El surgimiento y la propagación acelerada del Covid-19 de carácter global ha obligado a la población mundial a adoptar medidas sanitarias distintas a las habituales, que han traído consigo resultados positivos respecto a la disminución de contagios, esto debido al uso correcto de mascarillas y guantes, así como otros medios de protección.

Sin embargo, a ríos, bosques, mares y humedales, también a calles, avenidas y carreteras llegan estos desechos de protección personal, que contaminan faunas y ecosistemas de forma desmedida.

¿Por qué protegernos del Covid-19 golpea el medioambiente? El más reciente estudio de la revista “Environmental Science & Technology” de la American Chemical Society, titulado “Covid-19 Repercusiones pandémicas en el uso y manejo de plásticos”, arrojó que “La mala gestión de los equipos de protección personal (EPP) durante la pandemia Covid-19, con un uso mensual estimado de 129 mil millones de máscaras faciales y 65 mil millones de guantes en todo el mundo, está dando lugar a una contaminación ambiental generalizada”.

Esta situación ha provocado gran alarma entre ambientalistas, médicos y defensores del medioambiente. La investigación además agrega que “esto supone un riesgo para la salud pública, ya que los residuos son un vector para el virus SARS-CoV-2, que sobrevive hasta tres días en plásticos, y también hay amplios impactos en los ecosistemas y organismos. La preocupación por el papel de los plásticos reutilizables como vectores del virus SARS-CoV-2 contribuyó a la reversión de las prohibiciones de los plásticos de un solo uso, altamente apoyados por la industria del plástico”.

Asimismo, advierte que cuando la pandemia concluya, la contaminación ambiental seguirá latente y será necesario realizar una evaluación para adoptar medidas que menoscaben el impacto de estos residuos en el ecosistema.

“Aunque no se subestima la importancia de los plásticos en la prevención de la transmisión Covid-19, es imperativo no socavar los recientes progresos realizados en el uso sostenible de los plásticos. Es necesario evaluar alternativas que permitan reducir los EPI (Equipo de Protección Individual) y reforzar la concienciación sobre el uso y la eliminación adecuada del público. Por último, será necesaria una evaluación de la contaminación y los impactos de los plásticos impulsados por la pandemia una vez que finalice el brote”, señala.

Recomendaciones

A raíz de esta visible problemática global, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) elaboró una ficha informativa de gestión de residuos de la Covid-19. Por ello, la directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Inger Andersen, precisó: “Nuestra respuesta es ayudar a los Estados Miembros a hacer frente a los desafíos inmediatos de la emergencia sanitaria, como el fortalecimiento de los sistemas de gestión de residuos”.

Mayor control

Los países deberían controlar los residuos utilizados para el combate de la Covid-19 maximizando el uso de soluciones de gestión de residuos disponibles, y al mismo tiempo, tratar de evitar posibles impactos a largo plazo en el medioambiente.

Pero ese esfuerzo tiene limitaciones. “Debido a la baja inversión en infraestructura básica, los países en desarrollo no tienen acceso a tecnología moderna para tratar los residuos médicos contaminados”.

Por consiguiente, plantean algunas soluciones provisionales, como los incineradores fabricados localmente, junto con la metodología 3S, modelos de legislación y la orientación sobre políticas que pueden ayudar a los países a institucionalizar la respuesta a la crisis, gestionar los niveles de contaminación del aire no solo con soluciones de gestión de residuos y control de emisiones, sino también con opciones de transporte y movilidad eléctrica y la metodología de Evaluación de la Sostenibilidad de Tecnologías (EST) que a su vez ayudará a elegir la Mejor Tecnología Disponible (MTD) para la segregación en origen y la disposición primaria.

“Para la destrucción de residuos o la recuperación de materiales”, señala la ONU.

República Dominicana

En marzo pasado la directora ejecutiva del Consejo Nacional de Zonas Francas de Exportación (CNZFE), informó que en la República Dominicana las empresas de dispositivos médicos producían unas 20,000 mascarillas diarias.

En septiembre pasado, el Sistema Nacional de Salud (SNS), entregó 300,000 cubre bocas en la jornada de “Ruta comunitaria en salud”, solo en los puntos de entrada y salida de la ciudad.
Habría que pensar en las utilizadas desde la llegada de la pandemia en marzo pasado, de lo cual no se tiene datos.
Estos insumos terminan en los zafacones, o a cielo abierto.

No existe ningún política para manejo de las mascarillas utilizadas más allá de “un desecho que termina en el zafacón. Ni pensar en la posibilidad de que los cabildos realicen algún tipo de clasificación pertinente de esos desechos para su disposición final.

Tampoco ha habido ningún programa de educación ciudadana que involucre a las personas sobre la materia. Lo que se plantea es que la protección necesaria contra este virus no debía convertirse en otro problema al ya tan maltratado medioambiente.

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