A propósito de las noticias en los medios de comunicación dominicanos sobre los esfuerzos por recuperar el cemí de algodón taíno que se conserva en el Museo Arqueológico de Turín, se ofrecen algunas recomendaciones sobre el término cemí.

El sustantivo cemí se refería en lengua taína, como registra la obra Palabras indígenas de la isla de Santo Domingo, de Emiliano Tejera, a una deidad indígena, así como a la figura que la representa, tallada en piedra, madera o elaborada con materiales textiles. En su presencia en las crónicas de Indias el sustantivo se registra con varias grafías: cemí, zemí, semí, ceme, zeme. Como término taíno incorporado al español, se conservan las grafías cemí, más frecuente, y zemí.

El sustantivo cemí, escrito con inicial minúscula por su condición de nombre común, es un tainismo incorporado plenamente a la lengua española, por lo que no es adecuado distinguirlo con cursivas o comillas y debe escribirse con tilde en la  por ser una palabra aguda terminada en vocal: «El Ministerio de Cultura informó que realizan todos los esfuerzos para que sea devuelto a la República Dominicana el único cemí taíno de algodón existente en el mundo», «Estamos uniendo esfuerzos con nuestra embajada en Italia, a través del embajador Tony Raful, para hacer las diligencias de recuperar el cemí», «El profesor y escritor italiano defiende la profesionalidad italiana para el cuidado del zemí y aboga por su regreso a la República Dominicana». Su plural habitual es cemíes: «Entre esas piezas hubo innumerables cemíes que desaparecieron».

En el ámbito histórico y arqueológico se utilizan algunos términos especializados derivados del vocablo cemí, tales como el adjetivo cemiista (que debe escribirse sin tilde por tratarse de una palabra llana acabada en vocal), referido al ritual donde se utilizaba un cemí, o el sustantivo cemiificación, para designar el proceso de elaboración de un cemí a partir de la figura de un cacique fallecido.

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