Con él se cerrará un ciclo de grandes peloteros que a la vez fueron parte esencial del espectáculo de la MLB

Albert Pujols es el último, no de los mohicanos, como la famosa película, pero sí de las generaciones doradas de luminarias que el país ha tenido en las Grandes Ligas desde la década de los ´90.

Sammy Sosa, Álex Rodríguez, Manny Ramírez, Vladimir Guerrero, David Ortiz, Adrian Beltré y Pedro Martínez, entre otros, forman parte de los que antecedieron la llegada de Pujols en 2001, llegando a coincidir con el hoy designado de los Angelinos de Los Ángeles de Anaheim en lo que constituye un período sin par en la historia de la participación criolla en las Mayores.

Pedro y Vladimir ya están en el Salón de la Fama de Cooperstown, donde esperan por el arribo de más compatriotas en el siguiente lustro. Hasta que aparecieron estos monstruos, Juan Antonio Marichal Sánchez era el único quisqueyano con asiento de lujo en el llamado “Templo de los Inmortales”. Esa sequía la rompió Martínez en 2015 y después se sumó Vladimir en 2018.

Otros dominicanos poseen los registros estadísticos para el máximo honor de la MLB, pero existen circunstancias que van en su contra y por ello no hay más hijos de esta tierra con placas en el pequeño poblado del estado de Nueva York que exhibe la gran historia del béisbol profesional.

Pujols, dueño de logros como abundan las hojas sueltas en otoño, es un pelotero activo que tiene el sello de Cooperstown en su espalda. No muchos obtienen ese privilegio de antes de marcharse del negocio saber que cinco años después del último partido van a la inmortalidad.

Un reto grande

Albert se encuentra bajo contrato hasta 2021, lo que indica que jugará dos temporadas más siempre y cuando decida honrar la totalidad de su pacto con los Angelinos, que fue por 10 campañas y 240 millones de dólares.

Su adiós presentará a la vez un reto para los dominicanos que se han establecido en estaciones recientes en la MLB. Una cosa es tener talento, como de hecho lo poseen los jóvenes del patio que acaparan titulares por sus respectivos desempeños cuando en su mayoría no llegan a los 25 años, y la otra que cuando se diga “grandes ligas” haya que mencionar por obligación a los criollos que son de los dueños del negocio.

Sosa, Álex, Manny, Pedro, Vladimir, Ortiz, Beltré, Alfonso Soriano, Miguel Tejada, Moisés Alou, Robinson Canó, y Aramis Ramírez, entre otros, eran asiduos visitantes a los Juegos de Estrellas, varios de ellos imanes de fanáticos que iban a los estadios a verlos o buscaban sus juegos para observarlos por televisión.

Sammy Sosa fue un fenómeno y pocas veces se han esperado tanto los cinco días entre una salida y otra como era el caso con Pedro “El Grande”, que era el apodo de Martínez. Manny cautivaba la afición por su prodigioso bate, Álex era en un momento el mejor pelotero y David Ortiz supo poner a cientos de miles de personas a sus pies.

Sin duda que estos jóvenes de hoy día tienen unos espacios grandes por llenar. Como si fuese un guión de Hollywood, Pujols cierra esa cosecha. Es “salón de la fama” dentro y fuera del terreno.

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