Este lunes Santo Domingo estará más vacío, y se sentirá en el aire la ausencia de nuevos amigos: los escritores que la Fundación Centroamérica Cuenta y la Fundación René del Risco, trajeron al festival que le ha dado nueva vida a la Ciudad Primada del Nuevo Mundo.

Sergio Ramírez, Claudia Neras y Minerva del Risco, merecen una gran ovación por la buena organización y el aportado a la vida cultural de Santo Domingo, que ha significado el Festival Centroamérica Cuenta.
Este domingo, a las 11:00 am, en el Centro Cultural de España, tuvo lugar el panel “El canon imposible: la literatura en español sin perspectiva nacional, en los 75 años de Cuadernos Hispanoamericanos”.

Rubén Gallo, el mexicano que condujo el panel se refirió a la revista Vueltas, como una revista de autor que era una extensión de la obra de Octavio Paz, fallecido en 1998. Mencionó la Revista de Occidente como una revista filosófica; “en cambio Cuadernos Hispanoamericanos es de poetas, escritores, etc”, mencionó.

El poeta español Luis García Montero habló de los 75 años de Cuadernos Hispanoamericanos. Del poeta Luis Rosales, su relación con él. Del papel de García Lorca siendo un enemigo del franquismo y siendo la revista una creación franquista. La época de Felix Grande y su relación con Onetti, Sábato o Borges, que establecía un diálogo mas allá del oficial, a nivel de sociedad. Recordó que en 1990 coordinó un número de la revista sobre la Generación del 27. “En el mundo de la diplomacia cultural la literatura, y los autores juegan un papel cardinal. Ahora hay una agilidad cultural muy importante. El mundo universitario merece una revista suya. Que consolide todo el diálogo universitario en español”, dijo.

“Hoy cualquier intento de establecer un canon desde España (que significa el 8% de la población total de Iberoamérica) es ridículo”, aseguró. Agradeció a la Agencia de Cooperación mantener la revista impresa. “Hay que mantener la apuesta por un canon imposible”, resumió.

Carol Zardetto de Guatemala habló de su relación personal con las revistas literarias. Mencionó The New York Times Review como la primera revista que leyó y sigue leyendo. Se refirió al final sobre El Acordeón, la revista literaria del periódico guatemalteco que acaba de desaparecer (por presiones políticas) y que cada domingo era esperada de manera gratuita por todos. Fue lo primero que hicieron desaparecer. En otra intervención dijo que lo digital es necesario. “Me parece lindo que pueda solicitar un libro a cualquier parte del mundo”.

Mientras que el mexicano Emiliano Monge, dijo que es más de hemerotecas. No era fácil leernos entre nosotros mismos, eso era posible gracias a una revista española Cuadernos Hispanoamericanos.
Santiago Herrera, director de la Agencia de Cooperación Iberoamericana, habló de cómo lo digital ha permitido que llegue a todos los rincones del mundo. Tenemos que conservar la de papel y ser más fuertes en lo digital.

Monge recordó cómo “los cambios los hacemos nosotros mismos”. Contó la anécdota de Platón y las siete copias de una publicación, por lo cual decía que esto “significaba el fin de la cultura”. Propuso hacer un número de CH con lo que las pluralidades dejaron fuera de sus publicaciones de autores de la literatura latinoamericana.

Venta de libros mejora en Cuesta Libros

Algo ha mejorado la venta de libros en Cuesta Libros por estos días. Títulos de casi todos los escritores presentes fueron puestos a la venta, algunos con lanzamientos especiales. Como fue el caso del poemario “Un año y tres meses” de Luis García Montero, quien conversó con Soledad Álvarez y la española Berna González Harbour, sobre la creación de este libro inspirado por el fallecimiento de su esposa, la también escritora Almudena Grandes. Antes “cuando todavía había la posibilidad de llegar a algún lugar y llamar a casa y decir he llegado bien; y la locura de llegar y no tener a quién llamar por teléfono”, contó, antes de leer el poema “De Madrid a Lima”. Y el poema terminaba diciendo: “Llamaré cuando llegue al hotel / pára decirte que estoy en Lima / que el viajar me cansa./ Pero el vuelo ha sido bueno. / Que todo está tranquilo./ Que tengo ganas/ de volver a casa”.

Contó como se disfrazó de médico para pasar la noche de fin de año junto a Almudena, operada e interna en un hospital de Madrid. Leyó el poema que da título al libro y que termina diciendo: “Estos días que ya son,/ ahora, / recordados, / los más felices de mi vida”.

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