una sociedad que tiene dificultades para aceptar las reglas o normativas que apuntan al cuidado personal y al bien común.

En la medida que no se revierta esta tendencia idiosincrática, la conducta seguirá siendo ‘pienso en mí, el otro no me importa’, como si pensar en forma egoísta nos preservara de la adversidad”, concluyó.

Fuente: INFOBAE

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