Ser adoptado, para muchas personas, representa un dolor en el corazón y en muchas ocasiones los jóvenes involucrados en estos hechos, nunca llegan a perdonar a sus padres por haber tomado la decisión de sacarlos de sus vidas.

La semana pasada, contamos cómo una madre que no podía cuidar a su hijo enfermo y decidió dejarlo en casa de una señora para que lo cuidara y posteriormente, el niño terminó siendo adoptado de una manera informal porque la madre biológica murió tras presentar una condición crítica de salud.

En esta última entrega, te traemos la experiencia del niño que creció en un hogar con personas ajenas a su entorno, pero que aun así los considera su familia biológica.

Marcos (nombre ficticio), tiene 35 años y al compartir con nosotros su experiencia como niño adoptado, nos cuenta que nunca se sintió fuera de lugar porque en su casa, jamás hubo ninguna diferencia entre sus hermanos de otra madre.

“Según dicen, mi madre me dejó en casa de Rosa (nombre ficticio) para que me cuidara, ellas habían llegado a un acuerdo porque su familia no quería cuidarme”, sostuvo.

Recuerda que cuando pequeño era muy enfermizo y asmático, y a pesar de que la mujer que lo trajo al mundo iba diligentemente a buscarlo todos los días tras salir del trabajo, un día jamás volvió por él y eso nunca le ha dado tristeza.

Con nostalgia, cuenta que Rosa estaba un poco temerosa, porque cuidarlo en la condición de salud que estaba, representaba un riesgo.

“Ella me dice que nunca le costó cruzar el puente caminando para hacerme remedios naturales o amanecer conmigo en un hospital, para mi ella es y siempre será la mujer que Dios quiso que me criara”.

Relató que de acuerdo a las anécdotas que le cuenta su madre, cuando lo tuvo en sus brazos hubo una conexión y una química que solo existe entre una madre y su hijo.

Expresa que viviendo con Rosa le pasaron muchas cosas y una de ellas es que la familia lo aceptó desde el primer momento: “Fue tanta la aceptación que nunca he sentido diferencia por parte de ningunos, porque hasta el perro me asumió como tal”.

Con una sonrisa, recuerda los momentos que vivió con sus hermanos y expresa que fueron los instantes más felices de su niñez porque a pesar de que decían que él era el favorito, por ser el más pequeño, siempre lo cuidaron y el amor nunca le faltó.

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“Peleábamos normal, nunca hubo diferencias, el trato siempre fue el mismo para todos. Siendo adultos, hay veces que las hijas de mamá Rosa, no saben cómo llamarme, si hermano o sobrino, pero el simple hecho de saber que ellas están ahí para apoyarme, es suficiente para ser feliz”.

Explicó que no recuerda el rostro de su madre biológica y que nunca le ha hecho falta. Entiende que ella lo trajo al mundo porque Dios quería que terminara en casa de Rosa. “Él tenía otro propósito para nosotros y no soy quien para negar eso”.

Con toda seguridad dice que se siente orgulloso de la familia que le ha tocado y que lo más importante de todo es que acepta su historia y es feliz con ella.

Actualmente, Marcos es un medico con especialidad en nutrición. 

«Entre él y los demás no hay diferencia”

Para Rosa, criar a Marcos ha sido una de las mejores experiencias de su vida, por lo que asegura que no la cambiaria por nada el mundo.

La primera conexión que tuvo con el infante, y la razón primordial por la que decidió cuidarlo, fue porque cuando se negó a quedarse con el bebé, este la miró a los ojos y empezó a llorar.

Al tomarlo en sus brazos, manifiesta que le advirtió a la madre biológica del niño, que este estaba enfermo, pero la mujer le prometió que solo lo cuidaría hasta la tarde.

“Pasaron dos semanas y luego de eso ella no volvió. Mi hijo casi se muere, él se apretaba mucho del pecho, pero gracias a Dios con el tiempo se curó».

Tras ella quedarse de manera informal con la custodia del niño, se enteró que la mamá de este había salido embarazada nuevamente y que su salud había desmejorado mucho.

Manifiesta que la mujer estaba trabajando y que, al dar a luz, estuvo varios días en el hospital durmiendo en el piso, y cuidando al niño que le había nacido, enfermo y murió.

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Antes de morir sus palabras fueron las siguientes:

“No le quiten el niño a Rosa, ese es su hijo”

Padre reclama custodia 

Después haber criado al niño, el padre biológico de este fue a la casa de Rosa a pedirlo. Cuenta que se llenó de impotencia al ver el abuso que estaban cometiendo con ella.

«Yo le dije que no lo daba, que mejor íbamos a justicia y el me lo arrebato, y yo le rompí hasta la camisa», expreso con indignación.

A pesar de esta situación, el niño iba todos los días a la casa de Rosa y dice la reconoce como su única madre.

«Aunque yo no lo haya traído a este mundo, ese es mi hijo y entre el y los demás, no hay ninguna diferencia».

En el país, no hay estadísticas que muestren la cantidad de adopciones informales o que expliquen cuales fueron por violación o incesto 

A propósito de la discusión que aun existe para que se apruebe el aborto en sus tres causales, son muy pocas las estadísticas que existen en el país sobre la cantidad de niños que son dados en adopción cuando la madre decide tener al bebé sin importar la razón por la que haya salido embarazada.

Las 3 causales son las siguientes: 1. Producto de una violación o incesto, 2. Cuando el embarazo pone en peligro la vida o la salud de la madre y 3. Por malformación incompatible con la vida.

A pesar de esto, son cientos las denuncias que se reciben en la Procuraduría General de la República por incesto y violación. De enero a diciembre del 2020, esta institución recibió un total de 975 denuncias por violación sexual.

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Con relación a los incestos, la cantidad fue 288.

Al consultar el Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (CONANI) recibimos un informe donde se explica la cantidad de adopciones que se realizaron en el país desde el 2010 hasta el 2020, pero no existe un registro de las que fueron realizadas por las causas ya mencionadas.

De acuerdo a esa información, la cantidad que fue depositada en ante los tribunales en este periodo de diez años fue de 873, de las cuales 634 (72.62%) fueron nacionales y 239 (27.38%) internacionales.

Con relación al sexo de los adoptados, la cantidad de niñas en el país supera a los varones con 350, mientras que cuando son elegidos para el extranjero los niños llevan la delantera con 141.

Dentro de este período, el 2019 fue el año en el que más procesos de adopción se completaron con 132, seguido del 2018, con 116, y 2016, con 85.

La adopción en República Dominicana, tanto nacional como internacional, se rige mediante el Código para el Sistema de Protección y los Derechos Fundamentales de los Niños, Niñas y Adolescentes, Ley 136-03.

Esta ley, en su artículo 11, define la naturaleza de la adopción como “una institución jurídica de orden público e interés social que permite crear, mediante sentencia rendida al efecto, un vínculo de filiación voluntario entre personas que no lo tienen por naturaleza”.

En República Dominicana existen cuatro tipos de adopciones: la privilegiada nacional, la privilegiada por filiación desconocida, privilegiada internacional y privilegiada internacional por filiación desconocida.

«El aborto nunca fue una opción»

En nuestro país, las violaciones sexuales son más comunes de lo que imaginamos. Son muchas las mujeres que han sido abusadas durante su niñez, adolescencia o siendo adultas y que, por no pasar por la “vergüenza” de contar su historia, prefieren callar, y en ocasiones, cuando acuden por ayuda, son ignoradas por nuestras autoridades.

Muchas de esas mujeres quedan embarazadas producto de la agresión, unas deciden quedarse con el bebé, otras llegan al final del embarazo para luego darlo en adopción y algunas deciden abortar.

Hace 17 años que Martha (nombre ficticio), tuvo que pasar por una de las peores experiencias para una madre, enterarse de que su hija, quien tiene discapacidad mental y sufre de epilepsia, había sido violada y que tenía cuatro meses de gestación.

“Me di cuenta de que mi hija estaba embarazada porque no le había llegado la menstruación, cuando la llevé al médico le hicieron una prueba de la orina y salió con cuatro meses de embarazo”, cuenta en medio de llanto.

El embarazo fue toda una odisea porque su hija no dejaba que los médicos la chequearan durante la consulta pero, a pesar de esto, los doctores le dieron el mejor de los tratos para que la criatura  que venía en camino, naciera sana.

Al momento de su hija quedar embarazada tenia unos 18 años.

A pesar de los días de angustia que vivieron, aseguran que el aborto nunca fue una opción y que en las reuniones familiares llegaron a la conclusión de que practicarle un aborto sería un crimen.

Martha espera que ninguna madre pase por la situación que ella tuvo que atravesar, por lo que las invita a buscar ayuda en las autoridades para que el culpable no quede sin castigo.

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