Acuacultura de RD ha estado nadando por años en rezago

Entre empresarios locales y extranjeros existe gran interés por la acuacultura dominicana y a nivel del país hay condiciones -tanto territoriales como de mercado- que garantizan posibilidades de éxito para aquellos que opten por incursionar en el negocio.

Aunque desde el Gobierno hay esfuerzos y buena señal, ADOA quiere ver un mayor accionar desde el Codopesca

Entre empresarios locales y extranjeros existe gran interés por la acuacultura dominicana y a nivel del país hay condiciones -tanto territoriales como de mercado- que garantizan posibilidades de éxito para aquellos que opten por incursionar en el negocio.

Pero esa actividad -aunque desde el Estado se intenta darle empuje con proyectos muy puntuales- ha estado envuelta en el rezago. En general, en República Dominicana hay una capacidad instalada de unas 450 hectáreas de estanques en tierra, de las cuales cerca de 150 son irrecuperables y están abandonadas, con pocas probabilidades de reactivación, de acuerdo con informaciones de la Asociación Dominicana de Acuacultores (ADOA).

Actualmente existen unas 120 granjas, la mayoría de micro productores, con espejos de agua de entre los 1,000 y 5,000 metros cuadrados, pero de ellas aproximadamente unas 70 están en producción, aunque por debajo la capacidad instalada. Las otras 50 están fuera de operación.

Los números evidencian que las importaciones han tenido campo abierto. Las cifras de la ADOA indican que la pesca en las aguas marinas y en el interior se va reduciendo de forma sostenida. El pasado año las capturas de pesca rondaron las 9,000 toneladas métricas, las importaciones totalizaron las 35,000 toneladas métricas y la producción en acuicultura no llegó a las 1,500 toneladas métricas. El consumo anual –sumando todo eso- alcanzó las 45,500 toneladas métricas, si se parte de los números que maneja la ADOA.

Una parte importante del interés que tienen los potenciales acuicultores y empresarios locales y extranjeros se centra en la producción del Pangasius (llamado mero basa), en la tilapia gris y roja, en las carpas y en los langostinos de agua dulce, para comercialización en el mercado interno y en el de exportación.

Hasta el momento, en República Dominicana hay una sola granja que exporta hacia Estados Unidos, que es Value Aquaculture, ubicada en Copeyito, Nagua, según la ADOA.

“Si bien existen excelentes oportunidades para la producción en el 100% del territorio nacional y si bien tenemos mercado, tanto aquí, como fuera del país, algunos escollos impiden el crecimiento y el alcance de la estabilidad y la sostenibilidad de la producción del subsector acuícola”, plantea Máximo Nicolás, presidente de ADOA.

Desde su punto de vista, los tres retos clave para el despegue definitivo del subsector son: capacitación constante, acceso a financiamiento blando y que lleguen los inversionistas y el acompañamiento técnico de las agencias estatales. “Las fallas en la producción primaria son el talón de Aquiles”, asegura.

El Gobierno –a través de las visitas sorpresa, ha dirigido la mira hacia la piscicultura. En general, el Fondo Especial para el Desarrollo Agropecuario (FEDA), uno de los brazos del actual gobierno en lo que respecta a respaldo de la producción, ha ido trabajando con 23 proyectos de piscicultura en diferentes provincias. Entre esas provincias están Bahoruco, Barahona, San Cristóbal, María Trinidad Sánchez, Samaná, Santo Domingo, Monseñor Nouel, Sánchez Ramírez, Azua, San Pedro de Macorís, Hato Mayor y La Altagracia.

Los números que maneja el FEDA indican que en 12 proyectos de crianza de peces se ha financiado un monto de RD$107.5 millones y los beneficiados directos han sido 708. Los proyectos de pesca a mar abierto han sido once, implicado un financiamiento de RD$85.2 millones y los beneficiarios directos han sido 650. Dentro de las prioridades existentes en el subsector acuícola están el fortalecimiento del Consejo Dominicano de la Pesca (Codopesca), la designación de un encargado provisional de la oficina de acuicultura, la contratación de personal técnico nuevo para ejecutar los trabajos de extensión en lo concerniente a acompañamiento de los micro y pequeños productores y la actualización del censo de acuacultores. Las estadísticas existentes hasta ayer no son tan frescas. Eso lo reconoce la propia ADOA.

“La falta de vehículos es una acuciante deficiencia del Codopesca. Hemos estado proponiendo que se adquieran cinco motocicletas para los cinco técnicos propuestos, con baúl y total equipamiento para el trabajo de extensionismo, entre muchos otras propuestas realizadas, pero no se hace caso a eso”, dijo la asociación que agrupa a los acuacultores. Y agregó que sin ese apoyo técnico se hará bastante difícil a los micro/pequeños acuicultores desarrollar sus proyectos con eficiencia, rentabilidad y sostenibilidad. “El país se pierde de eso”, apuntó.

ADOA pide también que haya facilitación y agilización para las gestiones tanto de importación de insumos y equipos y para los procesos de exportación de productos de la acuicultura nacional.

“Necesitamos agilización para el otorgamiento de la licencia para explotación y comercialización y que se establezca también una tarifa consensuada para esta licencia”, le dijo Nicolás a elCaribe.

Sobre las visitas sorpresa, ADOA considera que el programa es de interés para el desarrollo del subsector acuícola y las regiones donde se han realizado las inversiones.

Sin embargo, aconseja reforzar ese programa debido a la falta de conocimientos de muchos de los beneficiarios, a los escollos a vencer en algunos de los 12 proyectos financiados y a la falta de programación correcta, acompañamiento técnico (extensión) y auditoría regular.

“Consideramos pírrica la suma hasta ahora asignada al desarrollo de la acuicultura, la cual está llamada a ir sustituyendo cada vez más rápido los productos pesqueros de nuestras pobres aguas marítimas territoriales, con relación al total del financiamiento otorgado por este programa”, dijo Máximo Nicolás.

“En mi opinión, en estos momentos, y debido al gran retraso que tiene la acuicultura dominicana con relación a Centro y Suramérica, es más importante la sostenibilidad de las granjas en su producción, que las respuestas a los financiamientos otorgados por la banca pública. Es más, aun donando las inversiones el país ganaría por mucho”, dijo.

Sobre la formulación de nuevos planes estratégicos, el representante de los acuacultores dijo que esa organización está hasta la coronilla de toda esa teoría. “Considero que no se hace necesario invertir ni un solo chele más en ese aspecto. Lo que se requiere es aportar los recursos necesarios para la inmediata implementación de las acciones que se recomiendan en dichos planes.

ADOA calcula que con unos RD$60 millones en cuatro años se podría lograr una profunda reingeniería a lo interno del Codopesca. “Mucho lo necesita”, dijo Nicolás. Y agregó que se requiere de unos RD$400 millones para los próximos cuatro años en financiamiento en condiciones preferenciales para micro y pequeños acuicultores que irían a producción primaria, poscosecha y comercialización.

Según la ADOA, la mayoría de las granjas producen en semintensivo bajo (-600 gramos por metro cuadrado), 1.5 unidades por metro cuadrado, así como semintensivo medio, equivalente a dos kilogramos por metro cuadrado y cinco unidades por metro cuadrado.
Tres granjas producen langostinos de agua dulce en policultivo con otras especies de peces. Además hay producción en Pacú.

Unas 12 granjas de producción intensiva en jaulas flotantes son parte de la infraestructura nacional, de las cuales nueve han sido apoyadas por el programa de las visitas sorpresa, y el resto por iniciativa privada. Un documento colgado en la página de internet del Codopesca resume las actividades desarrolladas durante los años 2010, 2011 y 2012.

Un buen momento y luego un declive

La acuicultura en el país inició en la década de los 50 por iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), acompañada por el establecimiento de la primera finca experimental en Nigua, San Cristóbal. En esa etapa fue introducida la tilapia, la lobina y la carpa común (Ciprinus carpio). Contando desde ese inicio hasta el año 2000, el pico de la acuicultura en el país se logró en la década de los 90, cuando se registraron alrededor de 70 granjas operando y produciendo. En ese período fue introducido el camarón marino Litopenaeus vannamei. En el 2000 se produjo un declive en la producción causado por múltiples razones. La principal fue la falta de crédito bancario en años previos.

Aval de OEA
ADOA propone un plan para certificar al Codopesca y a las granjas como Operador Económico Autorizado (OEA) de Aduanas.

Posted in Destacado, DineroEtiquetas

Más de destacado

Más leídas de destacado

Las Más leídas